De "Las armas y las letras", de Andrés Trapiello, de su página 327:
"En los años veinte, Manuel y Antonio empezaron a escribir juntos esas obras de teatro, que conocieron cierto éxito, pero que quedarían relegadas paulatinamente, como en parte su poesía, por García Lorca y sus compañeros de generación, aunque fue uno de estos, Manuel Altolaguirre, quien convención a Manuel Machado para que volviera a publicar versos, resurrección que Machado tituló Phoenix.
Vino luego el drama de la guerra. Es una vieja historia. Manuel Machado y su mujer se desplazaron a Burgos para festejar, como cada año, el santo de su cuñada Carmen, monja en un convento de la ciudad castellana.
La vuelta la tenían prevista, al parecer, para el día 17, pero un retraso accidental de Manuel, que se demoró más de lo corriente en su toilette, hizo que perdieran el tren.
Como les ocurrió a muchos que habían conocido las asonadas del siglo XIX, en un primer momento Manuel creyó que se encontraba ante una nueva carlistada y así lo declaró a una entrevistadora francesa, sin ahorrarse tampoco sarcasmos de librepensador escéptico. Se imaginaba todavía en el casino, pero ya era cuartel. En la entrevista se le veía el forro liberal. No se lo consintieron. Fue atacado por ello de inmediato y con extrema dureza en el Abc de Sevilla, con lo que ello implicaba. Pronto comprendió el viejo rumboso que los tiempos no estaban para disquisiciones históricas ni zapateados de ingenio. El poeta Miguel d´Ors, el hombre que más sabe del maestro sevillano, ha llevado su quest hasta la cárcel que el viejo poeta sufrió durante unos días en Burgos, a raíz de su entrevista y de la denuncia sevillana. La prisión, con todo y con eso, no duró mucho, y en todo caso le sirvió para comprender que había llegado el momento de las adhesiones. Después de este episodio, Machado consiguió que el nuevo Estado reconociese su condición de funcionario en el viejo, y como funcionario trabajó en Burgos hasta el final de la guerra."
"En los años veinte, Manuel y Antonio empezaron a escribir juntos esas obras de teatro, que conocieron cierto éxito, pero que quedarían relegadas paulatinamente, como en parte su poesía, por García Lorca y sus compañeros de generación, aunque fue uno de estos, Manuel Altolaguirre, quien convención a Manuel Machado para que volviera a publicar versos, resurrección que Machado tituló Phoenix.
Vino luego el drama de la guerra. Es una vieja historia. Manuel Machado y su mujer se desplazaron a Burgos para festejar, como cada año, el santo de su cuñada Carmen, monja en un convento de la ciudad castellana.
La vuelta la tenían prevista, al parecer, para el día 17, pero un retraso accidental de Manuel, que se demoró más de lo corriente en su toilette, hizo que perdieran el tren.
Como les ocurrió a muchos que habían conocido las asonadas del siglo XIX, en un primer momento Manuel creyó que se encontraba ante una nueva carlistada y así lo declaró a una entrevistadora francesa, sin ahorrarse tampoco sarcasmos de librepensador escéptico. Se imaginaba todavía en el casino, pero ya era cuartel. En la entrevista se le veía el forro liberal. No se lo consintieron. Fue atacado por ello de inmediato y con extrema dureza en el Abc de Sevilla, con lo que ello implicaba. Pronto comprendió el viejo rumboso que los tiempos no estaban para disquisiciones históricas ni zapateados de ingenio. El poeta Miguel d´Ors, el hombre que más sabe del maestro sevillano, ha llevado su quest hasta la cárcel que el viejo poeta sufrió durante unos días en Burgos, a raíz de su entrevista y de la denuncia sevillana. La prisión, con todo y con eso, no duró mucho, y en todo caso le sirvió para comprender que había llegado el momento de las adhesiones. Después de este episodio, Machado consiguió que el nuevo Estado reconociese su condición de funcionario en el viejo, y como funcionario trabajó en Burgos hasta el final de la guerra."
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