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"SUEÑOS DE ÁCIDO" (8) - JOHN LENNON, LOS BEATLES Y EL LSD

Texto extraído de la página 224 del libro "Sueños de ácido" de Martin A. Lee y Bruce Shlain, Editorial Castellarte. 



"A comienzos de 1965, Lennon y su mujer Cynthia fueron a cenar con George Harrison a casa de unos amigos. A la hora del café, su anfitrión les echó a cada uno un terrón de azúcar impregnado de LSD en la taza, así que cuando se hubieron marchado las cosas empezaron a tomar un cariz muy extraño. Cynthia lo recuerda como una ordalía, "John lloraba y se daba con la cabeza contra la pared. Yo quise vomitar pero no lo conseguí. También intenté irme a la cama y dormir y me resultó imposible. Parecía una pesadilla sin fin y no sabíamos qué hacer. No nos recuperamos hasta tres días más tarde". La experiencia de John también resultó terrible: "No entendía qué me estaba pasando. Parecía que habíamos enloquecido. Se nos había ido la olla".
Al cabo de tan desafortunada iniciación a la psiquedelia, al cabo de un año John Lennon consumía ácido con la misma tranquilidad con que antes había fumado porros. Pero Lennon no seguía la vanguardia de la psiquedelia, que a mediados de los 60 ya había ganado algunos adeptos entre los grupos de rock británicos. Algunas estrellas del pop, como Donovan Leitch, Keith Richards y los Yardbirds, se había iniciado a través de Michael Hollingshead en el londinense Centro Psiquedélico Mundial de fugaz existencia. Poco después el mensaje lisérgico se transmitía a todo el mundo de habla anglosajona y el ácido se convertía en un fenómeno internacional. Los Rolling Stones anunciaban que "Something Happened to Me Yesterday" (Algo me sucedió ayer), y Eric Burdon and the Animals musitaban una canción de amor A una Chica llamada Sandoz ("A Girl Named Sandoz"). Al otro lado del océano, en América, los Count Five sufrían una Reacción Psicótica ("Psychotic Reaction"), los Electric Prunes habían Soñado Demasiado la Noche Anterior ("Too Much to Dream Last Night"), los Amboy Dukes emprendían Un Viaje al Centro de la Mente ("Journey to the Center of My Mind") y los Byrds volaban a una Altura de Ocho Millas ("Eight Miles High").
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Sgt. Pepper es un álbum conceptual estructurado como una "viaje" musical. Los Beatles tocan la parte del Club de Corazones Solitarios del Sargento Pepper, un grupo musical de los viejos tiempos, que transporta a sus oyentes a través de un viaje sentimental por la historia de la música, con baladas y canciones populares, la música de baile, melodías de circo y rock and roll. Como mínimo, el álbum incluye cuatro fragmentos que contienen referencias directas a las drogas y en todo el disco se utilizan efectos de sonido muy novedosos a fin de recrear las imágenes mentales propias de la psiquedelia y consolidar una estética general.
Para la subcultura del ácido el disco alcanzó una importancia tremenda. Para la generación del amor, el Sgt. Pepper era nada menos que la revelación, el mensaje de las alturas. Miles de personas todavía recuerdan con quién estaban y dónde la primera vez que escucharon flotar sobre la brisa veraniega los mágicos acordes de "Lucy in the Sky with Diamonds". Se trata del fragmento donde Lennon celebra la culminación sinestética de un viaje de ácido. Las alucinaciones de "árboles anaranjados", "cielos de mermelada", "taxis de papel de periódico" y "corbatas de espejo" embrujaban a la multitud de fans de los Beatles que escuchaban el Sgt. Pepper fumando porros y tomando LSD hasta borrar los surcos del disco. Lennon decía que el título de la canción no provenía del LSD, sino que se inspiraba en los dibujos que hacía su hijo, pero semejante puntualización no afecta para nada la interpretación general de la letra de la canción.
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En septiembre de 1967, los Beatles emprendieron un audaz viaje inspirado en la odisea de los Alegres Pillastres. Llenaron un autobús escolar de amigos y friquis y partieron rumbo a la campiña inglesa. Igual que los Pillastres, también rodaron una película, onírica, espontánea e improvisada, que titularon Magical Mystery Tour y también editaron un álbum con el mismo nombre. Durante esa época, la familia Beatles dispuso de LSD en abundancia gracias a Owsley, quien les suministró varios litros del líquido eléctrico junto con un alijo de pastillitas de color rosa. Lennon se hallaba en la cúspide de su fase de ácido. Acostumbraba a "tripar sin parar", según decía él mismo, y vivía en una casa de campo repleta de un extravagante despliegue de grabadoras, equipos de vídeo, instrumentos musicales y otros chismes. Como el dinero no resultaba ningún problema, podía satisfacer todos los caprichos que le inspirara el LSD en cualquier momento del día o de la noche.
Durante esa época y según su propio cálculo, "viajó" en ácido un millar de veces. Pero su prolongada investigación personal con lisérgico no hizo otra cosa que exacerbar sus problemas personales. Se debatía entonces contra la tiranía que suponía su éxito musical y las crecientes discrepancias que tenía con Paul sobre el camino que debía seguir el grupo y también sobre la conveniencia de seguir juntos. Aunque sus fans ni siquiera lo imaginaban, los Beatles, incluso cuando estaban en la cumbre de su popularidad, se hallaban constantemente al borde al ruptura. A Lennon el ácido se le estaba volviendo problemático, hecho que resulta evidente en algunas de sus canciones psiquedélicas como "I Am the Walrus" (Soy la Morsa), donde admite repetidamente que está llorando.
En un momento dado, el Beatle alucinado ya no pudo soportar más la situación. Llegó a sentirse tan mal que tuvo que abandonar el consumo, aunque requirió cierto tiempo antes de volver a poner los pies sobre la tierra. "El mensaje que recibí del ácido fue que es necesario destruir el propio ego, y así lo hice, como se bien se sabe. Había leído el estúpido libro de Leary (el manual psiquedélico basado en el Libro Tibetano de los Muertos) y toda esa basura. Jugaba al mismo juego que los demás, pero estaba autodestruyéndome... destruyendo mi ego y creyéndome incapaz de hacer algo al respecto", explicó más tarde.