En los siguientes fragmentos de En defensa de la desobediencia civil se aprecia el deseo firme de
Thoreau por permanecer "a cierta distancia" del mundo. También cuenta
su estancia de una noche en una prisión, castigo impuesto tras seis años de
impago del impuesto de capitación (conviene señalar que Thoreau no se niega a
pagar otros impuestos más justos y con un destino más productivo). Lejos de ser
algo desagradable, la experiencia en la cárcel le resulta toda una epifanía que lo reafirma
en sus convicciones.
"Por mi parte, no quiero ni pensar que alguna vez
dependa de la protección del Estado. Pero si yo niego la autoridad del Estado
cuando éste me presenta la cuenta de los impuestos, pronto se llevarán y
gastarán mis propiedades y me acosarán a mí y a mis hijos indefinidamente. Esto
es doloroso. Esto hace imposible a la persona vivir honestamente y al tiempo
con comodidad en lo que a exterioridades respecta. No vale la pena acumular
propiedades que de seguro se volverán a ir. Hay que alquilar o invadir cualquier
predio, cultivar una pequeña cosecha y comérsela pronto. Hay que vivir dentro
de sí mismo y depender de uno mismo, siempre arremangado y listo a arrancar,
sin tener muchos asuntos pendientes. Un hombre puede volverse rico en Turquía,
si es en todo aspecto un buen súbdito del gobierno turco. Confucio dijo: “Si un
Estado es gobernado por los principios de la razón, la pobreza y la miseria son
objeto de vergüenza; si el Estado no es gobernado por los principios de la
razón, la riqueza y los honores son objeto de vergüenza”. No: hasta cuando se
me extienda la protección de Massachusetts hasta un puerto en el Sur, donde mi
libertad esté en peligro, o hasta cuando me dedique a aumentar mi patrimonio
aquí con industriosidad pacífica, me puedo dar el lujo de rehusar la sumisión a
Massachusetts, y a su derecho sobre mi propiedad y mi vida. En todo caso, me
sale más barato sufrir el castigo por desobediencia al Estado que obedecer. Me
sentiría que yo mismo valdría menos."
«Sírvanse enterarse de que yo, Henry Thoreau, no deseo ser
considerado miembro de ninguna sociedad a la cual yo mismo no me haya unido»
"El Estado, pues, nunca confronta a conciencia la razón
de una persona, intelectual o moralmente, sino sólo su cuerpo, sus sentidos. No
está equipado con un ingenio superior o una honestidad superior, sino con
fuerza superior"
"Cuando salí de prisión – porque alguien se atravesó y
pagó el impuesto – no percibí que hubiera habido grandes cambios en el
exterior, como los que encuentra el que entra joven y sale viejo; y sin
embargo, un cambio se presentó ante mis ojos – el pueblo, el Estado, el país
eran más grandes de lo que el mero tiempo podía afectarlos. Vi más claro el
Estado en el que vivía. Vi hasta qué punto se podía tener como buenos amigos y
vecinos a las personas entre quienes había vivido. Su amistad era ante
todo para los buenos tiempos. Vi que
básicamente no se proponían hacer el bien, que eran de otra raza distinta a la
mía por sus prejuicios y supersticiones . Como los chinos y los malayos, que en
sus sacrificios por la humanidad no se arriesgan ni siquiera en sus
propiedades. Vi que, después de todo, no eran tan nobles, sino que trataban al
ladrón como éste los había tratado, y confiaban que por cierto cumplimiento
externo y algunas oraciones, y por seguir una senda particularmente derecha e
inútil salvarían sus almas. Puede que esto sea juzgarlos un tanto duro, pero
muchos de ellos ni siquiera son conscientes de que en su pueblo exista una
institución como la cárcel"
"Nunca me he negado a pagar el impuesto de rodamiento,
porque quiero ser tan buen vecino como mal súbdito, y en cuanto a subvencionar
escuelas, aquí estoy dando mi contribución para educar a mis compatriotas. No es por un punto en especial de la cuenta
de impuestos que me niego a pagarla. Simplemente deseo rehusar la sumisión al
Estado, retirarme y permanecer retirado de manera efectiva. No me interesa
seguirle la pista a mi dólar, si puedo, hasta que ese dólar le compre un rifle
a un hombre para que le dispare a otro – el dólar es inocente – pero sí me
interesa seguirle la pista a los efectos de mi sumisión. De hecho, le declaro
la guerra al Estado, a mi manera, aunque lo utilice y me aproveche de él en
cuanto pueda, como es usual en tales casos"
"No ha aparecido en América el genio legislador. Son
raros en la historia del mundo. Hay oradores, políticos, y hombres elocuentes
por miles; pero aún no ha abierto la boca el que tiene que formular las
preguntas más molestas. Nos gusta la elocuencia en sí misma y no por la verdad
que contenga o por cualquier acto heroico que inspire"
"¿Es la democracia que conocemos la última mejora
posible de gobierno? ¿No es posible adelantar un paso en el reconocimiento y la
organización de los derechos del hombre? Jamás existirá un Estado realmente
libre e iluminado hasta cuando ese Estado reconozca al individuo como un poder
más alto e independiente, del cual se deriva su propio poder y autoridad y lo
trate de acuerdo a ello. Me complace imaginar un Estado que finalmente pueda
darse el lujo de ser justo con todos, y que trate al individuo con respecto;
más aún, que no llegue a pensar que es inconsistente con su propia tranquilidad
si unos cuantos viven separados de él, no mezclándose con él, sin abrazarlo,
pero cumpliendo con su obligación de vecinos y compañeros. Un Estado que
produjera este fruto y lo entregase tan pronto estuviese maduro abriría el
camino para otro Estado, aún más perfecto y glorioso, que yo he soñado también,
pero que aún no he visto por ninguna parte"
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