Novela aparecida en 1995 y articulada en 175 fragmentos, con un estilo sencillo y repetitivo. Narra la infancia del autor (y lector voraz), Félix Romeo, en Zaragoza; experiencia extrapolable a toda una generación que sin duda se sentirá identificada. Episodios relacionados con el fútbol, el sexo, los animales, y sobre todo, la familia y la muerte. El eje vertebrador lo constituyen los dibujos animados de la época. El tono es a ratos humorístico (por momentos de un humor ácido) y de una cierta nostalgia de una infancia infeliz.
Me recordó mucho (demasiado) a "Lo peor de todo" de Ray Loriga, de 1992. También se da cierto aire, por lo fragmentario e inconexo, a los "Me acuerdo" de Joe Brainard. Con todo, se deja leer; de hecho te la lees del tirón.
Aquí van unos fragmentos:
"16.
Un tipo le dijo a m madre que yo había roto los cristales del colegio jugando al fútbol. El tipo era el portero de un colegio que no era el mío y tenía quince o veinte hijos. Los quince o veinte hijos tenían un grupo musical. Los López Méndez, o así. Uno tocaba la armónica, la otra la guitarra, la otra el xilófono, el otro las maracas, el otro la flauta, el otro cantaba, tres tocaban el triángulo y otros trece o quince hacían coros. Pues ese tipo le dijo a mi madre que yo había roto los cristales y mi madre le creyó. Era increíble. Mi madre estaba creyendo a un tipo que era incapaz de recordar los nombres de sus hijos. El pasado es un tiempo en el que yo era culpable."
"37.
Mi madre estaba hermosa cuando se ponía tulipán negro. El tulipán negro huele a tulipán negro que es un olor de pureza. Me gustaba el tulipán negro y el frasco de colonia de Maderas de Oriente. Cuando se ponía el tulipán negro la piel se le ponía suave."
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