Título: «The Ghost of Piramida» (2012)
Director: Andreas Koefoed
Intérpretes: Rasmus Stolberg, Mads Brauer,
Casper Clausen
Música: Efterklang (Rasmus Stolberg, Mads
Brauer, Casper Clausen)
País: Dinamarca
Producción: Andreas Koefoed
Duración: 57’
(Para escuchar el disco «Piramida» de Efterklang pulsar aquí: «Piramida»)
Piramida fue un pueblo
levantado en la isla de Spitsbergen, en algún lugar del norte de Rusia, a unos 1.000
kilómetros del Polo Norte. Hasta allí se trasladaron cientos de hombres y
mujeres con el objeto de extraer el carbón de las entrañas de la tierra. Alexander
no solo fue uno de aquellos pioneros: también rodó películas que ilustran cómo
era la vida en aquella colonia.
«Últimamente he esto viviendo en silencio», así comienza su relato
Alexander. A través de su voz en off (en ruso) y de las imágenes en blanco y
negro rodadas por él mismo, nos habla del pasado, de ese fantasma con el que
estamos obligados a convivir, de aquellos hombres y mujeres que se marcharon a
vivir a la floreciente Piramida y que consiguieron sobreponerse a la adversidad
y a la dura climatología, en medio de inviernos de oscuridad total y de veranos
deslumbrantes, formando una utopía más o menos feliz y autosuficiente,
amenazada únicamente por la visita ocasional de algún oso polar. Al menos, así
era en un principio…
Las imágenes del director
danés Andreas Koefoed nos muestran el periplo de Mads, Casper and Rasmus, los tres
miembros del grupo danés Efterklang, durante sus nueve días de estancia en
Piramida. La banda se ha trasladado hasta allí con la intención de grabar
sonidos procedentes del lugar, creando así una suerte de paisaje sonoro que
recoja el espíritu de aquellos hombres y mujeres y del sueño que persiguieron.
En la actualidad, Piramida
está habitada por un solo hombre, un ruso silencioso y de carácter ríspido,
acaso otro fantasma más como el que da título a la cinta, armado siempre de un
fusil y temeroso de la posible aparición de un oso polar. Este hombre,
forzosamente acostumbrado a vivir en soledad, será el improvisado guía de
Efterklang durante su estancia. Junto a él y protegidos por su arma, los
miembros del grupo recorrerán el paisaje surreal de esta ciudad fantasma,
bañada por el agua gélida que entra en el Billefjorden y dormida a las faldas
de la imponente mole de su montaña piramidal.
Definitivamente y ante la
impasible mirada de un busto de Lenin, el tiempo se ha detenido en Piramida. Los
sueños de sus antiguos habitantes parecen flotar todavía en el aire,
impregnando la madera de las barracas. Eran los tiempos en que eran felices,
antes de la tragedia y de que llegase la Perestroika.
Los componentes de
Efterklang, mientras deambulan por el interior de edificios abandonados
comunicados entre sí por tuberías metálicas a modo de arterias, parecen
preguntarse ¿cómo es la vida de un pueblo cuando ya no está su gente?, ¿puede
haber vida? Mads, Casper and Rasmus soplan en el interior de botellas vacías
intentando arrancar sonidos sugerentes, percuten con sus baquetas y mazas sobre
toda superficie de metal que se pone a su alcance, rozan con sus manos el lomo
de viejos expedientes y luego los arrojan contra el suelo, graban el sonido de
sus propios pasos sobre la helada tierra… buscan cualquier sonido que pueda
servir de inspiración para el que ha de ser su cuarto disco (que se llamará
precisamente Piramida y que será su primer
disco con formación de trío) y susceptible de ser incorporado a él como una
suerte de psicofonía.
The
ghost of Piramida intercala
oportunamente los recuerdos en blanco y negro de Alexander entre las imágenes
actuales, rodadas en color por Andreas Koefoed, utilizando como banda sonora la
música del propio grupo.
El documental dura 57
minutos y fue premiado en noviembre de 2012 en el IDFA de Amsterdam, el más
importante festival de cine documental.
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