Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
http://www.larepublicacultural.es/article4027.htmlDURACIÓN: 2 h.
AÑO DE PRODUCCIÓN: 2010
NACIONALIDAD: EEUU
Hasta donde yo sé, Inside Job es la primera película que se hace sobre la reciente crisis económica, bajo cuyos efectos todavía siguen algunos países (el nuestro, sin ir más lejos).
Inside Job es un documental de dos horas de duración en el que, a través de la voz del actor Matt Damon, asistimos al proceso de gestación del derrumbe, y al posterior estallido de la burbuja financiera.
La cinta comienza en la idílica Islandia, donde el bienestar económico y social estalla, como un volcán en erupción, nos cuenta el director Charles Ferguson, cuando los bancos locales inician su estrategia expansiva, pretendiendo ir más allá de sus posibibilidades , financiados por la banca extranjera que acaba de desembarcar. Expertos financieros, contratados por la Cámara de Comercio, hablan al mundo de la estabilidad de Islandia. Es el principio del fin para el país de los hielos. Como se recordará, en 2010 el gobierno islandés celebró un referéndum sobre si se debía pagar la deuda contraida por la banca privada islandesa, en quiebra y nacionalizada, con bancos del Reino Unido y Países Bajos. Finalmente triunfó un "no" arrollador.
La película se traslada ahora a Nueva York, epicentro de las finanzas, a través de espectaculares tomas aéreas que nos muestran enormes rascacielos, metáforas de la bonanza económica, del ansia desmedida por llegar más alto.
A través de pequeños cortes de entrevistas con personajes, que de una manera u otra tuvieron que ver con la crisis, Ferguson nos explica cómo, después del crack del 29, en EEUU se disfrutó de un periodo de calma en lo que a posibles turbulencias financieras se refiere. Todo cambió a partir de los 80, con Ronald Reagan instalado en el poder, cuando los lobbies empezaron a abogar por una desregulación de la industria financiera. Washington y Wall Street estrechan sus lazos, al tiempo que los operadores financierons multiplican sus ingresos y su influencia. Poco a poco, esos grupos de presión empiezan a colar hombres entre las altas esferas del gobierno estadounidense; la tan ansiada desregulación del sector no tardará en llegar. Son tiempos de bonanza en los que los estadounidenses aspiran a hacer realidad sus sueños; los bancos ayudan concediendo créditos sin demasiados miramientos. La bola de nieve especulativa va creciendo, sin que los organismos controladores cumplan su cometido. Por su parte, las todopoderosas agencias de rating inflan las calificaciones de determinadas empresas, incluso cuando éstas están al borde mismo del desastre.
En el 2008 todo salta por los aires. Las hipotecas subprime hacen que el mercado inmobiliario se hunde, arrastrando con él, cual tsunami arrollador, a gigantes como el banco de inversión Lehman Brothers, las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, la aseguradora AIG… La estabilidad de la economía estadounidense está en peligro y el presidente ordena inyectar millones de dólares. El efecto dominó de piezas que van tirando nuevas piezas se instala en la economía globalizada en que se ha convertido el planeta: la enfermedad comienza a contagiarse, la pandemia no tardará.
Después vendrá la resaca, en forma de depuraciones -nulas o casi nulas-, indemnizaciones y rescates de grandes empresas a costa de vaciar los bolsillos de los contribuyentes. El nuevo presidente Obama es un hombre cargado de buenas intenciones: lo ocurrido no volverá a suceder. Sin embargo, los mismos hombres que provocaron el desastre, esos que consiguieron mantener intactas sus fortunas, esos que cobraron sustanciosos bonus, vuelven a instalarse entre la élite gobernante junto al nuevo presidente, cumpliendo así el viejo adagio del hombre que tropieza dos veces en la misma piedra.
Muchos de los responsables del hundimiento se negaron a participar en Inside Job. Entre los que sí que lo hicieron, en sus respuestas a las a menudo comprometidas preguntas, se cuelan momentos de duda, de contradicción, de silencio, de tartamudeo, de abierto cinismo, que despertarán la carcajada de los espectadores; actuando como contrapunto a la indignación creciente que desde el principio de la película se ha ido instalando entre el público.
En ciertos momentos, Inside Job puede recordar a las recientes producciones de Michael Moore, por el humor que destila, por su ironía, por la música… Así que si te gustaron películas como Fahrenheit 9/11 ó Bowling for Columbine, ya sabes…
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