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"MATADERO CINCO" - KURT VONNEGUT


Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
188 páginas


También llamada La cruzada de los niños, esta novela, considerada una de las más importantes de la literatura estadounidense del s. XX, narra las peripecias de Billy Pilgrim, apocado soldado estadounidense de apariencia ridícula que, al igual que el propio Kurt Vonnegut (uno de los siete prisioneros de guerra estadounidenses que sobrevivieron en Dresde), es hecho prisionero por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Tras pasar por diversos campos de prisioneros, terminará recluido en el Matadero Cinco de la ciudad alemana de Dresde, padeciendo el brutal bombardeo (en febrero de 1945) por parte de la aviación inglesa y estadounidense. La bella ciudad quedará finalmente reducida a una especie de paisaje lunar, donde Pilgrim (y el propio Vonnegut) será obligado a buscar y enterrar muertos.
Posteriormente, terminada la guerra y ya liberado y reintegrado a la vida normal en su país, durante un vuelo a Canadá Pilgrim sufrirá un accidente de avión que le ocasionará una fractura craneal que lo dejará bastante maltrecho.
La originalidad de la obra radica en los continuos saltos temporales (hacia adelante y hacia atrás) y espaciales que le suceden a Billy Pilgrim, hasta el punto de que tiempo y espacio llegan a formar una suerte de continuo. Las transiciones de un escenario a otro están muy conseguidas y el lector termina por acostumbrarse a la global manera de pensar de Pilgrim. Así una parte importante de la novela transcurre durante la Segunda Guerra Mundial en Luxemburgo y Alemania, en trenes y campos de internamiento, antes, durante y después del bombardeo. Es aquí donde aparece el Vonnegut antibelicista que habla de 130.000 víctimas (las cifras actuales rebajan ese número a unos 18.000-35.000 muertos). Vonnegut se refiere a esa guerra como la Cruzada de los Niños, pues los soldados eran apenas unos adolescentes. Dentro del tono humorístico (bastante negro en ocasiones) que impregna toda la novela destaca una escena que transcurre en un campo de exterminio para prisioneros rusos, donde también está internado un grupo de británicos que vive a cuerpo de rey y que no duda en celebrar un festín de bienvenida a los prisioneros estadounidenses. No faltará comida, bebida e incluso una representación teatral de La Cenicienta. Al final todos los británicos acabarán en las letrinas, enfermos del estómago.
Otro escenario donde se desarrolla Matadero Cinco es en Ilium, Nueva York, donde transcurre la infancia de nuestro antihéroe y donde se casará con una mujer, Valencia Merble, a la que no ama pero que es la hija de un hombre rico. Pilgrim estudiará y se convertirá en un adinerado óptico. Posteriormente el hijo de ambos, Robert, se convertirá en un boina verde que dará con sus huesos en la guerra de Vietnam. En cuanto a la hija, Barbara, después del accidente del padre, trata a éste como si fuera un niño o un vegetal; además, tampoco soporta las conferencias que Pilgrim quiere impartir en torno a las costumbres de Tralfamadore.
Es precisamente el planeta Tralfamadore el tercero de los escenarios donde transcurre la novela. Es un planeta lejano, adonde Pilgrim ha sido conducido a bordo de un platillo volante por los Tralfamadorianos (seres de pequeño tamaño y llenos de brazos terminados en ojos). Allí será exhibido en el zoo, para regocijo de los Tralfamadorianos.
Otra característica notable de la novela es la presencia de extravagantes personajes secundarios, algunos de los cuales aparecerán en otras novelas de Vonnegut. Así, el fanfarrón Paul Lazzaro, ladrón de coches en Cicero (Illinois) y que amenaza de muerte a todo el mundo, incluido Billy Pilgrim; el prolífico y desconocido escritor de ciencia ficción Kilgore Trout; el pobre profesor de escuela superior, Edgar Derby, sorprendido robando una tetera y fusilado por ello; el estúpido, gordo y tacaño Roland Weary, aficionado a la tortura...
Novela magnífica, en definitiva, y eso a pesar del tamaño pequeño (y, por tanto, antipático) de la letra con que la editorial Anagrama nos obsequia.

"EL CUADERNO ROJO" - PAUL AUSTER


Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
http://larepublicacultural.es/article3806.html?var_mode=calcul

Anagrama
91 páginas.

El cuaderno rojo es un libro sobre el azar, sobre cómo las casualidades influyen en nuestras vidas, a veces dramáticamente. Paul Auster nos va contando, en primera persona, anécdotas personales (que él asegura que son verídicas), más o menos afortunadas, más o menos divertidas, revelándonos al mismo tiempo detalles sobre su vida en Francia, en Estados Unidos, sobre sus matrimonios, su hijo... Auster se mueve como un funambulista entre la ficción y la realidad, entre personajes de su entorno que aparecen con una simple inicial, suponemos que para proteger su identidad y, ya de paso, darle una mayor verosimilitud a lo que nos cuenta. El cuaderno rojo no es una novela al uso, si acaso un embrión; El cuaderno rojo son más bien fragmentos de realidad, cogidos de aquí y de allá, historias que alguien contó al escritor, capítulos de una vida (la de Auster), embrión de autobiografía; todo ello escrito con prosa limpia y desprovista de adornos innecesarios, marca de la casa.
El prólogo a la obra (casi un tercio del libro) es de Justo Navarro, uno de los traductores de Paul Auster (y de esta obra en particular). Es un prólogo magnífico en que nos habla sobre Auster, cazador de coincidencias, sobre la influencia del azar en la vida del escritor y en su obra; sobre un Auster adolescente a punto de morir por la caída de un rayo; sobre la muerte del padre de Auster y cómo este suceso dramático permite al escritor, gracias a la herencia percibida, tomarse un tiempo sabático en que se cuaja como escritor; sobre un Auster poeta y traductor de Verlaine, Rimbaud, Baudelaire... malviviendo en Francia; sobre un Auster traductor, en tanto que escritor, de un mundo circundante, siempre extraño al autor, y traductor también, por qué no, de sí mismo.
Libro recomendable y que se lee de una sentada.

"LOS SUICIDAS" - Antonio Di Benedetto


Editado por Adriana Hidalgo Editora.

"Todos los hombres sanos han pensado en su suicidio alguna vez" (Albert Camus). Así se abre esta novela que, como no podía ser de otra manera, habla sobre el suicido, sobre los motivos últimos que pueden empujar a alguien a tomar una decisión tan drástica. El texto está contado en primera persona y en presente, con frases cortas y precisas, marcas del estilo lapidario del autor argentino. El protagonista trabaja para una agencia de noticias que está investigando varios casos de suicidio que acaso podrían tener algún nexo en común. En las fotos de esos rostros de suicidas hay algo extraño: sus ojos reflejan un horror indecible, pero sus labios dibujan una sonrisa beatífica, una actitud placentera. Poco a poco vamos conociendo más detalles del caso, también de cómo es la vida de ese protagonista, por momentos detestable -humano en definitiva-, de 33 años (la edad a la que murió su padre: suicidio), su relación problemática con su familia, con las mujeres que le rodean... sus escapadas a los cines o a los combates de boxeo.
La obra está estructurada en dos partes: Los días cargados de muerte y Las ordalías y el pacto, separadas por un Interludio con animales. Antonio Di Benedetto, autor bastante desconocido en España, viste a esta novela de tono oscuro con un ropaje existencial y melancólico, todo ello entreverado por aproximaciones desde diferentes culturas y períodos al fenómeno del suicidio.
Antonio Di Benedetto fue un hombre perseguido por la dictadura argentina. Padeció tortura y hasta cuatro simulacros de fusilamiento. Es el autor real en que se inspira el personaje llamado Sensini que aparecía en el relato del mismo nombre, escrito por Roberto Bolaño y que se incluye en Llamadas telefónicas. En dicho texto, Sensini era un escritor de renombre, venido a menos, que para poder sobrevivir se dedica a enviar relatos a concursos literarios de provincias. Curiosamente, Sensini consiguió el premio de narración Ciudad de San Sebastián, de la fundación Kutxa.

"LA INVENCIÓN DE MOREL" - Bioy Casares


Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
http://larepublicacultural.es/article3621.html?var_mode=calcul

Esta novela del argentino Bioy Casares, de escasas 130 páginas, fue calificada por su amigo Borges como "perfecta", y es una de las favoritas también de Roberto Bolaño, que la considera como un hito, una obra tras la cual no se puede (o no se debe) continuar haciendo novela de la misma manera.
Considerada como obra de ciencia ficción, los dos primeros tercios del libro describen un mundo onírico e hipnótico. El narrador es un condenado a cadena perpetua que arriba a una isla, "foco de una enfermedad, aún misteriosa, que mata de afuera para adentro", una isla tan extraña como inhóspita, donde intenta sobrevivir. En ella asiste a la contemplación de un grupo de personajes que parecen turistas, de los que se oculta por temor a la delación; entre los que destaca la presencia de una mujer fascinante, Faustine, que contempla todas las tardes el atardecer junto al mar y de la que se enamorará perdidamente. Los diálogos de esos personajes, la relación que hay entre ellos, su manera de ignorar al protagonista... son ilógicos para él y para el lector. No será hasta el último tercio de la novela cuando aparezca una justificación de todo lo acontecido (leído), explicación ésta que no voy a dar para no destripar la novela.
Uno de los temas que Casares explora en su novela es el de la inmortalidad: "... (creo que perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado; sus perfeccionamientos insisten en la primera idea, rudimentaria: retener vivo todo el cuerpo. Sólo habría que buscar la conservación de lo que interesa a la conciencia)", "Nuestros hábitos suponen una manera de suceder las cosas, una vaga coherencia del mundo. Ahora la realidad se me propone cambiada, irreal. Cuando un hombre despierta o muere, tarda en deshacerse de los terrores del sueño, de las preocupaciones y de las manías de la vida. Ahora me costará perder la costumbre de temer a esta gente".
Otro tema es el amor: el protagonista y Morel -el personaje que da título a la novela- están enamorados de la misma mujer, Faustine. Un amor inalcanzable para ambos, pero que se erige en toda una justificación de sus respectivas existencias: "Tal vez porque la idea me parezca tan poéticamente desgarradora -buscar a una persona que ignoro dónde vive, que ignoro si vive-, Faustine me importa más que la vida", "Estar en una isla habitada por fantasmas artificiales era la más insoportable de las pesadillas; estar enamorado de una de esas imágenes era peor que estar enamorado de un fantasma (tal vez siempre hemos querido que la persona amada tenga una existencia de fantasma)".
Como toda obra de ciencia-ficción que se precie, no han de faltar consideraciones de tipo filosófico, existencial, por parte de su malthusiano protagonista:
"Aquí estaremos eternamente -aunque mañana nos vayamos- repitiendo consecutivamente los momentos de la semana y sin poder salir nunca de la conciencia que tuvimos en cada uno de ellos, porque así nos tomaron los aparatos; esto nos permitirá sentirnos en una vida siempre nueva, porque no habrá otros recuerdos en cada momento de la proyección que los habidos en el correspondiente de la grabación, y porque el futuro, muchas veces dejado atrás, mantendrá siempre sus atributos" [...]
"Y algún día habrá un aparato más completo. Lo pensado y lo sentido en la vida -o en los ratos de exposición- será como un alfabeto, con el cual la imagen seguirá comprendiendo todo (como nosotros, con las letras de un alfabeto podemos entender y componer todas las palabras). La vida será, pues, un depósito de la muerte. Pero aun entonces la imagen no estará viva; objetos esencialmente nuevos no existirán para ella. Conocerá todo lo que ha sentido o pensado, o las combinaciones ulteriores de lo que ha sentido o pensado.
El hecho de que no podamos comprender nada fuera del tiempo y del espacio, tal vez esté sugiriendo que nuestra vida no sea apreciablemente distinta de la sobrevivencia a obtenerse con este aparato.
Cuando intelectos menos bastos que el de Morel se ocupen del invento, el hombre elegirá un sitio apartado, agradable, se reunirá con las personas que más quiera y perdurará en un íntimo paraíso. Un mismo jardín, si las escenas a perdurar se toman en distintos momentos, alojará innumerables paraísos, cuyas sociedades, ignorándose entre sí, funcionarán simultáneamente, sin colisiones, casi por los mismos lugares. Serán, por desgracia, paraísos vulnerables, porque las imágenes no podrán ver a los hombres, y los hombres, si no escuchan a Malthus, necesitarán algún día la tierra del más exiguo paraíso y destruirán a sus indefensos ocupantes o los recluirán en la posibilidad inútil de sus máquinas desconectadas
".

Sin saber que la novela había inspirado el guión de la película de Alain Resnais, El año pasado en Marienbad (1961), lo cierto es que desde el primer momento la lectura me remitía a las imágenes sugestivas de dicha película, a su magnético blanco y negro, a su incomprensible trama, a sus inquietantes travellings... Otra de las conexiones que hace mi memoria es a otra novela, también fascinante y de ciencia-ficción, Solaris, de Stanislaw Lem, que presenta un planeta extraño donde un océano es capaz de materializar las imágenes, los pensamientos de los protagonistas. Esta obra también ha sido adaptada al cine en dos ocasiones, una magistral por el ruso Andréi Tarkovski en 1972, y otra, que no he visto, por el estadounidense Steven Soderbergh en 2002. Volviendo a La invención de Morel, también fue llevada a las pantallas por Andrés García Franco, en 2006, con el mismo título, y es además una de las evidentes fuentes de inspiración de los guionistas de la exitosa teleserie Lost.

"EL PALACIO DE LOS SUEÑOS" - ISMAIL KADARÉ

Traducción: Ramón Sánchez Lizarralde
Biblioteca Kadaré-Alianza Editorial
226 pág.

Mark-Alem, integrante de la prestigiosa saga albanesa de los Qyprilli, entra a trabajar como funcionario en el Tabir Saray, el Palacio de los Sueños, laberíntico y siniestro organismo encargado de recopilar e interpretar los sueños de todos los habitantes del imperio. Se trata de encontrar en estos sueños las claves de lo que ha de acontecer en el futuro, para poder actuar en consecuencia. A lo largo de la novela, Mark-Alem irá recorriendo los pasillos fríos, lóbregos y kafkianos de la institución, ascendiendo poco a poco en el escalafón, mientras un extraño sueño que habla de una conspiración parece ir tomando cuerpo.
Considerada como la obra maestra del albano Kadaré, la novela -en la línea de autores como George Orwell, Franz Kafka o Aldous Huxley- narra en clave alegórica el funcionamiento de los totalitarismos, en especial el de la dictadura albanesa. Lo más extraño del caso es que Kadaré pudiera estar viviendo y desarrollando su obra durante el transcurso de dicha dictadura en Albania.

"LOS DETECTIVES SALVAJES" - Roberto Bolaño


Confieso que consideraba a Bolaño un autor sobrevalorado, pese a lo cual me animé a leer esta novela de algo más de 600 páginas. La obra tiene 3 partes: "Mexicanos perdidos en México", "Los Detectives Salvajes" y "Los Desiertos de Sonora". Siendo la segunda la más extensa y, desde mi punto de vista, la más interesante.
Como toda obra de ese grosor su contenido es necesariamente irregular. Hay fragmentos de una gran calidad pero también hay otros que podrían suprimirse.
Narra la singladura de los diversos miembros del real visceralismo, "grupo más bien patético" de poetas, radicados en México DF. En la primera parte se nos presenta a los diversos personajes y se nos muestran sus vínculos personales. En la segunda es donde cobran todo su protagonismo los dos personajes centrales: Arturo Belano y Ulises Lima (trasuntos respectivos del propio Roberto Bolaño y de su amigo el poeta Mario Santiago Papasquiaro), y lo hacen, curiosamente, a través de su ausencia. Mediante diversos saltos temporales y espaciales el lector puede saber de ellos por lo que cuentan los demás personajes, a veces con contradiciones en sus testimonios o con los errores propios de la memoria, e ir así reconstruyendo los hechos que jalonan la trama central de la obra : la búsqueda de Cesárea Tinajero (una de los fundadores de la primera oleada del real visceralismo). No es sólo esa trama la que avanza, también lo hace el rizoma del resto de tramas, las vidas de los personajes secundarios, o el mismo real visceralismo, en el periodo que va desde 1975 hasta 1996 por una amplia geografía: México DF, Tel Aviv, Barcelona, Francia, Viena, Mallorca, Roma, la Feria del Libro de Madrid, África...
El estilo de Bolaño rehuye de florilegios, tirando de un lenguaje cotidiano, desprovisto, no exento de un humor a veces hilarante (como la escena del duelo a espada en la playa), y dando rienda suelta a su gran capacidad de fabulación, que le lleva a fabricar historias y a ir uniéndolas, incluso metiendo a veces unas dentro de otras (al más puro estilo de Las Mil y Una Noches). Bolaño no duda en incrustar material de diversa procedencia: dibujos-poemas, acertijos, chistes o relatos sueltos, asi la historia de Auxilio Lacouture, que pasa varios días encerrada en el baño de mujeres de una facultad mexicana mientras afuera los militares campan a sus anchas; o la historia de Andrés Ramírez, el polizón chileno que llega en un barco a Barcelona y descubre que tiene un cierto don para los números, que se le aparecen en su vida cotidiana, y que le lleva a acertar varias quinielas. Con todo, el tono dominante de la novela, a pesar de sus momentos de humor, es de una cierta tristeza, la propia de unos antihéroes desvalidos, lánguidos, silenciosos, pero tenaces en su búsqueda incesante de Cesárea Tinajero, quizás sabedores de que ellos y cualquiera que persiga la Poesía pura o cualquier otro ideal elevado tiene la batalla perdida.
En cierto sentido, se podría considerar la novela como una "novela para escritores". Trufada de referencias culturalistas, por ella se pasean todo tipo de escritores, de diverso pelaje y condición, y en general personajes relacionados con ese mundo canalla de la literatura, donde no hay hueco para la Poesía pura de esos dos quijotes que son Ulises Lima y Arturo Bolano. Se mezclan personajes reales (mención especial para el tótem de la literatura mexicana, Octavio Paz) con otros inventados por el autor, anécdotas ficticias con otras reales, hasta llegar a un punto en que la línea divisoria entre ficción y realidad se desvanece. A ello contribuye el abundante material autobiográfico que el propio Roberto Bolaño va diseminando por toda la obra y que nos ayuda a reconstruir también su periplo vital.
La tercera parte, el desenlace de la obra, es desde mi punto de vista la más floja de las tres. Es una narración casi de novela negra, donde se tratan de atar los cabos que se han ido dejando a lo largo de toda la novela, algo difícil en un libro de este tamaño.
Como conclusión decir que "Los detectives salvajes" recuerda a otra novelas, "Rayuela", "Ulises", y que al igual que ellas ha de convertirse -lo es ya- en uno de los hitos de la literatura en español.

"DIBUJOS ANIMADOS" - Félix Romeo

Novela aparecida en 1995 y articulada en 175 fragmentos, con un estilo sencillo y repetitivo. Narra la infancia del autor (y lector voraz), Félix Romeo, en Zaragoza; experiencia extrapolable a toda una generación que sin duda se sentirá identificada. Episodios relacionados con el fútbol, el sexo, los animales, y sobre todo, la familia y la muerte. El eje vertebrador lo constituyen los dibujos animados de la época. El tono es a ratos humorístico (por momentos de un humor ácido) y de una cierta nostalgia de una infancia infeliz.

Me recordó mucho (demasiado) a "Lo peor de todo" de Ray Loriga, de 1992. También se da cierto aire, por lo fragmentario e inconexo, a los "Me acuerdo" de Joe Brainard. Con todo, se deja leer; de hecho te la lees del tirón.

Aquí van unos fragmentos:

"16.
Un tipo le dijo a m madre que yo había roto los cristales del colegio jugando al fútbol. El tipo era el portero de un colegio que no era el mío y tenía quince o veinte hijos. Los quince o veinte hijos tenían un grupo musical. Los López Méndez, o así. Uno tocaba la armónica, la otra la guitarra, la otra el xilófono, el otro las maracas, el otro la flauta, el otro cantaba, tres tocaban el triángulo y otros trece o quince hacían coros. Pues ese tipo le dijo a mi madre que yo había roto los cristales y mi madre le creyó. Era increíble. Mi madre estaba creyendo a un tipo que era incapaz de recordar los nombres de sus hijos. El pasado es un tiempo en el que yo era culpable."

"37.
Mi madre estaba hermosa cuando se ponía tulipán negro. El tulipán negro huele a tulipán negro que es un olor de pureza. Me gustaba el tulipán negro y el frasco de colonia de Maderas de Oriente. Cuando se ponía el tulipán negro la piel se le ponía suave."

"BARTLEBY Y COMPAÑÍA" - Enrique Vila-Matas

El mal de Bartleby debe su nombre al personaje creado por Herman Melville, ese que rehusaba hacer cualquier actividad diciendo aquello de "preferiría no hacerlo". El mal de Bartleby es el que afecta a todos aquellos escritores que por una razón u otra dejaron de escribir, o ni siquieran empezaron a hacerlo. La obra sigue la pista de diversos autores autores afectados o relacionados con dicha enfermedad: Robert Walser, Juan Rulfo, Kakfa, Borges, Rimbaud, Pepín Bello, Hofmannstahl, Salinger, Clément Cadou, Hawthorne, el propio Melville y un largo etcétera de escritores admirados por Vila-Matas, algunos tan desconocidos como interesantes (hay que agradecer esa apertura de nuevas puertas). El autor, que en cada novela se reinventa a sí mismo, intenta buscar nexos de unión (el propio mal de Bartleby) que pongan en relación a unos escritores y otros, en una obra que es un híbrido de juego, novela y ensayo, trufado de ironía y de humor (marcas de la casa), y preñado de citas extraídas de las obras de los autores mencionados.
Un mensaje sobrevuela el texto: la única literatura posible hoy en día es aquella que parte de la negación de la propia literatura.
Algunas perlas:
"Todos deseamos rescatar a través de la memoria cada fragmento de vida que súbitamente vuelve a nosotros, por más indigno, por más doloroso que sea. Y la única manera de hacerlo es fijarlo con la escritura.
La literatura, por mucho que nos apasione negarla, permite rescatar del olvido todo eso sobre lo que la mirada contemporánea, cada día más inmoral, pretende deslizarse con la más absoluta indiferencia."
O esa otra cita que también aparece en el libro, pero que es de Schopenhauer:
"Los libros malos son un veneno intelectual que destruye el espíritu. Y porque la mayoría de las personas, en lugar de leer lo mejor que se ha producido en las diferentes épocas, se reduce a leer las últimas novedades, los escritores se reducen al círculo estrecho de las ideas en circulación, y el público se hunde cada vez más profundamente en su propio fango."

"SI ESTO ES UN HOMBRE" ("Se questo è un uomo") - Primo Levi

EDITORIAL: El Aleph Editores
Traducción: Pilar Gómez Bedate
347 pág.

Novela autobiográfica del autor italiano Primo Levi. Narra su periplo desde que, con la ingenuidad y el ardor propios de sus 24 años, elige el camino del monte y se une a un grupo de inexpertos partisanos. Es justo aquí, cuando son capturados por las milicias fascistas, donde empieza su más terrible pesadilla. En los interrogatorios posteriores se declara "ciudadano italiano de raza judía", pensando -erróneamente- que tal condición le ayudará.
En enero de 1944 es conducido a un campo de concentración en Fossoli, cerca de Módena, y poco después es trasladado en uno de los tristemente famosos "trenes de la muerte", hacinado y tratado como un animal, hasta el Arbeistlager (o Lager, a secas, campo de trabajo) de Monowitz, cerca de Auschwitz, en cuya puerta puede leer el lema del campo: "Arbeit Macht Frei" (el trabajo nos hace libres). Traspasado ese umbral, el relato se centra en cómo está organizado el campo y sus prisioneros, en cómo se puede sobrevivir en condiciones lamentables -frío, suciedad, hambre y trabajo forzado-, convirtiéndose en un verdadero tratado sobre la condición humana. Levi refiere pequeños detalles del día a día, como puede ser el intercambio de pan (moneda del Lager), o de ropa, o de zapatos; son esos pequeños detalles los que evidencian lo miserable o lo heroica (raras veces en el Lager) que puede llegar a ser una persona cuando la situación es realmente límite. Y es que gran parte de estos comportamientos ante la adversidad pueden ser extrapolados de la vida en el Lager a la vida fuera de él, alcanzando así la vitola de la buena literatura, aquella que transforma hechos y sentimientos personales en universales, sin importar demasiado el espacio y el tiempo en que acontecen.
En esa mezcolanza de nacionalidades y de idiomas que es el Lager, donde conviven criminales, políticos y judíos (la mayoría), donde sólo se sale por la chimenea y el nombre de los reclusos ha sido susituido por un número tatuado, Levi va insertando retazos, breves biografías de presos, fijándose en los diferentes métodos utilizados para poder sobrevivir. En palabras del autor, básicamente hay dos categorías de reclusos (y de hombres): la de los hundidos (aquellos que han perdido la esperanza y con ella su condición de hombre, y que no se sabe si realmente están vivos) y la de los salvados (aquellos que buscan algo, poco importa el qué, a lo que aferrarse y salir adelante). Levi rehúye el juicio moral, se limita a ser testigo, obsesionado por dos sueños recurrentes: el de la comida y el de poder contar al resto de la humanidad lo que allí ocurre.
Con todo, hay momentos donde la suerte no le es del todo adversa a Levi. Como cuando su condición de químico le permite estar en una sección donde el trabajo es menos penoso. O cuando, hacia el final de la novela, cercana ya la toma del Lager por los rusos en enero de 1945, entre los bombardeos de los aliados. Levi enferma y ha de quedarse junto a un puñado de reclusos en el campo de trabajo, cuando todos los demás son forzados a marchar y abandonarlo, pereciendo la mayoría en esa huida irracional.
El libro fue redactado nada más salir del Lager y se hizo una primera y pequeña edición en 1947, tras haber sido rechazado el manuscrito por algunas editoriales importantes. Después cayó en el olvido y no fue hasta 1958, al editarlo Einaudi, cuando conoce el éxito que se merece.
La edición (El Aleph Editores) incluye un no menos interesante apéndice final, añadido en 1976, en el que Levi contesta a algunas de las preguntas más frecuentes que le hacen estudiantes y enseñantes cuando imparte conferencias.
Aquí van algunos fragmentos de la novela:

"Habrá muchos, individuos o pueblos, que piensen más o menos conscientemente, que “todo extranjero es un enemigo”. En la mayoría de los casos esta convicción yace en el fondo de las almas como una infección latente; se manifiesta solo en actos intermitentes e incoordinados, y no está en el origen de un sistema de pensamiento. Pero cuando éste llega, cuando el dogma inexpresado se convierte en la premisa mayor de un silogismo, entonces, al final de la cadena está el Lager: Él es producto de un concepto de mundo llevado a sus últimas consecuencias con una coherencia rigurosa: mientras el concepto subsiste las consecuencias nos amenazan. La historia de los campos de destrucción debería ser entendida por todos como una siniestra señal de peligro. "

"Si esto es un hombre

Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro."


"Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realización de uno y otro estado limite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condición humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del mañana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone limite a cualquier gozo, pero también a cualquier dolor. Se oponen a ello las inevitables preocupaciones materiales que, así como emponzoñan cualquier felicidad duradera, de la misma manera apartan nuestra atención continuamente de la desgracia que nos oprime y convierten en fragmentaria, y por lo mismo en soportable, su conciencia.
Fueron las incomodidades, los golpes, el frío, la sed, lo que nos mantuvo a flote sobre una desesperación sin fondo, durante el viaje y después. No el deseo de vivir, ni una resignación consciente: porque son pocos los hombres capaces de ello y nosotros no éramos sino una muestra de la humanidad más común."

"Entonces por primera vez nos damos cuenta de que nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la destrucción de un hombre. En un instante, con intuición casi profética, se nos ha revelado la realidad: hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado las ropas, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre: y si queremos conservarlo deberemos encontrar en nosotros la fuerza de obrar de tal manera que, detrás del nombre, algo nuestro, algo de lo que hemos sido, permanezca.
Sabemos que es difícil que alguien pueda entenderlo, y está bien que sea así, Pero pensad cuánto valor, cuánto significado se encierra aun en las más pequeñas de nuestras costumbres cotidianas, en los cien objetos nuestros que el más humilde mendigo posee: un pañuelo, una carta vieja, la foto de una persona querida. Estas cosas son parte de nosotros, casi como miembros de nuestro cuerpo; y es impensable que nos veamos privados de ellas, en nuestro mundo, sin que inmediatamente encontremos otras que las substituyan, otros objetos que son nuestros porque custodian y suscitan nuestros recuerdos.
Imaginaos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado del término «Campo de aniquilación», y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo. "

"He olvidado hoy, y lo siento, sus palabras directas y claras, las palabras del que fue el sargento Steinlauf del Ejército austro–húngaro, cruz de hierro en la guerra de 1914–1918. Lo siento porque tendré que traducir su italiano inseguro y su razonamiento sencillo de buen soldado a mi lenguaje de incrédulo. Pero éste era el sentido, que no he olvidado después ni olvidé entonces: que precisamente porque el Lager es una gran máquina para convertirnos en animales, nosotros no debemos convertirnos en animales; que aun en este sitio se puede sobrevivir, y por ello se debe querer sobrevivir, para contarlo, para dar testimonio; y que para vivir es importante esforzarse por salvar al menos el esqueleto, la armazón, la forma de la civilización. Que somos esclavos, sin ningún derecho, expuestos a cualquier ataque, abocados a una muerte segura, pero que nos ha quedado una facultad y debemos defenderla con todo nuestro vigor porque es la última: la facultad de negar nuestro consentimiento. Debemos, por consiguiente, lavarnos la cara sin jabón, en el agua sucia, y secarnos con la chaqueta. Debemos dar betún a los zapatos no porque lo diga el reglamento sino por dignidad y por limpieza. Debemos andar derechos, sin arrastrar los zuecos, no ya en acatamiento de la disciplina prusiana sino para seguir vivos, para no empezar a morir.
Estas cosas me dijo Steinlauf, hombre de buena voluntad: cosas extrañas para mi oído desacostumbrado, entendidas y aceptadas sólo en parte, y mitigadas por una doctrina más fácil, dúctil y blanda, la que hace siglos que se respira más acá de los Alpes y según la cual, entre otras cosas, no hay vanidad mayor que esforzarse en tragarse enteros los sistemas morales elaborados por los demás, bajo otros cielos. No, la prudencia y la virtud de Steinlauf, ciertamente buenas para él, no me bastan. Frente a este complicado mundo inferior mis ideas están confusas: ¿será realmente necesario establecer un sistema y practicarlo? ¿No será más saludable tomar conciencia de no tener sistema? "

"La facultad humana de hacerse un hueco, de segregar una corteza, de levantarse alrededor de una frágil barrera defensiva, aun en circunstancias que parecen desesperadas, es asombrosa, y merecería un estudio detenido. Se trata de un precioso trabajo de adaptación, en parte pasivo e inconsciente y en parte activo: de clavar un clavo sobre la litera para colgar los zapatos por la noche; de establecer pactos tácitos de no agresión con los vecinos; de intuir y aceptar las costumbres y las leyes de aquel determinado Kommando y de aquel determinado Block. En virtud de este trabajo, después de algunas semanas, se consigue llegar a cierto equilibrio, a cierto grado de seguridad frente a los imprevistos; uno se ha hecho un nido, el trauma del trasvase ha sido superado. "

"Sucumbir es lo más sencillo: basta cumplir órdenes que se reciben, no comer más que la ración, atenerse a la disciplina del trabajo y del campo. La experiencia ha demostrado que, de este modo, sólo excepcionalmente se puede durar más de tres meses. Todos los «musulmanes» que van al gas tienen la misma historia o, mejor dicho, no tienen historia; han seguido por la pendiente hasta el fondo, naturalmente, como los arroyos que van a dar a la mar. Una vez en el campo, debido a su esencial incapacidad, o por desgracia, o por culpa de cualquier incidente trivial, se han visto arrollados antes de haber podido adaptarse; han sido vencidos antes de empezar, no se ponen a aprender alemán y a discernir nada en el infernal enredo de leyes y de prohibiciones, sino cuando su cuerpo es una ruina, y nada podría salvarlos de la selección o de la muerte por agotamiento. Su vida es breve pero su número es desmesurado; son ellos, los Muselmänner, los hundidos, los cimientos del campo; ellos, la masa anónima, continuamente renovada y siempre idéntica, de no–hombres que marchan y trabajan en silencio, apagada en ellos la llama divina, demasiado vacíos ya para sufrir verdaderamente. Se duda en llamarlos vivos: se duda en llamar muerte a su muerte, ante la que no temen porque están demasiado cansados para comprenderla.
Son los que pueblan mi memoria con su presencia sin rostro, y si pudiese encerrar a todo el mal de nuestro tiempo en una imagen, escogería esta imagen, que me resulta familiar: un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella de pensamiento. "

"... todavía había un mundo justo fuera del nuestro, algo y alguien todavía puro y entero, no corrompido ni salvaje, ajeno al odio y al miedo; algo difícilmente definible, una remota posibilidad de bondad, debido a la cual merecía la pena salvarse.
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