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"VIDA Y HECHOS DE PATTI SMITH" - JAVIER SERRANO


77-Me acuerdo de Patti Smith cuando vino a inaugurar una exposición en La Casa Encendida, Vida y hechos de Arthur Rimbaud. Recuerdo que yo estaba viendo esa exposición y escuchaba de fondo una horrible voz que parecía perseguirme, una voz femenina, monocorde, grave y en inglés, que le daba explicaciones a otra persona. Cuando ya no pude soportarlo más, chisté. Resultó que la propietaria de la voz de marras era la "madrina del punk", la mismísima Patti Smith. Me acuerdo que me miró con sorpresa, con odio infinito también. Todavía me escuecen los ojos.

"PERRO INDIGNADO" - JAVIER SERRANO SÁNCHEZ

En las recientes revueltas que vienen acaeciendo en Atenas (Grecia) se ha podido ver a un perro canelo, de tamaño grande y que atiende al nombre de Lukánicos (salchicha, en griego), Luk para los amigos, enfrentándose, junto al resto de manifestantes, a las armas de la Policía. Se desconocen los motivos de su "indignación" pero ya hay quien apunta a que se trata de la reencarnación de algún sindicalista recalcitrante, muerto en alguna trifulca callejera con los agentes del orden. Verdad o no, lo cierto es que el iracundo can porta un collar azul y una placa que lo señala (más bien, estigmatiza) como animal esterilizado y vacunado por el Ayuntamiento. ¿Acaso no son esos motivos más que suficientes para estar indignado?

"J.B." - JAVIER SERRANO


JB

Jeff Buckley siendo engullido,
desnudado, violado
y luego asesinado por el río Wolf
Su cuerpo vagando sobre
las aguas
durante días
¿suicidio?
¿accidente?
¿violación?
No hay restos de drogas
asegura la Policía
sólo una prometedora
banda sin líder
Muerto.
¡Jeff Buckley ha muerto!
Su voz se escucha ahora
por las noches
bajo las aguas del Wolf
ahogada
anegada
formando círculos concéntricos
Es la voz de un muerto
¡Jeff Buckley ha muerto!

"ESTRÉS" - JAVIER SERRANO


Una ola de suicidios sacude France Télécom, empresa paradigmática en el campo de la tecnología y de las comunicaciones. Al parecer, en el plazo de un año y medio, en el seno de la multinacional francesa se han quitado la vida 44 personas, arrojándose al vacío o abriéndose el vientre en el transcurso de una reunión. Los sindicatos se quejan de la presión provocada por la falta de empleados, los cambios de destino y la persecución de objetivos inalcanzables. El gobierno, que no es ajeno al drama -no en vano el Estado participa con un 26,5 % en el capital de dicha empresa-, ha instado a las compañías con más de mil empleados a que reduzcan sus niveles de estrés. Por su parte, France Télécom, ante la posible merma de su buena reputación, ha solicitado una explicación a su jefe del Departamento de Recursos Humanos; el cual, hombre honorable, no pudiendo soportar la presión durante más tiempo se ha disparado un tiro en pleno rostro.

"COCINA AMERICANA" - JAVIER SERRANO


COCINA AMERICANA

para Abel Lamo

En cierta ocasión conocí a un editor de una editorial pequeña que vivía en un apartamento minúsculo. El estudio era tan pequeño que tenía que guardar parte de su biblioteca dentro del horno de la cocina (una de esas cocinas americanas). Accidentalmente, una noche, ya de madrugada, mi amigo editor accionó el mando del horno. Recuerdo que aquella noche se produjo un holocausto literario.

"J Y V" - MICRORRELATO AMOROSO (Y FOTOGRÁFICO)


¿Cómo llamar a esto? ¿Fotorrelato? ¿Micrografía? ¿Se puede considerar esto Literatura?
No sabemos quién es J ni quién es V. A decir verdad, lo desconocemos todo sobre ellos, lo cual no deja de ser una puerta abierta al misterio. Eso sí, la historia narrada parece auténtica. Esperemos que este romance no sea tan breve como la forma en que está contado.

P.D.:
Los parques están llenos de este tipo de... ¿cómo llamarlo?

"EL VELERO EN LA BOTELLA" - Javier Serrano Sánchez


Siempre me he preguntado cómo se hace para meter un velero dentro de una botella. "No se mete desde fuera sino que se construye en el interior de la propia botella", me respondió el capitán. Luego ordenó largar amarras.

"COMO UN ELEFANTE EN UNA CACHARRERÍA: CASO ASSANGE Vs. EL ORDEN ESTABLECIDO" - Javier Serrano Sánchez


Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
http://larepublicacultural.es/article3535.html?var_mode=calcul

De un tiempo a esta parte contemplamos, estupefactos, el desarrollo del último serial por entregas: el de Wikileaks. Casi una película de espías, en la más pura tradición 007ana.
Desde el gobierno de Estados Unidos -país que, como se recordará, es uno de los paladines de la libertad de expresión- se presiona para conseguir la cabeza del fundador de Wikileaks, Julian Assange, y mientras esa cabeza llega, se presiona -con resultado, como se ha visto- a servidores como el de Amazon para que no de cobijo al fugitivo. Estas maneras le recuerdan a uno el no lejano caso de la censura china sobre Google. En aquel incidente nos escandálizabamos, saltando como un resorte todos al unísono, mientras que en este otro suceso casi lo vemos como algo lógico: al fin y al cabo, se trata de un terrorista, pensarán algunos, olvidando por un momento ese sacrosanto derecho a la libertad de expresión con el que tanto se nos llega la boca. Estamos hablando, ni más ni menos, de ¡la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana!
"Con sus acciones ilegales, escandalosas y temerarias, Wikileaks ha puesto en peligro la seguridad nacional de EE UU y la del mundo", dice Joe Lieberman, jefe del Comité de Seguridad Nacional del Congreso de EEUU. Habría que precisar de qué lado del mundo estamos hablando. Muchas de las filtraciones de Wikileaks se refieren a otras partes del mundo donde EUU y aliados han vulnerado las normas más elementales de respeto por los derechos humanos. Además, si Wikileaks miente, ¿a qué espera el gobierno estadounidense para contar su versión de los hechos, aportando, como es habitual en él, pruebas convincentes?
Todo lo contrario, Obama & Cía. prefieren buscar algún asidero legal -se habla incluso de la Ley de Espionaje de 1917- para poder meterle mano a Assange y pararle los pies. ¿No ha considerado EEUU el mal efecto que tendría para su imagen clausurar definitivamente Wikileaks? De momento, se está produciendo un efecto boomerang que hace que la gente se muestre interesada por esa información que tanto le urge a EEUU mantener oculta. No contento con ello, el siempre prometedor presidente Obama ha creado un nuevo puesto en su Administración que se dedicará exclusivamente a la investigación de la filtración, una especie de caza recompensas, vaya.
En caso de cerrar Wikileaks -sea por lo legal o al más puro estilo John Wayne-, ¿podría EEUU seguir autoconsiderándose la primera potencia democrática del mundo?
A Assange se le acusa en Suecia de delitos de acoso sexual y violación contra dos mujeres. Él alega que fueron relaciones sexuales consentidas. Sea verdad o mentira, trampa sexual o cotilleo televisivo, el hecho es que si finalmente Assange acude a Suecia, motu proprio o forzado por alguna autoridad policial -la Interpol ya lo busca y todo indica que el fugitivo se encuentra en el sur de Gran Bretaña-, este país, Suecia, podría extraditarlo a EEUU -¿podría negarse Suecia a ello y aguantar la presión del amigo americano?- para que respondiera allí sobre las filtraciones. Bastaría con buscar un motivo legal para esa extradición. A estas alturas del partido -jejejeje- eso sería lo más fácil, como se ha visto en otras ocasiones. Por lo pronto, el soldado que filtró la información, un sorche llamado Manning, ya se encuentra detenido y a la espera de un consejo de guerra. Conviene recordar que no hace mucho en Guantánamo se han quedado unas cuantas plazas libres...
En lo que respecta al caso español, me asombra que el PP no se haya lanzado a la yugular del PSOE, como suele ser habitual, tras conocer ciertas filtraciones que le afectan muy directamente al partido en el gobierno. Me acordé de aquel refrán -una vez más, el viejo refranero español- que dice aquello de "pájaro que no canta algo tiene en la garganta". Probablemente, el PP es consciente de que de un momento a otro se revelarán sus propios "trapos sucios", mucho más cuando es un periódico, El País, tan contrario al PP el que está haciendo públicas las filtraciones.
Es de agradecer que, como rocambolesca carambola, estas filtraciones hayan conseguido reactivar el tan flagrante como mortecino caso Couso.
En cuanto a Assange, ¿qué pensar de él? EEUU no tiene duda: desde hace días, Julian Assange ocupa un lugar preferente en el eje del mal, y ya nadie se acuerda de aquel otro desaparecido, el del turbante. No sé si se trata de una especie de Quijote, uno fascinante, o de alguien, el enésimo impostor, que busca hacer pasta de alguna manera que de momento se me escapa. Lo cierto es que está consiguiendo, con sus filtraciones impertinentes, poner nerviosos a muchos dirigentes mundiales. Y es que no sólo nos está mostrando detalles pedestres sobre ellos, también cómo se las gastan, entre bastidores, aquellos que nos dirigen y que consideran que el fin justifica los medios, no importa cuáles sean estos medios. Si tenemos en cuenta que, por lo visto, estas filtraciones son sólo la punta del iceberg y Wikileaks tiene mandanga suficiente como para dar un informe a la hora durante más de 28 años, estamos hablando de una auténtica bomba de relojería. "Me parecería ofensivo que me llamaran periodista", asegura el prenda. Y no es para menos. Mientras la prensa trata de dilucidar si estas filtraciones son periodismo o no, cabe preguntarse: ¿cómo es posible que un ciudadano de a pie haya tenido acceso a toda esta información sin que la haya conseguido antes algún sagaz periodista, respaldado por algún poderoso grupo empresarial? ¿Ignorancia? ¿autocensura?
Otro debate que surge de nuevo es ¿qué hacer con la Red? ¿se debe permitir todo o hay que promulgar leyes que restrinjan el libre tráfico de la información? De momento, lo que estamos viendo es la expulsión continuada de Wikileaks de distintos servidores y DNS, dentro de EEUU. No faltan, afortunadamente, escuderos caritativos, ciberanarquistas, piratas que le están echando "un cable" al pobre de Assange. Es de suponer que EEUU ya estará presionando a sus socios-cómplices para que estos, a su vez, presionen a los nuevos servidores, ¿aguantarán éstos la presión del amigo americano? Por si acaso, se puede acceder a Wikileaks en los siguientes enlaces:

De nada.

(TO BE CONTINUED)

"ABRAZOS GRATIS" - Javier Serrano Sánchez


Cada día, sobre todo en las grandes ciudades, se ven más personas que portan un cartel donde se anuncian "abrazos gratis". A cualquier hora del día, o de la noche, no importa si uno es feliz, lo acaban de despedir o su pareja lo engaña, uno es abordado en plena calle y tiene la posibilidad, sin coste alguno, de abandonarse a la calidez de los brazos de un desconocido para continuar después, algo más reconfortado, su camino. Si se analiza el fenómeno se entenderá que en un mundo tan carente de afectos como éste, tarde o temprano algo así tenía que ocurrir. Ojo: no faltan los ventajistas, impostores que al tiempo que te abrazan te despojan de tu cartera, o depravados que aprovechan para restregarse. Tampoco las campañas en contra, como ésa de "Hostias por la cara". Hay incluso quien sospeche que la gripe A no fue más que un invento para acabar con los abrazos. En lo que a las autoridades respecta, como tantas otras veces no saben muy bien cómo reaccionar. En China, por ejemplo, la campaña fue censurada por ser considerada una clara "provocación sexual". En la Puerta del Sol, un policia que iba a detener a uno de estos abrazadores quedó completamente desconcertado al ser achuchado por éste. Ahora, ese mismo agente de policía recorre uniformado la céntrica plaza repartiendo abrazos.
El fenómeno se extiende, imparable, pues nunca hubo gesto ni emoción más universal. Ya hay hasta una fecha, el primer sábado de julio, considerada como el día internacional de los abrazos gratis. Quién sabe, quizás esto de los abrazos sólo sea una moda más, o acaso un montaje publicitario. Por si acaso, los políticos, reticentes por principio a todo aquello que implique cambio, no dudan ahora en sus cumbres en darse un afectuoso abrazo, dejando de lado la crispación habitual. No sólo ellos, en tiempos de crisis como éstos, la patronal y los sindicatos, los del Barça y los del Madrid, israelíes y palestinos... todos corren a abrazarse.

"CUATRO CERVEZAS Y UNA ROSA" - Javier Serrano Sánchez


Regreso en el metro a casa. Sábado de madrugada, cuatro cervezas. Una pareja entra en el tren. Parece una pareja más, pero una rosa roja en una de las manos de la chica nos advierte de que están enamorados. Sin duda, el tipo la quiere, me digo. Y, sin embargo, al ver la rosa, una sola, me pregunto hasta qué punto la quiere. Hay hombres que se gastan fortunas en un ramo de rosas para su chica, cuantas más rosas más grande es su amor. Pero este tipo sólo ha comprado una. Voy solo y la mía es una lucidez de cuatro cervezas, o acaso no sea más que presunción. En cualquier caso, parecen bien avenidos, sonríen, bromean, él inclina de vez en cuando su cabeza sobre el hombro de ella. Y sin embargo una sola rosa. Ella está cansada y empieza a dormirse. Él se queda pensativo. Me fijo y descubro que en una de sus manos -las de él- hay un pétalo rojo. El tipo lo mira, ensimismado, juega con él. Pienso en un hindú o un chino con antenas de colores vendiendo rosas por los bares. El suelo del metro, la tapa de un contenedor de basura, un vaso de agua en el mejor de los casos... quién sabe donde aparecerá esa rosa mañana.

"BUCLES" - Javier Serrano Sánchez

Este relato breve aparece en "El tren y el viaje" (V Aniversario Relatos Breves) Editado por RENFE-Cercanías Madrid.


El tren llegó a la estación de destino pero no se detuvo. Como ya ocurriera en las anteriores ochenta y cuatro veces, los pasajeros gritaron e intentaron abrir, sin resultado, las puertas. Una mujer que miraba a través de la ventana, tras observar fijamente un depósito de agua, gritó alarmada que estaban dando vueltas en redondo. Los mismo árboles, idéntico río, las montañas del fondo, la granja, el breve lapso del túnel, la estación... Los mismos árboles, idéntico río... La mujer de la ventana estaba en lo cierto. El niño, irritado al sentirse descubierto, pegó un manotazo a la locomotora y se marchó a merendar. Todo había terminado.

"AJEDREZ" - Javier Serrano Sánchez


Tras cruenta batalla sobre los escaques del tablero, los pocos peones negros que todavía sobreviven consiguen la rendición del rey blanco. ¡Viva la República! gritan a coro.

"EL ORIGEN DEL MUNDO" - Javier Serrano Sánchez


El cuadro de arriba es una obra de Courbet llamada El origen del mundo e inspiró un relato mío que ganó la 34ª Edición del Certamen Internacional de Narrativa, convocado por la Asociación Bilaketa bajo el nombre Premio Tomás Fermín de Arteta. Voilà el relato:


"EL ORIGEN DEL MUNDO"
por Javier Serrano

Originalidad es volver al origen (Antonio Gaudí) 

Desde que siendo apenas un crío contemplara arrobado la obra de Gustave Courbet, El origen del mundo, hasta su misteriosa desaparición el pintor Tancredo Escarpa había pasado por diversas etapas artísticas. Así, había sido expresionista y luego impresionista, surrealista un poco antes de ser hiperrealista, formalista y luego informalista, naif y futurista, incluso real visceralista... Su trayectoria había ido pegando continuos virajes en su búsqueda incesante de la originalidad. Lo único que subyacía en toda su carrera, vertebrándola, era la presencia constante del desnudo femenino, acaso una reminiscencia más de la mujer desnuda del cuadro de su infancia. En su persecución tenaz de la belleza ideal, su vida había terminado por convertirse en una sucesión de modelos y, con ello, en un cambio continuo de amantes. 
Cierto día se plantó. Se sentía exhausto y había llegado a la conclusión de que todo lo realizado, todo lo amado, había sido en balde. Dejó la pintura y las mujeres, y se recluyó en casa. Durante algún tiempo estuvo reflexionando en soledad. Una noche soñó que se introducía en la vagina courbetiana de su madre. Cuando despertó, tenía una erección y también una certeza: para ser realmente original tenía que volver al origen. Buscó y encontró una nueva modelo con un físico más acorde a sus nuevas pretensiones: Micaela, de pelo negro y formas rotundas, grandiosa como una diosa de la fertilidad. Fue así como retomó la pintura, y sus cuadros se poblaron de formas redondeadas y abstractas, de colores simples. 
Tal vez como una consecuencia de ello, al poco, Tancredo Escarpa ya tenía una nueva compañera sentimental: la propia Micaela. No había noche que no copularan de una manera desenfrenada, casi animal, como lo era su amor. Luego, cuando ella ya dormía, él se entretenía explorando su cuerpo grandioso, tratando cada noche de ir un poco más allá, buscando siempre trascender los límites. Primero era un dedo lo que hurgaba en su interior, después una mano, luego un brazo... 
Una noche de plenilunio en que ella dormía, el pintor, llevado por una mezcla de pasión y de curiosidad, se aventuró todavía más y acercó su cabeza hasta el triángulo de musgo oscuro. Quería conocer el interior de aquella vulva que tanto le fascinaba; lubricada y descomunal, parecía respirar como un animal vivo. Tanto se acercó Tancredo que cuando quiso darse cuenta su cabeza estaba dentro de ella. El lugar era oscuro pero le pareció acogedor, si bien algo húmedo. Fue entonces cuando se produjo un inesperado movimiento de aspiración, como si de un agujero negro o de un torbellino se tratase, que succionó por completo el cuerpo del pintor, engulléndolo. 
Por la mañana, Micaela despertó y no halló al artista a su lado. Escuchó una vocecilla procedente de su entrepierna: "Soy yo, Tancredo". Miró hacia allí mas no vio nada. Una voz que salía de su sexo le explicó lo ocurrido. Ella intentó ayudarle a salir, pero él le aseguró que estaba bien y que si no le importaba le gustaría permanecer allí durante algún tiempo, mientras su nuevo estilo pictórico se iba gestando. 
No le importó a Micaela y así fueron pasando los días. La modelo-amante siguió haciendo su vida normal. Nunca había sido madre y descubría ahora un instinto maternal que a veces incluso le llevaba a acariciarse la barriga. En otras ocasiones —el artista era tan liviano, tan discreto— llegaba a olvidarse de que lo tenía dentro.
En cuanto a él, a Tancredo, se sentía protegido entre el calor de aquellos 37 grados. Meciéndose en posición fetal seguía explorando, desarrollando —cual canguro en su marsupio— la relación de apego con su portadora. Poco a poco, se fue acostumbrando al murmullo de la sangre, al flujo de las arterias caudalosas, al diapasón de los latidos del corazón... La comida y la bebida llegaban a través de una sonda dispuesta por ella. Respirar tampoco era problema, la vagina de Micaela era como una ventana entreabierta por la que se colaba el aire. ¿Acaso puede haber mejor manera de conocer el alma de una mujer que estando dentro de ella? Sentirse estimulado, amado, habría de influir en el nuevo estilo. 
Tancredo no tardó en perder el sentido del tiempo. Cuando Micaela estaba tumbada, en horizontal, era para él la noche; el día, cuando ella estaba de pie. 
La nueva situación había de influir en su relación amorosa. Que él le fue fiel durante todo este tiempo, es obvio; en cuanto a ella, a Tancredo le pareció oír alguna vez voces lejanas de hombre en mitad de la noche, si bien nadie o nada accedió a su cubículo, salvo algún ocasional dedo. Estar sin Micaela (aunque dentro de ella) hacía que algunas de aquellas noches horizontales se le antojasen tan largas que a menudo se ponía a recordar. Su memoria regresaba entonces al cuadro que siempre había admirado, El origen del mundo. La obra representa parte del cuerpo de una mujer, donde el principal foco de atención lo constituye un impúdico pubis de pelaje frondoso coronando un par de piernas abiertas. La actitud de su desconocida poseedora es de abandono, como si durmiera o esperara. ¿Por qué le obsesionaba aquel cuadro? ¿Por su impudor casi hiriente? ¿Acaso porque de un modo inconsciente siempre había deseado vivir en el interior de aquel sexo, auténtico pasaje a la no dualidad? ¿Vivió también Courbet dentro del cuerpo de alguna mujer? ¿Tal vez, como dijo el propio Courbet emulando a Flaubert, "El coño soy yo"? ¿Sería así el nuevo estilo? Desde su concepción, El origen del mundo había estado camuflado de un modo u otro, como Tancredo ahora, visible sólo a unos pocos. Incluso en tiempos más modernos los museos se mostraron reticentes a exhibirlo, temerosos de la reacción del público. 
Tal vez fuera por la remembranza de aquella obra, lo cierto es que a Tancredo Escarpa le volvieron las ganas de pintar y así se lo comunicó a su musa portadora. Ella se alegró; tras nueve meses, aquello era lo más parecido a una vuelta a la normalidad. Siguiendo las instrucciones del pintor, Micaela se desnudó por completo para no manchar su ropa y facilitar así el trabajo del artista que llevaba dentro. Se situó de pie junto a un lienzo, sumergió un pincel en un bote de pintura roja y lo puso a la altura de su ingle. Como siguiendo un llamado, la mano de Tancredo emergió, nerviosa y genital, aferrando el pincel y comenzando a pintar. Así estuvo durante horas, con gesto enfebrecido y sin detenerse. Al final, ambos quedaron agotados. Micaela se tumbó y permaneció tendida, nocturna, con sus piernas abiertas de par en par y en dirección al lienzo para que él también pudiera admirarlo. Contemplaron así, juntos, la recién parida obra: una versión —digamos mejor un homenaje— a El origen del mundo, sólo que la protagonista era la propia Micaela, o más bien lo que el autor recordaba de ella. La visión de la obra, siempre inspiradora, le sugirió a Tancredo una nueva idea. El artista pidió a su modelo que colocara un espejo frente a ella y luego volviera a la misma postura en que se hallaban. Ella obedeció y se situó despatarrada frente al espejo. Con la ayuda de sus brazos, Tancredo se abrió paso entre la cortina de labios para poder mirar mejor. La visión lo dejó extasiado —también a ella— y lo hizo retrotraerse otra vez hasta su niñez: volvía a contemplar El origen del mundo, sólo que desde dentro del cuadro. Ahora era él, Tancredo Escarpa, pintor proteico, el origen del mundo. Así, sumergidos en aquel deliquio, permanecieron durante un largo rato. Cuando el artista hubo salido del trance, le comunicó a su portadora su penúltima ocurrencia: no regresaría jamás al mundo exterior, en adelante se quedaría a vivir allí para siempre. Micaela lloró, no se sabe si de alegría o de tristeza, acaso una mezcla de ambas. Las lágrimas fueron surcando sus carnes para luego perderse entre ellas. 
La vida continuó su curso y, pese a todo, la rutina regresó al hogar de la pareja. Tancredo pintaba a diario y Micaela, reflejada en el espejo, volvía a ser la modelo de antes. Otras veces —en claro ejercicio onanista—, el artista realizaba autorretratos, pintándose de memoria a sí mismo, en idéntica pose que la musa de Courbet. Al verse así retratado, se acordó de otro cuadro contemplado en su vida anterior, el de la artista francesa Orlan, titulado El origen de la guerra, un remedo de El origen del mundo. Como si se tratase de un diálogo entre dos obras de arte con un lapso de algo más de un siglo, en la nueva versión, tan realista como paródica y reivindicativa, el protagonista es un hombre, uno peludo y desconocido, en actitud displicente y con el pene inflamado. A Micaela le gustaba aquel autorretrato de su amado, como también le gustaban las caricias de su pincel mientras trabajaba; podía pasarse horas observándolo con mirada nostálgica. En cuanto a él, al ver que su último cuadro era prácticamente igual que el de Orlan, sintió que una vez más perdía la tan ansiada originalidad, que la rutina de su vida hacía que se estuviera repitiendo. Debía volver a reinventarse y para ello nada mejor que buscar una nueva modelo. A Micaela, con tal de salvar su relación, no le pareció mala la idea y fue ella misma la que se encargó de realizar un casting, siguiendo como siempre las directrices del artista. 
La modelo seleccionada por Tancredo, mediante oportuno pellizco en uno de los labios de Micaela, fue Vera, una joven rubia de piel blanquísima, de formas tan generosas como sensuales. Acababa de llegar a la ciudad, necesitaba dinero y no tenía dónde alojarse. Como la casa era amplia accedió a instalarse en una de las habitaciones. La primera sesión empezó al día siguiente. Micaela se situó junto a un nuevo lienzo en blanco y la mano del artista volvió a aparecer, ante la sonrisa divertida de Vera al descubrir aquella quimera de cinco extremidades. De que hubo química entre los tres da buena prueba la serie de diez lienzos titulada La Lujuria. En todos esos cuadros, de estilo más bien naturalista, aparece Vera, desnuda y en diversas poses y actitudes. El leitmotiv de todos ellos no es otro que el pubis depilado y sonrosado de la joven.
Quizá para evitar que Micaela se sintiera desplazada o quién sabe si para dar el enésimo giro a su manera de pintar, Tancredo propuso realizar una obra de gran formato en la que aparecieran ambas desnudas. Sin más dilación, las dos mujeres dispusieron un nuevo lienzo y el espejo enfrentado al lecho de la pareja. Ahora ambas yacían juntas, semiabrazadas ante la mirada atenta del artista agazapado. 
Transcurrieron varios días con sesiones intensas de trabajo. De vez en cuando hacían alguna pausa para descansar, pero después las dos mujeres regresaban a la pose originaria. Otras veces era el propio pintor el que se quedaba dormido, con el brazo extenuado asomando, como un apéndice flácido, en el cuerpo de su portadora. No había concluido la obra pero ya le parecía un déjà vu, y eso se reflejaba en sus sueños. Soñaba ahora con volver otra vez a la vagina primigenia, la de su madre, y bucear en ella, al lado del mismísimo Courbet... Despertó. Las dos mujeres continuaban en su postura intencionada, la única diferencia era que no estaban estáticas. Ahora se movían, se acariciaban, se besaban, se frotaban, se trenzaban, se... El brazo de Tancredo volvió a izarse, y empezó a pintar lo que veían sus ojos. 
Al cabo de dos días más, el lienzo estuvo completamente terminado. La influencia courbetiana era más que evidente: la nueva obra era una réplica —mejor dicho, un plagio— de El sueño de Courbet, no faltaba ni el detalle del collar de perlas roto. Su capacidad de crear se había agotado definitivamente. Tancredo Escarpa ya no era el origen del mundo, Tancredo Escarpa era ahora el fin del mundo, o tal vez ambos conceptos eran una misma cosa y era imposible avanzar. 
Lo que sí que avanzaba era la relación entre ambas mujeres. La cercanía de sus cuerpos había hecho que el afecto mutuo que sentían se hubiera ido estrechando, sin que él pudiera hacer nada por impedirlo. Ahora dormían juntas y parecían haberse olvidado por completo de él. Hacían el amor todas las noches, en su propia cama y de una manera desenfrenada, incluso peligrosa para la vida de Tancredo. Cuando terminaban sus prácticas tribadistas, las manos de Micaela se entretenían explorando el cuerpo exhausto y sudoroso de su amante, trascendiendo límites. A ojos de Tancredo, los labios de Micaela, antaño tan acogedores, se tornaban barrotes de una prisión insoportable. 
Como era previsible, el artista volvió a abandonar la pintura, o más bien fue la pintura la que lo abandonó a él, ninguneándolo, humillándolo. Mientras, las dos modelos seguían explorando sus cuerpos y las nuevas posibilidades que estos ofrecían. Una mañana, al despertar Tancredo y asomarse a la ventana vertical, descubrió la cercanía del cuerpo rotundo de Micaela, el inconfundible y penetrante olor a mar de la vulva que había sido su hogar, dulce hogar, durante años. Por primera vez estaba fuera de ella, pero no en el mundo exterior. No. Contemplaba aquella vagina familiar desde el interior de otra, no tan familiar pero también conocida: la vagina estrecha y sonrosada de Vera, bajo su pubis desprovisto de vello. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero el hecho es que allí estaba, como un inquilino que, recién llegado a su nueva casa, se siente desubicado. No sabía si protestar y si en caso de hacerlo su reclamación sería atendida. Por si acaso decidió callar y mantenerse a la espera. El nuevo cubículo era algo más pequeño que el anterior, más frío también. Volvía a escuchar el flujo de las venas, el gluglú del estómago, el rumor de los movimientos intestinales... 
Y llegó la temida primera noche. El pintor la intuía como una de esas noches, oscuras y horizontales, plagadas de pesadillas premonitorias. En uno de esos sueños que engendran otros sueños aparecían las dos mujeres, desnudas, cubiertas con blancos y transparentes velos de novia, planeaban acabar con él... Se despertó asustado, llorando entre vagidos. 
Tras aquella noche hubo otras noches, y luego la rutina de los días verticales. Ya no pintaba nada ni tampoco sentía ganas de hacerlo, se limitaba a chuparse el pulgar. Por lo demás, la nueva vida no era muy diferente a la anterior. La vagina que ahora lo acogía era de una apariencia similar a la otra, pero con un olor como a tierra mojada. Su actitud ante la vida, eso sí, no tenía nada que ver. La que ahora lo albergaba era una boca tan voluptuosa como promiscua, de un apetito insaciable que la empujaba a la búsqueda frenética de ese mismo furor en otras bocas. Tancredo no era un moralista, tampoco tenía nada en contra de la promiscuidad, pero temía que el día menos pensado amaneciera reubicado en un nuevo sexo. Y justamente eso fue lo que ocurrió. Una mañana, el artista se encontró metido en una nueva vulva, y de ahí pasó, a los pocos días, a otra, y luego hubo otras... En realidad, pensaba, la vida no es más que una sucesión de rutinas, y el mundo, un cúmulo. Lo fácil sería —continuaba reflexionando— dejarse llevar por el tópico y afirmar aquello de que "todos los coños son iguales"; pero sería faltar a la verdad: no es sólo que cada vagina tenga un aroma y hasta un sabor propio, una vagina es todo un mundo en sí misma. O, mejor dicho, una vagina es el origen del mundo (también su fin como ya se vio). 
En cuanto a él, ¿qué sería de él? ¿Y si saliera y hablara con su última y desconocida portadora, y le expresara claramente su deseo de volver a su antiguo hogar? Quizás todavía fuera posible un acuerdo, una conversación entre personas maduras. Recordó las pesadillas nocturnas y con ellas, el miedo. Tal vez sería mejor renunciar a volver a los orígenes, y salir de una vez por todas al mundo exterior. "Eso nunca, Tancredo", se dijo. En tal caso, Tancredo, deberías comenzar a acostumbrarte a tu destino errante, a ir por ese mundo vagando de coño en coño, como Courbet, hasta que una noche aciaga aparezca un pene impetuoso que te empale y acabe con tu vida. Quién sabe, a lo mejor la muerte es algo parecido a esto: nacimiento y muerte a través del sexo. O todo lo contrario, acaso un día encuentres la vagina soñada (quizás el azar te devuelva al interior de Micaela, a su olor a mar), un hogar donde vivir, y una mañana, al ir a lavarse en el bidé, esa mujer idílica que te cobija descubra una vocecilla que sale de su interior, a la altura de sus partes, y que pide volver a pintar.

"COLOR DE HORMIGA" - JAVIER SERRANO

En un lugar llamado Barichara, en Colombia, tuve la oportunidad de probar un plato de lomitos con hormigas. Mientras sentía el crujido en el interior de mi boca, pude contemplar sus cuerpos -una especie de ocho de un marrón rojizo, con una longitud como el ancho de las puntas del tenedor- alrededor de la carne, flotando sobre la salsa oscura. Si no fuera porque estaban fritas se diría que eran ellas las que estaban comiendo el lomito. Aquella fue mi primera vez, también la única, con las hormigas.
No mucho tiempo después, una noche, tuve un sueño con ellas. Esta vez era yo el que era devorado atrozmente. Desperté. No sentía una de las piernas, como si me la hubiesen amputado. En el aire un olor, como el de la carne echada a perder. Alargué mi mano y, afortunadamente, allí seguía.
Desde aquel día en Barichara, nada ha vuelto a ser igual. ¿Cómo explicar, por ejemplo, el origen de ese cosquilleo extraño que empieza por el estómago y que luego se va extendiendo por todo el cuerpo? Ese picor incesante puede durar toda la noche, incluso prolongarse al día siguiente. Por suerte, no siempre ocurre así. De vez en cuando disfruto de periodos de calma, de noches como las de antes, en las que no pasa nada y en las que consigo dormir plácidamente, boca arriba, con una mano sobre el ombligo. Al llegar la mañana no recuerdo haber soñado. Y, sin embargo, basta un punto negro sobre la piel, el más diminuto lunar...