... se agradece que en estos tiempos convulsos de guerra y de manipulación mediática, se pueda colar alguna obra, en este caso una película, que cuente una versión de los hechos diferente a la del rodillo informativo que es el mainstream imperante. El director ucraniano Igor Lopatonok nos habla del Maidán, los hechos acaecidos en la plaza de la Independencia de Kiev, en Ucrania, entre el 21 de noviembre de 2013 y el 23 de febrero de 2014, pero también nos habla de los acontecimientos previos y de las consecuencias posteriores.
El Maidán, o Euromaidán, comenzó con una manifestación espontánea de ciudadanos ucranianos que protestaban de manera pacífica contra su presidente Víktor Yanukóvich, del prorruso Partido de las Regiones, un día después de que éste suspendiera su prometida firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. Conforme pasan los días la situación se va radicalizando y acaba con enfrentamientos muy violentos contra la policía ucraniana, en medio de disparos efectuados por supuestos francotiradores. Hasta aquí el relato «oficial» que todos conocemos, pero Igor Lopatonok y su productor ejecutivo, Oliver Stone, que ejerce de entrevistador en el documental, nos muestran otras caras de ese conflicto.
La película comienza con una breve introducción histórica que nos habla de invasiones sufridas por lo que actualmente es Ucrania, de su papel en la Segunda Guerra Mundial, de su posterior integración en la URSS, de la Revolución Naranja de 2004... Mención especial merece Stepan Bandera, héroe nacional para algunos, el líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), que combatió del lado de las tropas nazis y que posteriormente peleó contra ellas y contra los rusos. Esa corriente nacionalista y derechista recorre la posterior historia de Ucrania y aparece de nuevo en el Euromaidán, en forma de grupos ultra-nacionalistas y de extrema derecha, como Pravy Sektor.
Oliver Stone realiza algunas entrevistas interesantes con personajes relevantes como Vladimir Putin, el presidente ruso que asiste atónito a la ampliación de la OTAN hacia el este europeo hasta rodear de manera peligrosa a Rusia, o Víktor Yanukóvich, el que fuera presidente de Ucrania antes que la presión de la calle le hiciera marcharse de una manera bastante misteriosa de su país y buscar refugio en Rusia. Ambos cuentan su personal visión de los hechos, que queda muy lejos de ese romántico levantamiento popular que ofrece la prensa occidental, y hablan abiertamente de un golpe de estado que se venía larvando desde tiempo atrás, apoyado como no podía ser menos por el gobierno de Estados Unidos, tal y como indica otro de los entrevistados, el estadounidense Robert Parry, fundador de un servicio de noticias independiente, Consortiumnews, y periodista de investigación (conocido por destapar el escándalo Irán-Contra, la intervención de la CIA en el tráfico de cocaína de la Contra en Estados Unidos o por descubrir un manual de guerrilla psicológica de la CIA para instruir a la Contra nicaragüense) que cuenta cómo la ayuda norteamericana se realiza de manera encubierta a través de ONGs encargadas de sustituir a la CIA a la hora de inmiscuirse en la geopolítica internacional. Aquí radica el interés de esta película, en ofrecer una versión alternativa a la «verdad oficial». Personas que participaron de manera activa en esos hechos nos cuentan su punto de vista, que no ha podido ser escuchado antes por la manipulación mediática que lleva a cabo la prensa de los países abanderados de la libertad de prensa, los mismos que clausuran medios prorrusos como Sputnik y RT, acusados de hacer el mismo tipo de propaganda que ellos hacen.
Ya en ese momento, finales de 2013 y principios de 2014, Ukraine on Fire nos muestra un país muy polarizado, dividido entre un este simpatizante de una alianza económica con Rusia y un oeste más inclinado a integrarse en la Unión Europea. Tras la caída de Yanukóvich, el nuevo gobierno, instituido por cauces irregulares, se ve respaldado por la Unión Europea y Estados Unidos, que siempre apoyaron el Euromaidán, de hecho algunos de sus miembros se dejaron caer por la plaza de la Independencia para animar a los manifestantes a seguir luchando. La respuesta de los partidarios prorrusos no se hace esperar. El 11 de marzo, Crimea y la ciudad de Sebastopol declararon su independencia de Ucrania, tras celebrar un referéndum. Algo parecido sucede en el este del país, en la zona del Donbás, donde se producen referéndums por la independencia de Donetsk y Lugansk, que acaban convirtiéndose en repúblicas independientes, enfrentadas militarmente al gobierno de Kiev. Otros conflictos se producen en lugares como Odessa, donde el movimiento de protesta anti-Maidán, en forma de manifestantes acampados en un parque situado frente a la sede de los sindicatos, fue atacado por ultranacionalistas que posteriormente incendiaron esa sede, donde se habían refugiados los manifestantes.
La película, que vio la luz en 2016, habla de unas confrontaciones que ya prefiguraban el conflicto que estaba por venir: un escenario casi de guerra civil dentro de Ucrania que derivará en una intervención rusa en territorio ucraniano —de aquellos polvos, estos lodos— y todo ello enmarcado en un ambiente enrarecido y de desenlace imprevisible que evoca los tiempos de la Guerra Fría...
La película comienza con una breve introducción histórica que nos habla de invasiones sufridas por lo que actualmente es Ucrania, de su papel en la Segunda Guerra Mundial, de su posterior integración en la URSS, de la Revolución Naranja de 2004... Mención especial merece Stepan Bandera, héroe nacional para algunos, el líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), que combatió del lado de las tropas nazis y que posteriormente peleó contra ellas y contra los rusos. Esa corriente nacionalista y derechista recorre la posterior historia de Ucrania y aparece de nuevo en el Euromaidán, en forma de grupos ultra-nacionalistas y de extrema derecha, como Pravy Sektor.
Oliver Stone realiza algunas entrevistas interesantes con personajes relevantes como Vladimir Putin, el presidente ruso que asiste atónito a la ampliación de la OTAN hacia el este europeo hasta rodear de manera peligrosa a Rusia, o Víktor Yanukóvich, el que fuera presidente de Ucrania antes que la presión de la calle le hiciera marcharse de una manera bastante misteriosa de su país y buscar refugio en Rusia. Ambos cuentan su personal visión de los hechos, que queda muy lejos de ese romántico levantamiento popular que ofrece la prensa occidental, y hablan abiertamente de un golpe de estado que se venía larvando desde tiempo atrás, apoyado como no podía ser menos por el gobierno de Estados Unidos, tal y como indica otro de los entrevistados, el estadounidense Robert Parry, fundador de un servicio de noticias independiente, Consortiumnews, y periodista de investigación (conocido por destapar el escándalo Irán-Contra, la intervención de la CIA en el tráfico de cocaína de la Contra en Estados Unidos o por descubrir un manual de guerrilla psicológica de la CIA para instruir a la Contra nicaragüense) que cuenta cómo la ayuda norteamericana se realiza de manera encubierta a través de ONGs encargadas de sustituir a la CIA a la hora de inmiscuirse en la geopolítica internacional. Aquí radica el interés de esta película, en ofrecer una versión alternativa a la «verdad oficial». Personas que participaron de manera activa en esos hechos nos cuentan su punto de vista, que no ha podido ser escuchado antes por la manipulación mediática que lleva a cabo la prensa de los países abanderados de la libertad de prensa, los mismos que clausuran medios prorrusos como Sputnik y RT, acusados de hacer el mismo tipo de propaganda que ellos hacen.
Ya en ese momento, finales de 2013 y principios de 2014, Ukraine on Fire nos muestra un país muy polarizado, dividido entre un este simpatizante de una alianza económica con Rusia y un oeste más inclinado a integrarse en la Unión Europea. Tras la caída de Yanukóvich, el nuevo gobierno, instituido por cauces irregulares, se ve respaldado por la Unión Europea y Estados Unidos, que siempre apoyaron el Euromaidán, de hecho algunos de sus miembros se dejaron caer por la plaza de la Independencia para animar a los manifestantes a seguir luchando. La respuesta de los partidarios prorrusos no se hace esperar. El 11 de marzo, Crimea y la ciudad de Sebastopol declararon su independencia de Ucrania, tras celebrar un referéndum. Algo parecido sucede en el este del país, en la zona del Donbás, donde se producen referéndums por la independencia de Donetsk y Lugansk, que acaban convirtiéndose en repúblicas independientes, enfrentadas militarmente al gobierno de Kiev. Otros conflictos se producen en lugares como Odessa, donde el movimiento de protesta anti-Maidán, en forma de manifestantes acampados en un parque situado frente a la sede de los sindicatos, fue atacado por ultranacionalistas que posteriormente incendiaron esa sede, donde se habían refugiados los manifestantes.
La película, que vio la luz en 2016, habla de unas confrontaciones que ya prefiguraban el conflicto que estaba por venir: un escenario casi de guerra civil dentro de Ucrania que derivará en una intervención rusa en territorio ucraniano —de aquellos polvos, estos lodos— y todo ello enmarcado en un ambiente enrarecido y de desenlace imprevisible que evoca los tiempos de la Guerra Fría...