Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
Biografía del músico y cantante Antonio Vega, escrita por el incondicional Juan Bosco. La obra está estructurada en cuatro partes, una por cada estación del año, y narra detalles de la vida del ex-componente de Nacha Pop, desde sus inicios allá en los 80, coincidiendo con La Movida Madrileña, hasta su muerte el 12 de mayo de 2009, abatido por un cáncer de pulmón, toda una conmoción en el panorama musical español, con colas larguísimas de personas esperando a la entrada de la SGAE para visitar la capilla ardiente, o con toda la programación de Radio 3 (RNE) de ese día dedicada a su figura.
El formato del libro es similar al de la portada de un disco de vinilo, algo más pequeño pero igualmente cuadrado, repleto de vistosos colores, y de contenido heterogéneo, con abundancia de fotografías (algunas de ellas impagables como esa en que figuran los tres Antonios: Antonio Vega, Antonio Carmona y Antonio Flores; o aquella en que aparece un jovencísimo Antonio Vega junto a un no menos joven Emilio Aragón), portadas de sus discos, entradas de sus conciertos, letras manuscritas de algunas de sus canciones, un relato de ciencia-ficción firmado por el propio Antonio…
Mientras Antonio Vega va construyendo una maqueta gigante de un tren en la nave madrileña donde vive, Juan Bosco nos va relatando pasajes de su biografía, entreverados con entrevistas realizadas por él mismo a lo largo de años de estrecha amistad. Así, Antonio Vega nos habla de Física, de Astronomía (una de sus pasiones), de sus vínculos con los miembros del grupo Nacha Pop (en especial de la relación algo tormentosa con su primo Nacho García Vega) y de otras bandas, del proceloso mundo musical (y la negativa de Antonio a ceder parte de sus derechos de autor a las emisoras para que a cambio les promocionasen), de su carrera en solitario, de su modo perfeccionista y obsesivo de componer música y escribir letras, de las horas dedicadas al perfeccionamiento de su técnica guitarrística, de su relación de amor-odio con las drogas (primero con la heroína, a la que nunca abandonará del todo, y luego con la cocaína fumada), de sus idilios sentimentales (sobre todo con Teresa y Marga), de su particular ciclo vital (durmiendo, como su admirado Leonardo Da Vinci, apenas 15 minutos cada 4 horas) que lo sume en un estado de duermevela muy productivo desde un punto de vista creativo, de su infancia feliz y de su familia unida y ejemplar, de cuando las cosas pintaban mal y hubo de ejercer de road manager, de sus viajes, de las giras, de sus distintas casas, de sus gatos, de sus perros, de maquetas de tren, de su adolescencia de chico saludable y en extraordinaria forma física, de su aberración por ese sambenito que le colgaron de chico triste y solitario, del sinnúmero de enfermedades padecidas y de cómo de alguna extraña manera (una de sus muletillas) siempre consigue salir adelante, de los que se fueron quedando por el camino (su novia Marga, sus hermanos Ricardo y Marta, su cuñada Mercedes…) antes de que él mismo lo hiciera… Todo ello salpimentado con anécdotas hilarantes, como cuando Nacha Pop teloneó a Los Ramones en la plaza de toros de Vista Alegre, o cuando en Bilbao Antonio se vio envuelto en un tiroteo entre etarras y policías.
En conclusión: biografía altamente recomendable que despoja a Antonio Vega de la imagen de maldito que algunos le colocaron, para mostrarnos a un Antonio Vega de carne y hueso, alejado de tópicos trasnochados, un Antonio Vega de personalidad arrolladora y contradictoria, pero, sobre todo, genial.