Año: 2007
Duración: 142 min.
País: México
Dirección y guión: Carlos Reygadas
Fotografía: Alexis Zabé
Reparto: Cornelio Wall, Miriam Toews, Maria Pancratz, Elizabeth
Fehr, Jacobo Klassen, Peter Wall
Productora: Coproducción México-Países Bajos (Holanda)-Francia-Alemania;
Mantarraya Producciones / No Dream Cinema / Bac Films / Estudios Churubusco S.A
/ arte France Cinéma / FOPROCINE / Motel Films / IMCINE / Ticoman
La magnífica película del mejicano Carlos Reygadas (autor,
entre otras, de Japón y Batalla en el cielo)
transcurre cerca de Ciudad Cuauhtémoc, en México, en una comunidad menonita de
las decenas que existen en el estado de Chihuahua.
Los menonitas son una rama anabaptista del cristianismo
procedente de Holanda y el norte de Alemania. Tras escapar a la persecución
religiosa que sufrieron en el siglo XVI, y después de atravesar Ucrania, Rusia,
Canadá y Estados Unidos, llegaron hasta Chihuahua a principios del siglo XX.
Rechazan la sociedad de consumo y sus colonias se encuentran principalmente en
América Latina, Asia y África. Su religión es muy estricta: no pueden tomar
drogas o alcohol ni usar anticonceptivos. En las comunidades más ortodoxas no
se puede utilizar el coche ni la electricidad.
Luz silenciosa se
inicia con un amanecer rodado íntegramente en forma de plano secuencia, donde
vemos aparecer, entre los ruidos de la noche que se desvanece, esa luz
silenciosa que da título a la obra y que estará presente a lo largo de toda la
película, en forma de testigo mudo. Es también esa luz la que marca las labores
del campo y por ende la rutina de los menonitas, una comunidad agrícola que
parece anclada en el siglo XVI, con hombres rubios y de ojos azules, ataviados
con petos vaqueros y con sombreros de cowboy, y mujeres con
vestidos de florecillas y sombrero blanco.
Johan, el protagonista masculino, es un hombre casado con
Esther y padre de siete hijos. La suya no es una vida diferente a la de los
demás de la comunidad, una existencia plácida y previsible, pero también
monótona, sin apenas pasatiempos que puedan distraer del camino a Dios; todo se
reduce a rezar, trabajar y cuidar de la familia, sin que haya posibilidad de cambio alguno. Y sin embargo
es aquí, en este mismo escenario de personajes incapaces de translucir lo que
sienten y donde se rehúye la mirada y el contacto físico, donde estalla el
drama.
Desde hace dos años y contraviniendo la ley de Dios y del
hombre, Johan mantiene una relación amorosa con Marianne, otra mujer de la
misma comunidad. Su amor está dividido entre ambas mujeres, bajo un sentimiento
de culpa de ecos bergmanianos. Esther representa la paz, la estabilidad, la
familia de acuerdo a la moral menonita, el pasado en forma de llama que se
extingue; también la rutina. Sabe desde el principio, pues su marido se lo ha
contado, que existe otra mujer y asiste impotente al ocaso de su matrimonio. Marianne es la otra, la amante capaz de provocar en
Johan sentimientos que este creía olvidados; representa, a su pesar, la
pasión incontrolable, el fuego y su capacidad de destruir todo a su paso. Es
consciente de ello y siente remordimientos por el daño que está provocando.
Está en juego todo lo que Johan ha ido construyendo con paciencia a lo
largo de años: una familia y un lugar en el mundo, acorde a unas estrictas
normas religiosas. ¿Es «la paz más fuerte que el amor» como dice Esther?
Marianne parece responder, aunque sea de manera indirecta: «Esto es lo más
triste de mi vida, Johan, pero también lo mejor».
Johan confiesa su secreto a su padre y también a su mejor
amigo, Zacarías. Ambos le aconsejan que abandone su relación con Marianne,
incluso su padre asegura que lo que está pasando es sin duda obra del maligno;
pero al mismo tiempo ambos envidian su situación, esa capacidad por sentir
deseo hacia otra persona.
Otro de los protagonistas de Luz silenciosa es
la naturaleza, filmada en formato panorámico y con una fotografía exquisita; ya
sea en su estado salvaje, en forma de paisajes abiertos y extensos, cielos
nubosos, tormentas, bosques, noches estrelladas…, o en su forma domesticada,
bajo la apariencia de tierras de cultivo, animales estabulados…
La película está rodada con un ritmo lento y parsimonioso de
planos de larga duración, con movimientos de cámara a menudo imperceptibles y
utilizando a veces lentes deformantes para crear una atmósfera asfixiante.
Cuenta con un notable trabajo de interpretación, en el que las dos protagonistas femeninas, Miriam Toews (Esther) y
María Pankratz (Marianne), son actrices profesionales y de origen menonita. El
resto del reparto es no profesional (algo habitual en el cine de
Reygadas) y pertenece a la comunidad menonita, incluido su actor
principal, Cornelio Wall (Johan). El idioma utilizado es el hablado por
dicha comunidad, el plautdietsch, lo que añade autenticidad al
filme.
La cinta concluye con un plano secuencia que nos muestra un
atardecer, rodado de manera similar a la secuencia inicial y como si cerrara un
ciclo. La cámara avanza en mitad de un bosque de árboles que se recortan contra
el cielo, mientras se escuchan sonidos de animales invisibles y la tarde va cayendo
hasta que la luz silenciosa desaparece por completo.
Luz silenciosa fue
presentada en 2007 en el único cine de Ciudad Cuauhtémoc, ante la comunidad
menonita. Consiguió, entre otros, el Premio del Jurado en el Festival de Cine
de Cannes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario