Fragmentos de El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sabato, publicado por Seix Barral:
El fanatismo.
Tiene que tener una obsesión fanática, nada debe anteponerse a su creación,
debe sacrificar cualquier cosa a ella. Sin ese fanatismo no se puede hacer nada
importante»
«Una de las
misiones de la gran literatura: despertar al hombre que viaja hacia el
patíbulo».
EXPLORADORES, MÁS QUE INVENTORES
«Hay probablemente dos actitudes básicas
que dan origen a los dos tipos fundamentales de ficción: o se escribe por
juego, por entretenimiento propio y de los lectores, para pasar y hacer pasar
el rato, para distraer o procurar unos momentos de agradable evasión; o se escribe
para buscar la condición del hombre, empresa que ni sirve de pasatiempo, ni es
un juego, ni es agradable. Efectivamente, es casi normal, para no decir que es
inevitable, esta sensación de desagrado que produce la lectura de una novela de
esta naturaleza. Y eso se debe a que no sólo la exploración de las simas del
corazón humano es agobiante sino que, proponiéndoselo o no, este tipo de
ficción nos produce un desasosiego que tampoco es placentero. Maurice Nadeau
sostiene que una novela que deje tal cual al escritor y al lector es una novela
inútil. Es cierto. Cuando hemos terminado de leer El proceso no somos la misma
persona que antes (y seguramente tampoco Kafka después de escribirlo)»
«Es obvio que una cosa es la humanidad y
otra muy distinta el público-masa, ese conjunto de seres que han dejado de ser
hombres para convertirse en objetos fabricados en serie, moldeados por una
educación estandarizada, embutidos en fábricas y oficinas, sacudidos
diariamente al unísono por las noticias lanzadas por centrales electrónicas,
pervertidos y cosificados por una manufactura de historietas y novelones
radiales, de cromos periodísticos y de estatuillas de bazar. Mientras que el
artista es el único por excelencia, es el que gracias a su incapacidad de
adaptación, a su rebeldía, a su locura, ha conservado paradojalmente los
atributos más preciosos del ser humano. ¿Qué importa que a veces exagere y se
corte una oreja? Aun así estará más cerca del hombre concreto que un razonable
amanuense en el fondo de un ministerio. Es cierto que el artista, acorralado y
desesperado, termina por huir al África, a los paraísos del alcohol o la morfina,
a la propia muerte. ¿indica todo eso que es él quien está deshumanizado?
"Si nuestra vida está enferma —escribe
Gauguin a Strindberg— también ha de estarlo nuestro arte; y sólo podemos
devolverle la salud empezando de nuevo, como niños o como salvajes... Vuestra
civilización es vuestra enfermedad"»
LITERATOS Y ESCRITORES
«"La profesión de escritor tiene un lado
penoso, que consiste en que el trabajo lo obliga a uno a mezclarse con una
serie de literatos. Para guardar las apariencias, una o dos veces por año, hay
que concurrir a una reunión y pasar varias horas en compañía de críticos, autores
radiales y gente que lee libros. Todos ellos hablan una jerga que sólo pueden
entender los literatos. Únicamente después de proceder a una purificación de
fondo puede uno recobrarse y caminar con la cabeza en alto, como un ser humano" (Erskine Caldwell)».
«Pienso que el signo más sutil de que
una sociedad está ya madura para una profunda transformación social es que sus
revolucionarios se revelen capaces de comprender y recoger la herencia
espiritual de la sociedad que termina. Si eso no sucede, la revolución no está
madura».
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