"Grandeur nature" - 89 min. - Año 1973
Película con guión del propio Berlanga (uno de los tres directores más importantes del cine español junto a Buñuel y Erice) y del genial Rafael Azcona.
París. Michel, un hombre de 45 años (interpretado magistralmente por Michel Piccoli), es un dentista casado y al que se le dan bien las mujeres. Cierto día recibe un paquete enorme: se trata de una muñeca de poliuretano de tamaño natural y de apariencia muy real. A partir de aquí su vida irá cambiando radicalmente, centrándose cada vez más en la muñeca, en su relación con ella, en complacerla... abandonando progresivamente todo lo que había sido su anterior vida: su esposa, su trabajo, la familia... La nueva relación amorosa no está exenta de todo lo que tiene que haber en una relación: sexo, celos...
Fábula sobre la incomunicación, el sexo, la perversión, la imposiblidad del amor... donde no faltan los habituales planos-secuencia del director, ni sus escandalosas escenas de grupo como esa secuencia, hacia el final de la película, en que el piso de Michel se ve inundado de un grupo de ruidosos españoles con comida y música típica del país. Sólo se echa de menos la expresión "imperio austro-húngaro".
París. Michel, un hombre de 45 años (interpretado magistralmente por Michel Piccoli), es un dentista casado y al que se le dan bien las mujeres. Cierto día recibe un paquete enorme: se trata de una muñeca de poliuretano de tamaño natural y de apariencia muy real. A partir de aquí su vida irá cambiando radicalmente, centrándose cada vez más en la muñeca, en su relación con ella, en complacerla... abandonando progresivamente todo lo que había sido su anterior vida: su esposa, su trabajo, la familia... La nueva relación amorosa no está exenta de todo lo que tiene que haber en una relación: sexo, celos...
Fábula sobre la incomunicación, el sexo, la perversión, la imposiblidad del amor... donde no faltan los habituales planos-secuencia del director, ni sus escandalosas escenas de grupo como esa secuencia, hacia el final de la película, en que el piso de Michel se ve inundado de un grupo de ruidosos españoles con comida y música típica del país. Sólo se echa de menos la expresión "imperio austro-húngaro".
