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"UNA JORNADA PARTICULAR" - ETTORE SCOLA

Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:

Título original: Una giornata particolare, 1977
Director: Ettore Scola
Guión: Ruggero Maccari & Ettore Scola
Intérpretes: Sophia Loren, Marcello Mastroianni, John Vernon, Françoise Berd, Patrizia Basso, Nicole Magny
Fotografía: Pasqualino De Santis
Música: Armando Trovajoli (AKA Armando Trovaioli)
Productora: Campagnia Cinematografica Champion S.P.A. / Conafox Films lnc. / Carlo Ponti
País: Italia
Género: Drama
Duración: 105 ’
 
La del 6 de mayo de 1938 es una jornada particular para los italianos, como queda reflejado en las imágenes documentales del inicio de la cinta: Hitler visita Roma para encontrarse con Mussolini, en vísperas de una inminente guerra mundial. Por tal motivo todos los italianos están llamados a salir a la calle, brazo en alto, para recibir al Führer con toda la pomposidad fascista que se merece. En el vecindario donde vive la familia protagonista (situado en la Viale XXI Aprile y que era el edificio más grande para trabajadores construido en la Italia de los 30) todos (inconsciente colectivo) acuden a verlo, incluida la familia (marido “camisa negra” y seis hijos) de Antonietta (Sophia Loren), una abnegada ama de casa y devota del Duce, que no puede ir debido a “sus labores”. ¿Todos? En la vecindad, decorada con dos banderas gigantes de esas dos naciones hermanas, Italia y Alemania, quedan dos personas más: una portera fisgona, con bigote y llena de prejuicios, y un vecino solitario que vive justo enfrente de Antonietta, Gabriele (Marcello Mastroianni), recluido en su casa y dedicado a enviar cartas, a punto de “cometer una tontería”.
La casualidad hará que se produzca el encuentro entre ambos personajes, de una manera paralela a como se está celebrando la reunión entre los dos líderes, y que poco a poco se vayan conociendo en medio de tan extraña situación, en un vecindario casi desierto y con la mirada siempre alerta y casi policiaca de la portera, y con la radio (esa lúgubre banda sonora) como ruido de fondo (metáfora del fascismo omnipresente que se cuela en todos los hogares) retransmitiendo tan histórica jornada, entre la música y los gritos de la multitud que grita. Por distintos motivos, Antonietta y Gabriele se necesitan el uno al otro. Asistimos a ese tira y afloja en su relación, en su acercamiento, a esa pugna entre el “tú” y el “usted”, entre el qué dirán y los deseos de estos dos protagonistas cuyos roles sociales aparecen invertidos: ella encarna el perfil de mujer que propone el régimen, es decir, una madre fuerte, activa, luchadora, profascista, y sobre todo sumisa al sistema y sumisa al macho; mientras que él es todo lo contrario, un soltero débil, pasivo, derrotista, antifascista (más bien es el régimen el que es “anti-vecino del 6º”) y libre en la medida de sus limitadas posibilidades (en forma de arrebatos de locura, de alegría, de juego), por lo que no encaja en ese modelo de hombre como “marido, padre y soldado” que propone el régimen totalitario de Mussolini. Y sin embargo sus vidas terminan por converger.
Ettore Scola firma esta magnífica obra, construida a partir de un sólido guión (basado en una obra de teatro), y que es todo un fresco de la vida en la Italia fascista, tema no muy tratado hasta entonces en la filmografía italiana. No faltan abundantes momentos de humor, como esa secuencia donde Mastroianni muele el café o esa otra donde enseña a bailar rumba a una desconcertada y patosa Antonietta, o también en ese plano-secuencia inicial (de gran complejidad técnica y de una factura perfecta) en que Sophia Loren va despertando a todos los miembros de su numerosa familia.
La fotografía de Pasqualino De Santis se mueve entre tonos sepias, como de fotografía antigua, para retratar de una manera veraz esta casa de vecindad, gris y desangelada, que no es otra cosa que la propia Italia, o, generalizando aun más, Alemania y lo que se le avecina a Europa y al mundo entero.
El espacio físico juega un papel esencial en la película. Así, la casa de Antonietta, esa mujer que en cierta ocasión cayó desmayada al ser mirada por el Duce (ese mismo día descubre que está embarazada de nuevo), está trufada de simbología religiosa y fascista; es un hogar que bordea la miseria y que está repleto de cachivaches, conformando un espacio asfixiante y claustrofóbico. La casa de Gabriele es un espacio ordenado y lleno de libros, una isla de disidencia que vive de espaldas al mundo, amenazada por él y por la tensión que ese peligroso océano de intolerancia genera en el propio Gabriele. La cámara de Scola se cuela y va de un hogar a otro, como Pedro por su casa, permitiendo que, pese a la reticencia inicial, el mundo de Gabriele vaya contaminando al de Antonietta (he aquí el posicionamiento de Scola), liberando toda la pasión que estaba reprimida en ella, y que culminará en ese encuentro en el secadero de ropa de la azotea, entre prendas colgadas que ondean como banderas de libertad. Paulatinamente, la manera de pensar de Antonietta irá evolucionando, como lo irá haciendo su lectura de la novela Los tres mosqueteros, que le ha regalado Gabriele y que se erige en todo un símbolo: la cultura como resistencia frente a la represión totalitaria y frente a la ignorancia y la obediencia ciega preconizadas por ella.
La pareja de actores ya había coincidido en otras películas. En esta están soberbios y hay química entre ellos, con una Sophia Loren madura, desaliñada y sin maquillar, pero siempre bella en los primeros planos, movida por el deseo, y un tragicómico Mastroianni cuyo rostro revela toda la preocupación que le ahoga, todo su mundo interior lleno de tensiones, alejándose del papel de galán seductor de muchas de sus películas para probar en esta ocasión el placer (no exento de contradicciones, de peligros también) de ser seducido.
Como curiosidad decir que Alessandra Mussolini (sobrina de Sophia Loren y nieta del mismísimo Duce, cuya ideología habría de seguir años después de la película) hace de hija de Antonietta.
Una jornada particular se proyectó el martes 15 en el cine del Círculo de Bellas Artes, en Madrid, en el marco de una jornadas dedicadas a Arquetipos de género y prácticas culturales. El resto de sesiones se celebrarán a las 17:00 h. los días 16, 22, 23 y 29 de este mes de noviembre, y serán ilustradas por las siguientes películas (entrada gratuita hasta completar aforo): Billy Elliot, Pan y rosas, Arrebato y Los placeres ocultos, por ese orden.