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«MY ENEMY´S ENEMY» (2007) - KEVIN MACDONALD

 ... documental sobre la figura del comandante de la Gestapo Klaus Barbie, apodado el carnicero de Lyon, al que se atribuyen horrendos crímenes, desde la captura y asesinato de 44 niños judíos en Izieu, hasta el envío a campos de concentración de más de 7.500 personas, pasando por el arresto y tortura de 14.000 miembros de la Resistencia, y el asesinato de 4.432 personas, incluido Jean Moulin, el líder de la Resistencia durante el régimen de Vichy. La cinta nos habla de su sadismo a la hora de obtener información de los prisioneros; su colaboración, como muchos otros nazis tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con los aliados y en especial con el gobierno de Estados Unidos, dispuesto a justificar cualquier medio con tal de conseguir su objetivo, la caída de su nuevo enemigo, la URSS, y en general acabar con cualquier gobierno, institución o grupo de corte izquierdista; su huida a Bolivia a través de la "ruta de las ratas" auspiciada por El Vaticano; su estancia en el país andino con una nueva identidad de apellido judío, Altman, convertido en un honrado empresario que no duda en colaborar con los sucesivos dictadores o en golpes de estado y que sueña con crear un cuarto Reich en Bolivia (incluso se habla de su posible participación en la detención y asesinato del Che Guevara); el acoso al que fue sometido por los Klarsfeld, un matrimonio de cazanazis; y su posterior caída en desgracia con la llegada de un gobierno democrático, lo que conlleva su entrega a Francia para ser juzgado en un juicio que aparte de intentar hacer justicia también pretendía lavar la imagen de una Francia colaboracionista con el régimen nazi...

«VORTEX» (2021) - GASPAR NOE

 ... Vortex, la última película de Gaspar Noe, guarda por su temática un cierto parecido con la también notable Amour de Michael Haneke. En Vortex asistimos a la decadencia de una pareja de ancianos, encerrada en una casa repleta de objetos y de recuerdos, desordenada, sucia y claustrofóbica, donde la demencia senil de ella, la madre (interpretada por Françoise Lebrun) condiciona su existencia, atrapada y atormentada en su laberinto mental, y la de él, marido y padre (interpretado por Dario Argento), que no sabe muy bien cómo afrontar la situación y escapar de ese vórtice de locura que lo arrastra, y que se aferra a su actividad intelectual y al libro que está escribiendo sobre el cine y los sueños para poner algo de cordura en su vida. La pantalla aparece partida en dos, pero no es una decisión gratuita o esteticista del director: aunque los protagonistas están en el mismo lugar y en el mismo momento, sus percepciones de la realidad son completamente distintas, la «película» de su vida en común hace tiempo que se convirtió en «dos películas», complementarias pero diferentes, así que tiene sentido que dos cámaras sigan a ambos personajes. Hay un tercer personaje, el hijo (interpretado por Alex Lutz), que los visita de vez en cuando pero que se ve incapaz de hacer otra cosa que no sea tender puentes temporales entre sus padres y ya de paso pedirle algo de dinero al padre.
Vortex es también un homenaje al cine. La casa está llena de pósteres de cine, de libros de cine, de películas de vídeo... Es el cine como fábrica de sueños. «Una película es un sueño dentro de un sueño» dice Dario Argento, el anciano, en un momento dado. Cine, sueño, realidad... todo se entremezcla. El cine como tabla de salvación en medio de un océano hostil y terrible, como posibilidad última de escapar a la horrible realidad que circunda a la pareja protagonista. En momentos cruciales de la película, Gaspar Noe, el director, se apoya en secuencias extraídas de otras películas para mostrar estados de ánimo de sus personajes, como en esa secuencia hermosa en que el anciano está tendido en el suelo, sufriendo un ataque al corazón, y en la televisión estamos viendo el océano misterioso que aparecía en Solaris, de Andrei Tarkovski, mientras en la otra mitad de la pantalla grande vemos a su esposa durmiendo plácidamente...

«L´INCONNU DU LAC» (2013) - ALAIN GUIRAUDIE

 ... es verano y estamos en una luminosa playa francesa. Un puñado de hombres toman el sol desnudos, se bañan, se miran, se desean, follan entre los cercanos matorrales... A menudo esos intercambios sexuales son fríos y rápidos, sin sentimientos que se puedan interponer... Otras veces, en un alarde de generosidad, esos hombres pueden compartir el reducido territorio que es su toalla y establecer una conversación siempre encaminada al posterior polvo.
Así son las cosas en esta playa francesa, dominada por cuerpos atléticos, cuidados y bronceados, donde nadie pretende ir más allá e intentar una relación más seria y duradera. De hecho, los que lo intentan acaban teniendo problemas.
Alain Guiraudie, el director, nos lo cuenta de manera pausada y despojada, con secuencias largas, sin cortes, donde predominan los planos fijos. Estas secuencias iniciales transcurren por el día y muestran una fotografía excesivamente luminosa, quemada por momentos, donde todo es perfectamente reconocible, incluidas las intenciones.
La película abarca varias jornadas, pero no aparecen más localizaciones. Todo tiene lugar ahí, en esa playa, en medio de un territorio dominado por la urgencia del deseo y la carne. Y es justamente ahí donde se produce un giro inesperado: la aparición del cuerpo de un hombre ahogado, del que nadie parece preocuparse salvo un inspector de policía que comienza a husmear y a hacer preguntas. Es a partir de este momento cuando la historia y las relaciones entre los personajes se empiezan a complicar y de repente el verano se vuelve sombrío.
La trama policiaca se abre paso en un entramado de oscuras relaciones y de personajes no menos oscuros, como esos siluros que se rumorea que se mueven por el fondo de las aguas del lago comiéndose todo lo que pillan; como Michel (Christophe Paou), personaje tan perturbador como peligroso, que gracias a su físico y a su cautivadora personalidad es capaz de dominar a los demás y ejercer sobre ellos su poder sexual, incluido Franck (Pierre Deladonchamps), el protagonista de esta película, enamorado hasta el tuétano de Michel pero capaz al mismo tiempo de sentir simpatía por Henri (Patrick D'Assumçao), un tipo apocado, obeso y bonachón, que parece no tener muy clara su condición sexual. Así de contradictoria es el alma humana, grande y profunda como esa masa de agua en la que se solaza este grupo de hombres pero bajo la cual se oculta lo desconocido del lago. O quizás el título alude a ese grupo de homosexuales practicando intercambios carnales con desconocidos, si es que acaso es posible llegar alguna vez a conocer a alguien en profundidad.
Y mientras tanto la noche, las sombras, la confusión... se cuelan en la película y la fotografía se va haciendo cada vez más oscura, hasta hacer casi imperceptibles los cuerpos y las caras en la enigmática e hipnótica secuencia final...