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«DESGARRADURA» ( y 2) - EMIL CIORAN

Fragmentos de Desgarradura, de E.M. Cioran, editado por Tusquets y traducido por Amelia Gamoneda. En concreto, estos textos pertenecen a la parte titulada «Esbozos de vértigo»:

ESBOZOS DE VÉRTIGO

«Lo que no puede traducirse en términos de mística no merece ser vivido».

«Un libro tiene que hurgar en las heridas, incluso provocarlas. Un libro ha de ser un peligro».


«Quien es lo suficientemente insensato como para embarcarse en una obra, sea cual sea la naturaleza de ésta, no tolera, en el fondo, la menor restricción sobre lo que hace. Las dudas sobre sí mismo lo minan demasiado como para, además, poder afrontar las que él inspira a los demás».

«Visita de un joven que una señora me había recomendado, dejando bien claro que se trataba de un «genio». Tras darme detalles de un viaje que acababa de hacer a África, me habló de sus preocupaciones, de sus lecturas, de sus proyectos. En todo lo que decía había algo que no encajaba, una excitación vacía que me incomodaba. Imposible saber quién era y cuál era su valía. Al cabo de una hora, se levantó, yo también me levanté, me miró fijamente y, entre concentrado y ausente, empezó a avanzar hacia mí despacio, muy despacio, como un caracol alucinado. Recuerdo haber pensado: «Este genio quiere asesinarme», y retrocedí un paso, con la firme decisión de asestarle un puñetazo en plena cara si seguía acercándose. Se paró, hizo un gesto nervioso, como si se violentase a sí mismo y como si, a semejanza del doctor Jekyll, se resistiese a alguna siniestra metamorfosis; luego se calmó y volvió a sentarse esforzándose por sonreír. No le hice ninguna pregunta que pudiese perturbarlo. Reanudamos la conversación exactamente donde la habíamos interrumpido y, a medida que volvía en sí, yo notaba que su estado me invadía y que ahora me tocaba a mí levantarme. Entonces, afortunadamente, se le ocurrió marcharse».

«Existir es un plagio».

«Nada nos vuelve modestos, ni siquiera el ver un cadáver».

«Un hombre que se respeta a sí mismo no tiene patria. La patria es una cosa pegajosa».

«Ese hombrecito ciego, que sólo tiene unos días de vida, que mueve la cabeza en todos los sentidos buscando no se sabe qué, esa nuca desnuda, esa calvicie original, ese mono ínfimo que se ha pasado meses en una letrina y que pronto, olvidando sus orígenes, escupirá sobre las galaxias…».

«Ser es estar atrapado».

«“Ni este mundo, ni el otro, ni la felicidad son para el ser entregado a la duda”.
Este punto de la Gita es mi sentencia de muerte».

«El éxito, los honores y toda su parafernalia sólo son disculpables si quien los conoce presiente que va a acabar mal. Así, los aceptará únicamente para, llegado el momento, disfrutar plenamente de su propio desmoronamiento».

«Fundar una familia. Creo que me hubiese sido más fácil fundar un imperio».

«Tras una grave enfermedad, en algunos países de Asia, en Laos, por ejemplo, se suele cambiar de nombre. ¡Cuánta clarividencia en el origen de esta costumbre! En verdad, deberíamos cambiar de nombre tras cada experiencia importante».

«Sólo una flor caída es una flor total, dijo un japonés. Cabría decir lo mismo de una civilización».

«La base de la sociedad, de cualquier sociedad, es un cierto orgullo de obedecer. Cuando este orgullo ya no existe, la sociedad se derrumba».

«No lucho contra el mundo, lucho contra una fuerza mayor, contra mi hastío del mundo».

«Es necesariamente vulgar todo aquello que está exento de un ligero toque fúnebre».

«En los accesos de optimismo, me digo que mi vida ha sido un infierno, mi infierno, un infierno a mi gusto».

«La amistad es un pacto, una convención. Dos seres se comprometen tácitamente a no airear nunca lo que, en el fondo, cada uno piensa del otro. Una especie de alianzas basada en cautelas. Cuando uno de ellos revela públicamente los defectos del otro, se denuncia el pacto, la alianza se quiebra. No hay amistad que dure si uno de los participantes rompe el juego. En otros términos, ninguna amistad soporta una dosis exagerada de franqueza».

«La vida es más y menos que el tedio, pese a que en el tedio y por el tedio discernamos lo que vale. Una vez que éste se ha insinuado en alguien, haciéndolo caer bajo su invisible hegemonía, a su lado todo parece insignificante. Cabría decir lo mismo del dolor. Sin duda. Pero el dolor está localizado, mientras que el tedio evoca un mal sin asidero, sin soporte, sin nada salvo esa nada inidentificable que nos erosiona. Erosión pura, cuyo efecto no es perceptible y que no metamorfosea lentamente en una ruina que pasa desapercibida para los demás, y prácticamente también para uno mismo».

«Si tuviésemos una percepción infalible de lo que somos, nos quedaría valor suficiente para acostarnos pero, sin duda, ya no para levantarnos».

«Decir que la muerte es la meta de la vida no es decir nada. Pero ¿qué otra cosa decir?».

«Todo proyecto es una forma de esclavitud camuflada».

«Qué gran locura es la de apegarse a los seres y a las cosas, pero aún es mayor la de creer que podemos despegarnos de ellos. ¡Haber querido renunciar a toda costa y seguir siendo sólo un candidato a la renuncia!».

«Hasta ahora, la muerte es lo más sólido que la vida ha inventado».

«VOCES ABANDONADAS» (Y 3) - ANTONIO PORCHIA

Extraídas del libro Voces Abandonadas, editado por Pre-Textos.

«VOCES ABANDONADAS» 
por ANTONIO PORCHIA

Segunda Serie (1948)

Todo hacer es un engaño, porque todo está hecho.
 
Tus cosas de niño, no tus cosas de hombre, alimentan tu alma de hombre.

Bastan, para enriquecer a un alma, todas las miserias de este mundo y una flor de este mundo.

El hombre se mueve, se mueve y sólo para creer que vive, porque el hombre necesita creer que vive.

¡Qué poco eres sin una flor, sin una estrella, sin un puñal!

Me enseñaron a ganarlo todo y no a perderlo todo. Y menos mal que yo me enseñé, solo, a perderlo todo.

Quisiera amar a alguien. Y amar es cuidar. Quisiera cuidar a alguien.

Hasta las flores para emanar sus perfumes han menester morirse un poco.

Vemos cómo son las cosas cuando las vemos como las ven los niños, sin el por qué de las cosas.

Si llamas buenos solamente a los buenos, ¿quién te llamará bueno?

Sin un porqué, todo parece desequilibrado, y con un porqué, todo parece un porqué.

El amor es una fea herida, pero se cubre de flores, y las flores son bellas.

Si haces algo, debes vencer la pereza que te da el hacer algo; si no haces nada, debes vencer el miedo que te da el no hacer nada. Debes vencer, y debes vencer siempre.

Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.

Si estoy cerca de ti, me olvido del bien que hay en ti, y si estoy lejos de ti, me olvido del mal que hay en ti.

Creemos mucho en lo que sabemos, cuando es poco lo que sabemos.

He visto que un pequeñísimo grano de bien  y un infinito de mal son dos infinitos.

Vería tus ojos, si viera lo que ven tus ojos, no tus ojos, porque tus ojos son lo que ven tus ojos.

Voces inéditas

El tiempo que me demoro en vivir es exactamente el tiempo que me demoro en morir.

«VOCES ABANDONADAS» (2) - ANTONIO PORCHIA

Extraídas del libro Voces Abandonadas, editado por Pre-Textos.

«VOCES ABANDONADAS» 
por ANTONIO PORCHIA

Primera Serie (1943)

Lo infinito, cualquiera podría aniquilarlo en un instante.

Subir, subir y, alcanzada la cumbre, se contempla un abismo.

El sendero que sube es el mismo sendero cuando baja.

En mi último instante, toda mi vida durará un instante.

Cuesta al hombre un continuado esfuerzo ser un hombre más.

La vida duraría más si las cosas de la vida no durasen tanto.

Cuando el amor es fuerte, el más leve aletear lo espanta.

El alma que no encontré en ninguna parte hizo de todas las partes un alma.

La primavera del espíritu florece de invierno.

Donde el mal crece, el pequeño bien se agranda.

Nuestro débil hilo de afecto que tan fácilmente se rompe y que al romperse nos precipita en los abismos del mundo, sostiene el mundo.

El hombre es la obra efímera de su propia obra eterna.

Nuestros fríos hallan un hueco de calor en los cuerpos fríos.

Miles de soles lejanos no disipan la noche.

El ocaso de las primeras palabras comienza en las segundas palabras.

La quietud me agita y a veces me agita tanto que la necesito.

El dolor que se muestra o no es dolor o lo es mucho.

Si yo fuese más pequeño, ¡qué pequeña sería, a mi lado, una montaña!

El mundo parece ser una masa de receptáculos vacíos, devorándose a sí misma, para llenarse de receptáculos vacíos.

El esforzarse de unos para obtener lo que otros obtienen sin esfuerzo, envilece el esfuerzo.

Tu sangre es fuego y en tus ojos nieva.

Ser amado puede no ser lo peor, pero no es lo mejor.

Lo eterno es el producto de efímeras vidas.

Un alma que se expande al infinito, en la mano apenas es un hálito.

El hombre, punto luminoso de su propia noche, cuando quiere borrarla, se extingue.

Lo bello se halla removiendo escombros.

Lo amargo, cuando brota de una fuente dulce, es realmente amargo.

«VOCES ABANDONADAS» (1) - ANTONIO PORCHIA

Extraídas del libro Voces Abandonadas, editado por Pre-Textos.

«VOCES ABANDONADAS» 
por ANTONIO PORCHIA

Primera Serie (1943)

Lo amado, alguna vez es lo amable.

Si creyera que el sol no me mira un poco, no lo miraría.

Cuando algún dardo es lanzado para herirme, se encuentra con la herida hecha y… no puede herirme.

Quien es capaz de dar hasta su propia vida, no ha menester suicidarse.

Todo queda, como para burlarse del todo, que se ha ido.

A quienes no tienen más posibles es justo que se le perdonen algunos imposibles.

Quien ama a todos, ¿ama a alguien?

Las veces que hablo conmigo, algunas cosas no me las digo.

La vida es un mar, y su sabor, un sorbo.

Siempre estoy en los extremos de mí mismo y, en todos ellos, hallo mi término medio.

Quien no borra lo que le deben sus deudas, borra su alma.

Lo que sé «terminado», nunca termino de saberlo.

No se nos irían tantas cosas si, al irse, no vinieran otras.

Tu alma se liberó de toda clase de cerebros, pero no de las almas atadas a toda clase de cerebros.

Los años que he vivido de menos y los años que he vivido de más, suman… mi edad.

Me creo igual a todos. Sin embargo, esto de creerme igual a todos, me diferencia de todos.

Sabes por quién suspiras y por qué suspiras no lo sabes.

Si tienes un mundo, no lo pierdas buscando en él un mundo.

En mi viaje por esta selva de números que llaman mundo, llevo por guía un cero, a modo de linterna.

Cuando no puedo realizar nada, ¡cuánto realizo!

La vida se compone de varios actos, pero la hallamos en sus entreactos.

Donde no hay nada, puede perderse todo, que no se pierde nada.

Dejo pasar el tiempo sin oponerle ninguna resistencia.