Dominion es un documental australiano rodado por Chris Delforce que
transcurre en su mayor parte en Australia, más concretamente en los mataderos
que abastecen la industria cárnica de dicho país.
Ese dominio al que alude el título se basa en tres
pilares: la superioridad moral del hombre sobre otras especies, la fuerza bruta y
la ciega complicidad por parte del consumidor (amparado en el «ojos que no ven,
corazón que no siente»).
Joaquin Phoenix, Rooney Mara, Sia, Sadie Sink y Kat Von D prestan su voz a este documental, coproducido por Shaun Monson, el director de una cinta anterior de idéntica temática, Earthlings (Terrícolas) (2005), y por una larga lista de crowdfunders.
Joaquin Phoenix, Rooney Mara, Sia, Sadie Sink y Kat Von D prestan su voz a este documental, coproducido por Shaun Monson, el director de una cinta anterior de idéntica temática, Earthlings (Terrícolas) (2005), y por una larga lista de crowdfunders.
La película está estructurada en unidades más pequeñas
dedicadas a cada especie, con datos referidos a Australia y otros países
anglosajones, y también China, pero extrapolables a otros lugares del mundo.
Vacas, conejos, ovejas, cerdos, pollos, pavos… pero también caballos, perros,
gatos, animales de circo, animales exóticos, camellos, galgos, delfines,
salmones… Allá donde el hombre pueda obtener un beneficio económico habrá
explotación en forma de maltrato sobre algún animal. Para los amigos de los
números: «A lo largo de nuestra historia, 619 millones de humanos fueron aniquilados
durante las guerras. Matamos el mismo número de animales cada 3 días, y esto
sin contar peces y otros animales del mar cuyas muertes son contabilizada por
toneladas». Pese a todo, los humanos seguimos justificando la agricultura
animal. Es algo tan normal, necesario y natural que ni siquiera nos lo
cuestionamos, se da por hecho. Además, somos más inteligentes, más fuertes…
Esta justificación no es nueva: ya fue usada por el hombre blanco para
esclavizar al hombre negro; por los nazis para matar a los judíos; por los
hombres para silenciar y oprimir a las mujeres.
La mirada animal nos interpela al principio de cada
sección. Si uno aguanta esa mirada por algún tiempo, descubrirá que hay algo en
esos ojos que nos produce perplejidad, también tristeza. Detrás de esos ojos
hay una vida que siente, que ama, que sufre… un ser vivo, en definitiva, no muy
diferente a nosotros. Solo que esos animales nacen, crecen, son engordados y
luego aniquilados en los mataderos. Mataderos que a menudo son contemplados desde
arriba, a ojos de un ser superior, mediante espectaculares tomas aéreas rodadas
con drones. Edificios y movimientos de masas que nos recuerdan a los campos de
concentración nazis instalados en el imaginario colectivo. Bellas imágenes que
ocultan todo el horror encerrado entre esos muros. Gas letal, pistolas de bala
cautiva colocadas a corta distancia de la cabeza del animal, puñetazos y
patadas propinados por matarifes desquiciados, baños de agua electrificada,
cuchillos afilados, hachas, martillos, degüellos, picotazos, canibalismo… cualquier
instrumento o técnica capaz de matar es válido, incluso bienvenido, en una
industria cuyo fin último es justamente ese: matar animales. Cuerpos
hipertrofiados por el exceso de alimentación y de luz eléctrica, gritos de
dolor, estrés, heridas mortíferas, terneros apartados de sus madres nada más
nacer, pollos sacrificados por improductivos, hembras convertidas en máquinas
de parir... Y todo ello en medio de abundante materia fecal, untuosa metáfora
de la industria cárnica, que hace que el espectador casi pueda sentir el
mefítico olor del amonio.
Otras veces somos más piadosos: jaulas más grandes, más
espacio vital, un gas menos doloroso… pero en lo esencial nada cambia: se trata
de matar a alguien que quiere vivir.
Todo eso es lo que nos muestra Dominion, un
espectáculo no apto para todos los gustos que se propone removernos las tripas,
sacudir la conciencia del espectador y hacerle reflexionar sobre la
responsabilidad que cada uno tiene, incluso aunque mire hacia otro lado, en una
masacre de proporciones gigantescas. Como dijo Ralph Waldo Emerson:
«Acabas de cenar, y no importa que el matadero esté escrupulosamente escondido
a miles de kilómetros, hay complicidad».
Dominion se puede
descargar gratis en: https://www.dominionmovement.com/download
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