En su relato "El oscuro hermano gemelo", incluido en "Los mejores cuentos" (Anagrama), Sergio Pitol habla sobre el arte de crear. En concreto, él se refiere a la novela. Entiendo que lo que dice (que suscribo en su totalidad) es extrapolable a otros tipos de creación.
En la pág. 227 incluye una cita de Justo Navarro:
"Escribir es un caso de impersonation, de suplantación de personalidad: escribir es hacerse pasar por otro." (Justo Navarro, prólogo a El cuaderno rojo de Paul Auster).
En la pág. 227 incluye una cita de Justo Navarro:
"Escribir es un caso de impersonation, de suplantación de personalidad: escribir es hacerse pasar por otro." (Justo Navarro, prólogo a El cuaderno rojo de Paul Auster).
En la pág. 229:
"Te alejas de ti mismo cuando te acercas a ti mismo... -dice Navarro-. Escribir es hacerse pasar por otro". No concibo a un novelista que no utilice elementos de su experiencia personal, una visión, un recuerdo proveniente de la infancia o del pasado inmediato, un tono de voz capturado en alguna reunión, un gesto furtivo vislumbrado al azar para luego incorporarlos a uno o a varios personajes. El narrador hurga más y más en su vida a medida que su novela avanza. No se trata de un ejercicio meramente autobiográfico: novelar a secas la propia vida resulta, en la mayoría de los casos, una vulgaridad, una carencia de imaginación. Se trata de otro asunto: un observar sin tregua los propios reflejos para poder realizar una prótesis múltiple en el interior del relato.
Haga lo que haga, el novelista seguirá escribiendo su novela. No importa que otros trabajos no literarios le carcoman el tiempo. Se concentrará en su relato y lo hará avanzar en una que otra hora libre, durante los fines de semana, o las vacaciones, pero, aunque ni él mismo lo advierta, estará en todo momento implicado secretamente en su novela, inserto en alguno de sus pliegues, perdido en sus palabras, empujado por la "urgencia de la ficción misma, que siempre tiene un peso no desdeñable", para emplear una expresión de Antonio Tabucchi."
"Te alejas de ti mismo cuando te acercas a ti mismo... -dice Navarro-. Escribir es hacerse pasar por otro". No concibo a un novelista que no utilice elementos de su experiencia personal, una visión, un recuerdo proveniente de la infancia o del pasado inmediato, un tono de voz capturado en alguna reunión, un gesto furtivo vislumbrado al azar para luego incorporarlos a uno o a varios personajes. El narrador hurga más y más en su vida a medida que su novela avanza. No se trata de un ejercicio meramente autobiográfico: novelar a secas la propia vida resulta, en la mayoría de los casos, una vulgaridad, una carencia de imaginación. Se trata de otro asunto: un observar sin tregua los propios reflejos para poder realizar una prótesis múltiple en el interior del relato.
Haga lo que haga, el novelista seguirá escribiendo su novela. No importa que otros trabajos no literarios le carcoman el tiempo. Se concentrará en su relato y lo hará avanzar en una que otra hora libre, durante los fines de semana, o las vacaciones, pero, aunque ni él mismo lo advierta, estará en todo momento implicado secretamente en su novela, inserto en alguno de sus pliegues, perdido en sus palabras, empujado por la "urgencia de la ficción misma, que siempre tiene un peso no desdeñable", para emplear una expresión de Antonio Tabucchi."
¡Qué lección magistral nos da Pitol sobre el arte de escribir o de crear, que para mi, es lo mismo!
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