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"LA COMEDIA HUMANA" - WILLIAM SAROYAN


Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
http://larepublicacultural.es/article3765.html?var_mode=calcul 

Editorial Acantilado. 210 páginas.
La novela transcurre en Ithaca, un pequeño pueblo en California, donde asistimos a las relaciones que se establecen entre algunos de sus habitantes; mientras, en algún lugar impreciso y lejano está teniendo lugar la Segunda Guerra Mundial.
Los 39 capítulos que componen esta obra del escritor estadounidense (de origen armenio) poseen tal autonomía que casi podrían leerse por separado, como relatos.
El protagonista es Homer Macauley que, pese a ser apenas un adolescente, entra a trabajar en la Oficina de Telégrafos del Señor Spangler, como mensajero, para poder llevar algo de dinero a un hogar donde falta el padre. El propio Saroyan, cuando abandonó los estudios a los quince años, había trabajado, entre otras muchas ocupaciones, en una oficina de correos. Homer simultanea su tarea de entregar a domicilio los telegramas recibidos con sus estudios en el colegio. Tiene como compañero en la oficina al viejo telegrafista Grogan, tan buena persona como borrachín. Y es que ése, el beatífico (ingenuo por momentos), es el tono que emana de la novela, el que impregna a todos los personajes: sencillos, buenas personas, trabajadores, sin grandes pretensiones... Este es un rasgo que suele definir a los personajes de Saroyan: el amor, la fraternidad, pueden salvar el mundo.
Homer se irá convirtiendo en un mensajero de la Muerte: tendrá que llevar telegramas a las familias donde se comunica la muerte de algún hijo enviado a la guerra. Las nuevas experiencias irán marcando su transición del mundo de los niños al de los adultos.
Las historias, las anécdotas, se entrelazan en Ithaca, microcosmos metáfora de un orbe mayor. Ahí está la familia Macauley: Marcus, el hermano mayor, haciendo la guerra en algún lugar lejano, enviando cartas a su familia; su hermano pequeño, Ulysses, dotado de una curiosidad insaciable; su hermana Bess y Mary (la que ha de ser su cuñada); y, por último, la madre. Pero también hay otros personajes: el tonto Lionel Cabot, que nadie quiere jugar con él; la vieja profesora Hicks, intentando inculcar valores entre el alumnado; el señor Covington, armenio y propietario de una tienda; August Gottlieb, vendedor de periódicos y líder de una pandilla de adolescentes...
Y, sin embargo, el gran personaje de La Comedia Humana es la guerra, o más bien la sombra de la guerra. El enfoque de Saroyan es antibelicista: es una guerra loca, fratricida (pues todos los hombres son hermanos) y sin sentido.
Si bien la novela termina con un final previsible, la genialidad de Saroyan consigue que sea un final original.
En cuanto al estilo: la prosa de William Saroyan es ágil, sus personajes están dotados de humanidad y verosimilitud, los diálogos son creíbles (con un excelente uso de la repetición), el humor de algunas escenas es impagable...
Aprovecho para recomendar otro de sus libros, uno de relatos: Me llamo Aram (también conocido por Mi nombre es Aram), donde el autor nos habla de su familia armenia, los Garoghlanian.

"SABIOS CONSEJOS PARA EL VIAJERO NORTEAMERICANO" - William Saroyan

(extraído de "Me llamo Aram")

Un año mi tío Melik viajó de Fresno a Nueva York. Antes de subir al tren su tío Garro le hizo una visita y le previno de los peligros de viajar.
- Cuando subas al tren- le dijo el anciano-, escoge con cuidado tu asiento, siéntate, y no mires alrededor.
- Sí, tío- dijo mi tío.
- Momentos después de que el tren se haya puesto en marcha- dijo el anciano-, dos tipos con uniforme se acercarán por el pasillo y te pedirán el billete. No les hagas caso. Serán impostores.
- ¿Y cómo lo sabré?- preguntó mi tío.
- Lo sabrás- dijo el anciano-. Ya no eres un niño.
- Sí, tío- dijo mi tío.
- Cuando aún no hayas recorrido ni treinta kilómetros, un joven amable se acercará a ti y te ofrecerá un cigarrillo. Dile que no fumas. El cigarrillo llevará droga.
- Sí, tío- dijo mi tío.
- Cuando te dirijas al vagón restaurante una joven muy bonita se tropezará contigo intencionadamente y casi te abrazará- dijo el anciano-. Se deshará en disculpas y te parecerá muy atractiva, y tu impulso natural será cultivar su amistad. Vence tu impulso natural y entra y come. La mujer será una aventurera.
- ¿Una qué?- dijo mi tío.
- Una puta- gritó en anciano-. Entra en el vagón restaurante y come. Pide los mejores platos, y si el vagón está lleno, y la joven bonita se sienta frente a ti en la misma mesa, no la mires a los ojos. Si habla, tú hazte el sordo.
- Sí tío- dijo mi tío.
- Hazte el sordo- dijo el anciano-. Es la única manera de librarte.
- ¿De librarme de qué?- preguntó mi tío.
- De un lío tremendo- dijo el anciano-. Yo he viajado y sé de qué hablo.
-Sí, tío -dijo mi tío.
-Dejemos ya el tema -dijo el anciano.
-Sí, tío -dijo mi tío.
-No volvamos a sacar el tema -dijo el anciano-. Ya estaá todo dicho. Tengo siete hijos. He tenido una vida plena y honrada. No le demos mayor importancia. Tengo tierras, vides, árboles, ganado y dinero. Todo no se puede tener..., salvo durante un día o dos.
-Sí, tío -dijo mi tío.
-Cuando salgas del vagón restaurante para volver a tu asiento- dijo el anciano-, pasarás por el vagón de fumadores. Allí habrá una partida de cartas empezada. Los jugadores serán tres tipos maduros con los dedos llenos de anillos caros. Al verte te saludarán con simpatía y uno de ellos te invitará a entrar en la partida. Tú sólo diles: «No hablar inglés.»
-Sí, tío -dijo mi tío.
-Eso es todo -dijo el anciano.
-Muchas gracias -dijo mi tío.
-Sólo una cosa más -dijo el anciano-. Cuando te acuestes por la noche, saca tu dinero del bolsillo y mételo en uno de tus zapatos. Esconde el zapato debajo de la almohada, mantén la cabeza sobre la almohada toda la noche, y no duermas.
- Sí tío- dijo mi tío.
- Eso es todo- dijo el anciano.
El anciano se marchó y al día siguiente mi tío Melik subió al tren para cruzar los Estados Unidos hasta Nueva Cork. Los dos tipos con uniforme no eran impostores, el joven del cigarrillo con droga no apareció, la joven bonita no se sentó frente a mi tío en la misma mesa del vagó restaurante, y en el vagón de fumadores no había ninguna partida de cartas empezada. Mi tío metió su dinero en un zapato, escondió el zapato debajo de su almohada, apoyó la cabeza en la almohada y no pegó ojo en toda la noche la primera noche, pero la segunda noche abandonó el ritual.
El segundo día fue él quien le ofreció un cigarrillo a otro joven, y éste se lo aceptó. En el vagón restaurante mi tío se desvió de su camino par ir a sentarse a la mesa de una joven dama. Inició una partida de póquer en el vagón de fumadores, y mucho antes de que el tren llegara a Nueva Cork mi tío conocía ya a todos los que viajaban en él y todos le conocían a él. En una ocasión, mientras el tren pasaba por Ohio, mi tío y el joven que le había aceptado del cigarrillo y las dos chicas que iban a Vassar formaron un cuarteto y cantaron «The Wabash Blues».
Fue un viaje muy agradable.
Cuando mi tío Melik regresó de Nueva York, su anciano tío Garro fue a verlo de nuevo.
- Veo que tienes buen aspecto- le dijo-. ¿Seguiste mis instrucciones?
- Sí, tío- dijo mi tío.
El anciano se quedó con la mirada perdida en la lejanía.
- Me alegro de que alguien haya podido sacar provecho de mi experiencia- dijo.