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«LAST EXIT TO BROOKLYN (ÚLTIMA SALIDA, BROOKLYN)» (1989) - ULI EDEL

 
 ... el neoyorquino barrio de Brooklyn como última salida, como antesala del infierno. Un barrio dominado por las más bajas pasiones, un lugar peligroso, especialmente al caer la noche, convertido en una trampa mortal de alcantarillas humeantes, habitada por putas, yonquis, travestis, pandilleros... Se trata de un mundo no apto para idealistas, donde la injusticia está a la orden del día, controlado por hombres que ejercen su dominio en forma de violencia, y a menudo lo hacen en grupo, contra todos aquellos que son más débiles: las mujeres, los niños, los transexuales... Las abundantes secuencias de violencia están magníficamente coreografiadas e impactan por su realismo. Brooklyn como epítome del mundo; el barrio convertido en una espiral donde cada acción violenta genera una reacción de igual o mayor violencia y donde la única vía de escape parece ser el sexo, con mujeres y travestis que ofrecen sus cuerpos por un puñado de dólares, o el alcohol y las drogas, como evasión espacial y temporal de un infierno de clase trabajadora llamado Brooklyn, pero que podría tener cualquier otro nombre. Estamos ante una clase trabajadora que concibe el trabajo como una condena y que solo parece aspirar a tener algo de dinero para follar y emborracharse. Eso sí, al menos esos trabajadores tienen conciencia de clase y saben que la única manera de defender sus derechos es en forma de resistencia, de huelga, y no dudan en enfrentarse contra la policía (los únicos autorizados a ejercer la violencia para mantener el statu quo) en sangrientas batallas campales, reflejadas en la película de una manera épica... Con todo, no son las única salidas, también se puede montar una familia, aunque sea accidental por no haber tomado las debidas precauciones y trayendo al mundo una criatura que ya desde bebé va a comprender que ha venido al mundo a llorar. La otra escapatoria es alistarse en el ejército —la cinta está llena de militares buscando emociones fuertes en medio de un tenebroso territorio donde las pandillas no dudan en enfrentarse a ellos— y largarse a algún lugar lejano donde ejercer la violencia contra un enemigo desconocido. Esta es la sombría visión del mundo que nos ofrece el alemán Uli Edel (Yo, Cristina F., R.A.F. Facción del Ejército Rojo) en esta notable película, adaptación de Desmond Nakano sobre la novela del mismo nombre de Hubert Selby Jr y con banda sonora a cargo de Mark Knopfler... 

«ÚLTIMAS IMÁGENES DEL NAUFRAGIO» (1989) - ELISEO SUBIELA

... Roberto (Lorenzo Quinteros) es un oscuro vendedor de seguros que intenta ser novelista. Solo necesita una palabra que le abra la puerta a una gran historia que pueda novelar. Y es ahí donde entra Estela (Noemí Frenkel), una hermosa joven a la que conoce cuando está a punto de suicidarse lanzándose al metro. El encuentro fortuito cambiará la vida de Roberto. La familia de Estela es una familia decadente y al borde del naufragio: un padre desaparecido y al que la madre recorta de las fotos; Claudio (Hugo Soto), un hermano que se mueve por territorios cercanos a la locura y que va eliminando palabras de su vocabulario y anotándolas en una pared; José (Pablo Brichta), el hermano que se va deslizando progresivamente hacia las turbias aguas del mundo del hampa; Mario (Andrés Tiengo), el tercer hermano, que está construyendo un avión en la terraza de la casa; la madre (Sara Benítez), que todavía se pregunta qué pudo salir mal; y la propia Estela, que se prostituye para llevar algo de dinero a la casa. Roberto tiene un filón entre sus manos, le bastará observar a esta familia de náufragos, estudiarlos como haría un entomólogo y escribir sobre ellos su anhelada novela. Solo hay un problema: el observador afecta a lo observado y lo observado también afecta al observador. Roberto, novelista en ciernes, no tarda en descubrir que él es otro náufrago más, que vive una vida que no le gusta, con una mujer a la que no ama y un trabajo que lo aliena como a esos otros zombis con los que a diario se cruza en el metro. 
La película se desarrolla en Buenos Aires, tanto en el centro como en una periferia miserable, en los transportes públicos: trenes, autobuses, subtes... medios que pueden llevarle a uno a otro lugar pero al mismo tiempo pueden acabar con su vida. Onírica, poética, filosófica, literaria, Últimas imágenes del naufragio es una cinta de corte existencialista y con un gran guión, que se mueve entre la vida real y la ficción literaria, con una voz en off que Eliseo Subiela sabe manejar a la perfección y unos diálogos perfectos. Junto a Hombre mirando al sudeste y El lado oscuro del corazón, es una de los mejores filmes del realizador argentino...

«APPLES» (2020) - CHRISTOS NIKOU

 ... estupenda y sobria ópera prima de Christos Nikou, ayudante de dirección del griego Yorgos Lanthimos. Aris (interpretado genialmente por Aris Servetalis), es un hombre que ha perdido la memoria, hecho este que se está repitiendo con frecuencia en la sociedad, inmersa en una pandemia de amnesia. Tras pasar por un hospital decide someterse a "Nueva Identidad", un programa experimental que promete solucionar su problema. Se le ofrece un nuevo domicilio y a partir de ahora tendrá que seguir las instrucciones que regularmente le son suministradas en cassettes. Armado con una Polaroid, Aris tiene que realizar acciones y tomarse una foto que demuestre que las ha hecho. Sin tener claro cuándo finalizará su tratamiento, Aris recorre la ciudad, haciéndose a sí mismo. A falta de recuerdos que puedan servir como asideros, esas fotos, guardadas con cuidado en un álbum, irán conformando su nueva identidad...

«HOMBRE MIRANDO AL SUDESTE» (1986) - ELISEO SUBIELA

 ... Rantés es un hombre enigmático que un día llega al hospital psiquiátrico en que trabaja el doctor Denis. Nadie sabe de dónde viene, aunque él asegura que procede de otro planeta, ni cuál es su enfermedad, si es que está enfermo. El hecho es que su personalidad carismática y magnética pronto pondrá patas arriba el statu quo del psiquiátrico, incluidas las firmes creencias del doctor Denis, que ahora se cuestiona su modo de trabajar e incluso su vida personal. El resto de habitantes del hospital, esa masa de sombras dopadas, adoptan a Rantés como su líder incuestionable. Él, por su parte, sigue ayudando con sus consejos y sus poderes mentales a sus compañeros; otras veces se queda inmóvil, sin pestañear, en el patio, mirando fijamente a algún remoto lugar del sudeste. Su comportamiento es anómalo, incluso peligroso, ante la mirada de la institución, que no tarda en tomar cartas en el asunto.
Gran debut en el largometraje de Eliseo Subiela. Hay una película estadounidense, "K-Pax" (2001), con Kevin Spacey y Jeff Bridges, que guarda un parecido razonable con "Hombre mirando al sudeste", pero que es un film infumable...

«DEEP PURPLE: FROM HERE TO INFINITE» (2017) - CRAIG HOOPER

 ... documental que muestra la grabación del disco "InFinite" (2017) de Deep Purple en la ciudad de Nashville, con Ian Gillan, Don Airey, Roger Glover, Steve Morse y Ian Paice, convertidos en venerables setentones pero sin perder un ápice de flow, trabajando en equipo, improvisando, haciendo brainstorming... con el productor Bob Ezrin "tirando del hilo de la cometa". Aparte de tocar y pasárselo en grande, hablan del pasado, de los que se fueron y de los que cayeron, de los que entraron a sustituir y de los que se quedaron; del futuro y de si será este el último disco de Deep Purple (luego vendrían otros dos discos más y la pregunta se repetiría otra vez); de los achaques de la edad, como esa enfermedad de los huesos del guitarrista, Steve Morse, que le obliga a reinventar su técnica... En fin, un gran documental para conocer más de la banda y para ver cómo se cocina un disco de rock...

«KALEIDOSCOPE» (2016) - RUPERT JONES

... el caleidoscopio, el juego de la infancia de muchos, un tubo que contiene tres espejos, formando un prisma triangular con su parte reflectante hacia el interior, deformando la realidad y permitiendo que el mundo pueda ser percibido de múltiples e infinitas maneras. Esta podría ser la sinopsis de Kaleidoscope. Carl (Toby Jones), un pusilánime hombre de clase obrera y un pasado oscuro, viviendo en el East London, en un apartamento claustrofóbico y cutre, uno más dentro de un bloque de apartamentos que recuerda a una colmena y vertebrado por una escalera de forma también caleidoscópica; Aileen (Anne Reid), madre de Carl, una madre de maneras exquisitas pero asfixiante y castradora, que regresa como un fantasma del pasado con intenciones de quedarse en el presente, incluso en el futuro, de Carl, negándole una vez más la posibilidad de ser él mismo; y Abby (Sinead Matthews), una mujer casquivana y de intenciones sinuosas a la que Carl ha conocido en un bar y ha llevado hasta su picadero para tomar unas copas y lo que surja, en una noche loca que terminará mal. He ahí los tres espejos del prisma, o tal vez el tercero es ese padre desaparecido de Carl, ese al que su madre enseñó a odiar. Puede que el mundo sea una mierda pero un caleidoscopio le permite a uno alterar esa mierda y percibirla de otro modo menos feo. O acaso la visión que ofrece ese caleidoscopio es más real que la propia realidad...



«EL AÑO DEL DESCUBRIMIENTO» (2020) - LUIS LÓPEZ CARRASCO

... para España 1992 fue el año de las olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. Por fin España se situaba en el panorama internacional como una nación fuerte, desarrollada y moderna, como sucediera cinco siglos antes. Esa era al menos la idea que nos vendían los políticos y las televisiones. Y sin embargo ese mismo año, 1992, en Cartagena (Murcia) los conflictos derivados de la reconversión industrial, en forma de cierre de fábricas y cientos de despidos, impulsada por Europa y con el beneplácito de nuestro presidente, terminaron con el incendio de la Asamblea Regional de Murcia por parte de los manifestantes que se enfrentaban en la calle a la policía. Un hecho gravísimo, sí, pero ¿alguien lo recuerda? Ni siquiera en Murcia, donde tuvieron lugar aquellos hechos, casi nadie se acuerda de ellos.
El año del descubrimiento es un documental de presupuesto limitado pero al mismo tiempo es una película grande, en extensión (200 minutos), pero grande también en su ambición: radiografiar la clase obrera. El filme se estructura en tres partes: «Aunque no lo recuerde, sí que lo he vivido», «Y el mundo te come a ti», «Quemar un parlamento» y un epílogo. La acción transcurre en Cartagena, en el interior de un bar. A través de una pantalla partida en dos vemos desfilar por ese bar a personas de clase obrera de ambos sexos, desde jóvenes hasta jubilados. Fuman, beben, comen, charlan entre ellos, bromean, nos cuentan sus batallitas de cuando eran jóvenes, hablan de sus problemas, se interrumpen, se pisan unos a otros... El tema de conversación que más se repite es el trabajo (o la carencia de trabajo), al fin y al cabo una parte esencial de nuestras vidas. Cartagena tiene un 20% de desempleo, una cifra alta pero no muy diferente del resto del país.
Los más jóvenes parecen un poco perdidos, abrumados ante la responsabilidad que se les viene encima. Sin ideas claras sobre su futuro, algunos tienen los estudios básicos y empiezan a descubrir que son carne de cañón, condenados a ir empalmando un currillo tras otro sin alcanzar nunca una mínima estabilidad económica. Otros, con carreras universitarias y a priori mejor preparados, tampoco lo tienen mucho mejor y en sus caras se refleja la decepción al comprobar que todo su esfuerzo va a servir de poco. La mayoría de esos jóvenes no tiene una conciencia de clase, que es una de las tesis de la película. Van a lo suyo, sálvese quien pueda.
Por el otro lado están los jubilados, con una mayor conciencia social. Reconocen que la situación está mal pero ellos al menos cobran su pensión. Cuando se juntan rememoran aquella época de 1992 y hablan de cómo se enfrentaban a la policía sin miedo, pues no tenían nada que perder, salvo su trabajo, y precisamente por ello estaban luchando, por no perderlo. No era solo un problema de los trabajadores directamente afectados por los despidos, sino que era un problema también de sus familias y de todos los demás negocios de la ciudad. La solidaridad entre todos ellos los impulsaba a echarse a las calles a manifestarse, a cortar carreteras... como podemos apreciar a través de imágenes de la época tomadas de las televisiones.
Entre ambos grupos podríamos hablar de un grupo intermedio: personas de mediana edad en situación de precariedad laboral. Esa precariedad se percibe en sus rostros prematuramente envejecidos, en su gesto serio... en ese afán por autodestruirse a base de tabaco y alcohol. Son los daños colaterales por pertenecer a la clase obrera y estar cada vez más condicionado por la inestabilidad económica: enfermedades, accidentes laborales, depresiones...
Un aspecto que se ha cuidado mucho en El año del descubrimiento es el del vestuario y el peinado. Aunque se rodó en el año 2019, la apariencia de los protagonistas es tal que podría ser de ahora o de 1992. Con el bar en que se rodó, La Tana, pasa otro tanto, parece anclado en el tiempo. De aquellos polvos, estos lodos, sin solución de continuidad; los problemas siguen siendo los mismos ayer y hoy. Es más, aunque El año del descubrimiento es un filme muy localizado geográficamente, lo que nos está contando tienen una dimensión universal, es una película que se puede entender perfectamente en cualquier otro país.
Algunos sindicalistas y trabajadores jubilados nos hablan, entre emocionados, orgullosos y decepcionados, sobre cómo vivieron aquellos días de 1992 que culminaron con la quema de la asamblea regional. ¿Sirven para algo los sindicatos?, ¿no se han quedado un poco anticuados en un mundo tan moderno y globalizado? En el epílogo de la película, después de ser testigos de tanta desolación y frustración, un sindicalista (que sufrió su primer accidente laboral a los 14 años) hace todo un discurso hablando de ese tema y de otros relacionados. Reconoce que tal vez están un poco anticuados, pero un sindicato siempre debe existir, asegura, siquiera como muro de contención. Pero sobre todo, continúa, la solución ha de ser política, tiene que haber un partido político que canalice toda esa lucha y que trate de poner freno a los excesos del capitalismo y a esa excrecencia fascista que recorre el mundo...

 

«PARADISE LOST: THE CHILD MURDERS AT ROBIN HOOD HILLS» (1996) - JOE BERLINGER, BRUCE SINOFSKY

... tres niños son torturados, violados y asesinados en el bosque de Robin Hood Hills (Arkansas). La policía no tarda en encontrar tres sospechosos: uno con cierto retraso mental, otro aficionado al heavy metal y creyente en la wicca, y un tercero que parece dejarse llevar por este último. ¿Culpables o chivos expiatorios? El documental sigue el juicio, las reacciones no siempre pacíficas de los familiares de las víctimas, el enfrentamiento entre la «religión buena» y el satanismo, entre Dios y Satanás, venganza vs. perdón... y todo ello convertido en un circo mediático donde hasta la HBO, la responsable del documental, se permite aportar pruebas. La banda sonora es de Metallica...

 

«IT MUST BE HEAVEN» (2019) - ELIA SULEIMAN

 ... comedia dirigida, interpretada y producida por el palestino Elia Suleiman. El protagonista, el propio Elia, es un personaje que no habla y cuya expresión es de extrañeza hacia el mundo, como si no entendiera muy bien lo que pasa o como si el mundo fuera un lugar hostil hacia él, en particular, y en general hacia todos sus habitantes. Elia parte de Nazareth, la ciudad en que vive, y recorre grandes metrópolis del mundo como París o Nueva York buscando apoyos para su último proyecto cinematográfico. En todas partes percibe algo parecido: uso de la fuerza del poderoso contra el débil, evidenciado en forma de abusos policiales (hay varias secuencias donde numerosos policías acosan a un solo individuo y a veces usan la violencia), trasunto sutil de la opresión israelí sobre Palestina; tecnología hostil, a la manera en que ya reflejara Jacques Tati; egoísmo, como en esa divertida secuencia de las sillas en un parque donde los viandantes se pelean, de manera civilizada pero sin tregua ni respeto alguno, por quedarse con las sillas y así poder tomar el sol... Elia bebe, fuma sin parar, pasea con su inseparable sombrero, escribe, presenta su obra a diferentes productoras que le reciben cordialmente, con amables productores que están muy a favor de la causa palestina pero que lamentablemente rechazan los proyectos de Elia («un palestino no de Israel, sino de Palestina» como dice Gael García Bernal, uno de los actores) por no encajar con lo que buscan esas productoras o por ser proyectos «poco palestinos».
Las secuencias de Elia Suleiman están cuidadosamente preparadas, coreografiadas incluso, con influencias claras de Jacques Tati, Charlie Chaplin o Buster Keaton, pero, a diferencia de ellos, en sus gags subyace un trasfondo de intencionalidad política, que es muy evidente en la historia que cuenta el conflicto que Elia tiene con un vecino suyo en Nazareth que le roba los limones de su limonero, a pesar de que el limonero está dentro de su huerto.
En It Must Be Heaven el mundo es un lugar lleno de calles desiertas, con cierta atmósfera apocalíptica a veces, de suburbios inquietantes... pero donde también hay tranquilas terrazas de bares donde sentarse a observar a los transeúntes o apacibles parques repletos de gente. Tanto en un caso como en otro, la atmósfera se va enrareciendo y la violencia puede estallar en cualquier momento.
La música de la banda sonora es una mezcla de temas de música árabe (Yasmine Hamdan, Asmahan, Sabah Fakhry...) con algunos clásicos de la música occidental (Leonard Cohen, Nina Simone), y con otras canciones donde lo oriental y lo occidental se funden (Offering, de Ravi Shankar y Philip Glass; I Put A Spell On You, versioneada por Natacha Atlas)... 

«CHIEN (PERRO)» (2017) - SAMUEL BENCHETRIT

... un buen día Héléne (Vanessa Paradis) le comunica a su esposo, Jacques Blanchot (Vincent Macaigne), que su cercanía le produce alergia y que tiene que abandonar la casa. «Blanchotitis aguda» llaman a esa enfermedad rara. Jacques deja su casa, su mujer y su hijo y empieza a buscarse la vida. Se compra un perro, un caniche que, según el vendedor, Max (un papel interpretado por Bouli Lanners pero que en un principio estaba pensado para Jean-Claude Van Damme), se parece a Hitler, y se apunta a un curso para adiestrar al caniche. Poco a poco, la vida le irá despojando de todos los asideros que le quedaban para aferrarse: casa, trabajo... incluso su recién adquirido perro. Jacques se va a vivir a casa de Max, el vendedor-adiestrador, y comienza a mantener una extraña relación de dominación con él. Se trata de un tipo autoritario y brutal que no duda en maltratar a sus animales, incluida su nueva mascota: Jacques. Perdida ya su dignidad, Jacques se irá despojando progresivamente de lo poco que le queda de su condición humana, abandonándose a los placeres más elementales de su nueva condición canina.
Esta absurda y kafkiana comedia que es Chien nos muestra a un hombre, Jacques Blanchot, que no está cómodo en un mundo de hombres y mujeres. Es demasiado primario en lo sentimental, ingenuo incluso. Se diría que no está preparado para el día a día de una sociedad capitalista como la que muestra la película: un paisaje anodino y periférico, lleno de carteles publicitarios, autopistas, grandes superficies... Todos lo ven como un hombre mediocre, un perdedor que merece que lo maltraten. Alguien así es carne de cañón en un mundo competitivo, egoísta y violento. Por ello no es extraño que Jacques se sienta como un perro, un animal de compañía que para ser feliz solo necesita un amo que lo domine y al que serle fiel a cambio de un poco de comida y alguna caricia ocasional. Chien es una párabola, violenta por momentos, de una sociedad alienada y consumista, formada por individuos que aceptan sin discusión toda autoridad, incapaces de rebelarse y donde parece que a lo único que aspiran es a un elemental confort y seguridad, a que no les quiten lo poco que tienen. Según Benchetrit, su director, la idea le surgió al descubrir que su perro despertaba más atención, materializada en forma de caricias, que un sintecho que pedía justo al lado.
Chien es una coproducción franco-belga y está basada en una novela del mismo título escrita por el director Samuel Benchetrit...

 

«DRUK (OTRA RONDA)» (2020) - THOMAS VINTERBERG

 
¿Que es la juventud? Un sueño
¿Qué es el amor? El contenido de ese sueño
Soren Kierkegaard


... con esas palabras de Soren Kierkegaard se abre Druk, la última película del danés Thomas Vinterberg, traducida al español por Otra ronda.
Los cuatro protagonistas conforman un grupo de amigos de mediana edad, dedicados a la docencia en un instituto de Copenhague. Martin, el protagonista principal (un convincente Mads Mikkelsen), es un profesor de Historia, casado y con dos hijos, que vive instalado en la incomunicación familiar y en un aburrimiento total en su puesto de trabajo; Tommy (Thomas Bo Larsen) es un profesor de Educación Física, soltero, que aprovecha los ejercicios de entrenamiento de sus jóvenes alumnos para echar un vistazo al periódico; Peter (Lars Ranthe), también soltero, es un profesor de Música que intenta enseñar canciones tradicionales a su desganada clase; y Nikolaj (Magnus Millang), profesor de Psicología, padre de tres hijos pequeños y con una mujer desbordada y gritona ante lo inútil e inmaduro que es Nikolaj como padre y compañero sentimental. De cara a los demás, todos ellos disfrutan de consideración social y de una buena posición económica, y parecen llevar una estable vida sentimental o una agradable soltería voluntaria. Y sin embargo deciden aceptar un reto, un extraño experimento, un aparentemente inocente juego: probar en sus propios cuerpos los efectos de la hipótesis de Skarderud, un psiquiatra noruego que afirma que el cuerpo humano carece de un 0.05 % de alcohol, lo cual le impide rendir correctamente. Los cuatro amigos llegan a la conclusión de que hay que ingerir ese 0.05 para incrementar la creatividad, desinhibirse, tener un mejor estado de ánimo y aumentar así su rendimiento laboral y su reconocimiento social. Durante un tiempo beberán a escondidas, desde temprana hora, e irán observando los cambios que se produzcan en su rutina diaria. 
Ahora imparten sus clases sin separarse de su botellita de agua mineral, previamente rellenada con vodka, ocultan sus provisiones espirituosas en lugares insospechados, se reúnen en alguna de sus casas y comentan los resultados del experimento mientras toman unos tragos, salen a cenar y a ponerse hasta arriba... La hipótesis parece funcionar y los cuatro profesores mejoran en su vida personal y laboral; su ración de «dopping» diario los vuelve más simpáticos y motivados en su tarea, con más capacidad para llegar al alumnado. La «lógica científica» indica que hay que incrementar la dosis y seguir observando los nuevos resultados. Como era previsible, el asunto se les acabará yendo de las manos. Es probablemente esta parte de la película, con las borracheras enormes que se pillan, la más cómica de esta tragicomedia, con algunas secuencias muy divertidas. 
Aunque Druk parece girar sobre la omnipresencia del alcohol en Dinamarca, un país que a diferencia de sus vecinos nórdicos (donde la venta de alcohol está muy restringida y controlada por el Estado mediante los Systembolaget) tiene liberalizada la venta de alcohol, y la esposa de Martin llega a decir que los daneses no son más que una banda de borrachos, el alcohol sería más bien la consecuencia, un efecto secundario, del fracaso en la vida y la imposibilidad de asumirlo. Aparentemente, esta banda de cuarentones lo tiene todo: familia, dinero, buena posición social... pero en el fondo, su vida se halla muy lejos de ese hygge tan típicamente danés, de esa situación de bienestar y felicidad. Sienten que son unos fracasados, unos mediocres profesores, como Martin que en plena clase de Historia llega a decir, por error y ante el pasmo de sus desmotivados alumnos, que Churchill era uno de los líderes en la Primera Guerra Mundial. Más sangrante aún es todo lo que atañe a la aburrida y monótona vida sentimental de Martin, con una familia que apenas se comunica entre sí y con un matrimonio sin apenas sexo y bordeando la ruptura.
Martin y sus colegas añoran su juventud, ese paraíso perdido al que hacía referencia el padre del existencialismo al inicio de Druk. Esa juventud en la que todo era posible y estaba al alcance de la mano, en la que nadie pensaba en la posibilidad de la caída. Es la misma edad que tienen ahora sus alumnos, esos jóvenes bebedores ocasionales que participan alborozados en una gincana en la que sí o sí terminarán borrachos, y cuya fiesta de graduación consiste en ir subidos en lo alto de un camión que va recorriendo la ciudad, disfrazados de marineros y poniéndose hasta arriba de alcohol de manera despreocupada. Es el alcohol como sinónimo de felicidad, de éxito, de eterna juventud... Lo que daría cualquiera de estos cuatro profesores por ser uno de sus alumnos. La figura de Soren Kierkegaard sobrevuela la película y aparece evidenciada en un examen al que someten a un alumno y en el que el tema sobre el que tiene que hablar es sobre el filósofo danés, su visión de la vida, la ansiedad, el fracaso...
Es ahí, en medio de todo ese hastío vital, donde entra en juego el alcohol, esa chispa que les hace sentir bien, eufóricos, siquiera durante unas horas. A medida que el licor se va haciendo cada vez más necesario en sus vidas, el caos va entrando en ellas. Conforme el proceso de autodestrucción va avanzando, Druk parece evocar a otras películas que también abordan un disgusto existencial parecido, como La Grande Bouffe, de Marco Ferreri (donde cuatro amigos a vuelta de todo quieren hincharse a comer hasta reventar), o Leaving Las Vegas, de Mike Figgis (con un Nicolas Cage que pretende suicidarse a base de tragos, en uno de sus mejores papeles).
¿Es el alcoholismo un problema individual o más bien el director se está refiriendo a un problema que afecta al conjunto de la sociedad? ¿Es el alcohol una parte consustancial de la sociedad danesa? ¿Forma parte de su cultura? ¿O tal vez se trata más bien de la necesidad de beber alcohol para poder sobrellevar la sensación de fracaso como individuo o como sociedad? Vinterberg no ofrece un final cerrado, no hay moralina...

«CLIMAX» (2018) - GASPAR NOÉ

 ... el plano secuencia que abre la película Climax, de Gaspar Noé, nos muestra el ensayo de un grupo de jóvenes bailarines bailando una versión instrumental de Supernature, de Cerrone. Es una secuencia luminosa, bastante conseguida en la parte coreográfica (sin necesidad de hacer alardes con la cámara) y plena de energía. Luego, la película se va convirtiendo en un oscuro viaje alucinante...

«NOMADLAND» (2020) - CHLOÉ ZHAO

 ... tras la penúltima crisis económica, la de 2008, muchas personas en Estados Unidos (y en todo el mundo) vieron cómo se derrumbaban su sueño y toda su vida se desmoronaba ante sus ojos. Trabajo, ahorros, casa... familia... todo se fue de repente al carajo. Al igual que muchos otros, Fern (Frances McDormand), la protagonista de esta road movie, abandona su pueblo con una vieja furgoneta al borde del colapso como magra impedimenta que hace las veces de precario hogar, en dirección hacia el oeste, como los antiguos pioneros. En la carretera, en improvisados estacionamientos, va conociendo a más personas que están en una situación parecida: blancos (un negro sería presa fácil para la policía en una tesitura como esta), de clase media devenida pobre, jubilados, perdedores y viviendo en roulottes o vehículos camperizados. Son workampers moviéndose por todo el país, buscando trabajos ocasionales, de temporada, en bares, restaurantes, en el campo, vendiendo calabazas en Halloween o abetos por navidad... que les proporcionan lo justo para ir tirando. Curros como el que ofrece Amazon en navidad, con estacionamiento incluido, mal pagados, subvencionados por el Estado y donde a los posibles demandantes, jubilados fuera del sistema y dispuestos a hacer aceptar cualquier cosa, les venden la moto de que buscan gente responsable, con experiencia, cuando en realidad se trata de puestos de baja cualificación consistentes en buscar mercancías en un almacén descomunal, recorriendo distancias que al final del día se convierten en decenas de kilómetros, agacharse para coger esas mercancías o encaramarse en algún soporte elevado, sintiendo cómo el cuerpo se resiente (a pesar de los dispensadores de analgésicos que proporciona Amazon a sus trabajadores), trasladarlas y empaquetarlas. Estos modernos nómadas pasan días en algún aparcamiento en mitad de la nada, compartiendo alimento o una taza de café, intercambiando información, vendiendo piedras encontradas en el desierto o cosas inservibles, ofreciendo un ápice de solidaridad... separándose para volverse a encontrar (o no, quién sabe) en una impredecible huida hacia delante, en una vasta y rica tierra de promisión llamada Estados Unidos, buscando siempre un horizonte que parece alejarse.
Linda May, Swankie, el líder anti-capitalista Bob Wells y el resto de los integrantes de esta tribu sin domicilio fijo de Nomadland son actores no profesionales interpretándose a sí mismos. La película está escrita y dirigida por Chloé Zhao, y está basada en el libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century, escrito por Jessica Bruder, que pasó tres años viajando junto a estos jubilados-trabajadores, convertida en una workamper más, yendo de costa a costa y de norte a sur, desde Canadá a México, recorriendo más de 24.000 kilómetros (la editorial Capitán Swing ha traducido y publicado el libro bajo el título País nómada: supervivientes del siglo XXI)...

 

«FINDING FELA» (2014) - ALEX GIBNEY

 
 Finding Fela
... documental que utiliza como columna vertebral el musical Fela! (estrenado en Broadway en 2009), basado en la vida del genial y excesivo músico nigeriano Fela Anikulapo Kuti, aka Fela Kuti, para hablarnos sobre su vida, su música y su compromiso político. La música de dicha obra está ejecutada por Antibalas, la banda de afrobeat.
Nacido en una familia pudiente pero también comprometida, Fela abandona Nigeria para estudiar música en Londres, ciudad en la que podrá comprobar el racismo de la sociedad británica de la época. Posteriormente viajará a Estados Unidos donde conocerá a la que será su esposa y donde su incipiente discurso político se verá influido por los Black Panthers y el movimiento de liberación negro.
De regreso a Nigeria, su vida pivotará entre sus actuaciones en el mítico club Shrine y su residencia en la autodenominada república de Kalakuta, un enclave musical y político, al margen del corrupto sistema político nigeriano, donde Fela vive rodeado de esposas (se casó con 27 en una sola ceremonia) y decenas de colaboradores. Por allí se pasea en calzoncillos, fuma hierba, compone música, disfruta de los placeres sexuales de la poligamia, lanza soflamas contra el gobierno dictatorial de Nigeria de los años 70 y 80... Precisamente será el constante ataque que hace en las letras de su abundante discografía, así como en los discursos que da, lo que provocará el contraataque del poder en forma de entradas de la policía en su casa, en su pequeña pero resiliente república, destrozándolo todo, dando palizas a sus moradores, arrojando a la madre de Fela Kuti por la ventana de un segundo piso y deteniendo al músico y obligándolo a pasar temporadas en prisión.
Y mientras tanto su música va evolucionando. Armado de un discurso político que, a medida que va sufriendo las represalias y la violencia del poder, se va haciendo más duro, sin doblegarse, Fela parte de un intento inicial por fusionar el high life y el jazz, enraizado en la cultura yoruba nigeriana, al que después se van incorporando otras influencias, como la de la música frenética de James Brown. Con esos ingredientes va grabando decenas de discos con bandas con una larga nómina de músicos y bailarinas, como Africa 70 o la posterior Egypt 80, donde cuenta con grandes profesionales como el baterista Tony Allen, creador junto a Fela Kuti del sonido afrobeat.
Fela se convertirá en un líder africano cuyas canciones son conocidas por su pueblo, que lo ama y lo idolatra. Su figura recuerda a la de Bob Marley, pero también a otros músicos importantes, como John Coltrane, o incluso figuras políticas de la talla de Nelson Mandela, Luther King o Malcolm X. De hecho pensaba en convertirse algún día en el presidente de su país.
En la última etapa de su vida, y quizás debido a la trágica muerte de su madre, vemos a un Fela Kuti más espiritual y religioso, influenciado por una figura siniestra que no se separa de él, el Professor Hindu, un ganés mezlca de guru y de mago que tiene fascinado al músico.
Finalmente, Fela morirá, víctima del SIDA, y su cuerpo será velado en un estadio deportivo por cientos de miles de personas y paseado después en coche durante horas, en medio de un caótico tumulto, por la ciudad de Lagos...
 

«SPREE» (2020) - EUGENE KOTLYARENKO

 Spree
 ... Kurt Kunkle (Joe Keery) es un joven aspirante a influencer en Los Ángeles. Como su influencia, reflejada en unos números pírricos, es prácticamente nula y no puede vivir de ella, Kurt, aka @Kurtsworld96, se ve obligado a trabajar como chófer en Spree, una suerte de Uber que ofrece coches compartidos. Harto de que ni él ni su canal, El Mundo de Kurt, tengan reconocimiento alguno, idea un plan maquiavélico y alocado, al que llama La Lección (#TheLesson): llena el coche de cámaras y va conversando con los clientes y retransmitiéndolo todo en tiempo real en su página, incluso les invita cordialmente a un botellín de agua envenenada y luego graba su muerte para que sus seguidores puedan disfrutar de un contenido realmente distinto. El asesinato se vuelve tendencia y Kurt Kunkle se transforma en un divertido asesino en serie que va recorriendo Los Ángeles, conduciendo su vehículo Spree (ojo al guiño: «killing spree», en inglés, es matanza de personas), sentado sobre una funda de bolas que cubre su asiento, recogiendo clientes (como aquel otro taxista pirado, Travis Bickle, en Taxi driver de Scorsese) y mostrándoles la música que él mismo ha compuesto. Un supremacista blanco, un chulo de bolera, un trío de fiesteros, una cómica de stand-up... los clientes de Kurt son seres no muy diferentes a él, personas con el móvil siempre presto a grabar alguna aventura WTF y que aspiran a ser otras personas a las que todo el mundo mire y admire, o como resume la cómica de stand-up poseedora de una red social llena de followers: «Todo los ojos a mí». Entre esos clientes hay que incluir al padre de Kurt, que también llega a montar en el vehículo y que es un patético pinchadiscos ya talludito y sediento de reconocimiento que trabaja como DJ residente en un vacío club de strip-tease. 
Spree es una sátira que refleja un mundo paralelo a lo que conocíamos como «mundo real»: el de las redes sociales, el de la gente que vive enganchada a un teléfono móvil y a una cámara, que se pasa el día en Internet, una Red que para ellos es más real que el mundo real.
A nivel técnico, la película está filmada con un sistema de multicámara: todo lo que el espectador ve, está siendo grabado en tiempo real a través de la cámara de un smartphone, de una vídeo-cámara o del circuito cerrado de televisión de algún edificio o local, lo que ofrece a menudo diferentes puntos de vista y obliga al espectador a estar en modo multitarea. Incluso los seguidores de El Mundo de Kurt participan, dando su opinión, trufada de emoticonos, en un chat que aparece de vez en cuando en un lateral de la pantalla. Lo importante, lo verdaderamente importante, es grabarlo todo, pues en un mundo basado en la experiencia audiovisual si algo no ha sido grabado es porque simplemente no ha ocurrido.
La cinta tiene un buen guión y diálogos espontáneos, salpimentado todo con un corrosivo sentido del humor; el ritmo es trepidante y con bastante acción, como si por momentos estuviéramos dentro de un videojuego donde no faltan persecuciones de coches, y con unos asesinatos tragicómicos pero al mismo tiempo bastante sangrientos e imaginativos en el modo en que son ejecutados. Kurt Kunkle será recordado en la historia del cine como un serial killer simpático y genial, tan tierno como violento. 
Y recuerda: si te gustó la película, no olvides darle un «like»... 

 
 

V FESTIVAL DE CINE Y DERECHOS HUMANOS DE MADRID - GRATIS - ON LINE

Hasta el 13 de diciembre.
La V edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de Madrid se realiza exclusivamente online y ofrece más de 60 películas para visionar (de países como México, Colombia, India, China o España).
El Festival de Cine y Derechos Humanos de Madrid se plantea como una plataforma para difundir los Derechos Humanos y la Cultura de Paz, a través de trabajos cinematográficos, que inspiren a debatir y reflexionar, que aporten herramientas para observar, analizar y comprender realidades complejas.



https://cineyderechoshumanos.fcdhm.com

Contraseña: 10diasdecine

El programa: https://fcdhm.com/programa/

«MURMUR» (2019) - HEATHER YOUNG

...  Donna (Shan MacDonald) es una mujer madura, con problemas de alcohol y de soledad, con una hija que la rehúye, y con problemas cardíacos. Condenada por conducir en estado de embriaguez, empieza a hacer trabajos para la comunidad en un refugio para animales, más concretamente limpiando sus instalaciones. Cuando decide adoptar a Charlie, un perro enfermo que está a punto de ser sacrificado, su vida cambia. La relación que tiene con el animal es muy especial, incluso amorosa. En él encuentra una salida a sus problemas afectivos y de autoestima. Poco a poco, su reducido apartamento se va llenando de perros, gatos, roedores... procedentes del refugio o de anuncios de internet. Son seres abandonados, enfermos o desahuciados a los que Donna alimenta, cuida, habla con ellos... y con los que va conformando una «familia» que dota a su vida de una cierta estabilidad: deja el alcohol, se somete a una terapia de rehabilitación para su corazón (le han detectado un extraño murmullo que no saben muy bien de dónde procede)... El refugio con el que colabora no comparte su punto de vista: tienen dudas sobre el bienestar de los animales que viven con Donna, y para ellos eso es lo primero.
«Murmur» es una película híbrida, a medio camino entre el documental, centrado sobre todo en el funcionamiento del refugio de animales, y la ficción, basada en la historia personal de Donna. Está protagonizada por actores no profesionales, con diálogos improvisados y filmada en localizaciones reales. Una aproximación a la soledad y a nuestra relación con los animales, filmada con una fotografÍa de tonos grisáceos, con preferencia por los planos frontales y simétricos; con una banda sonora trufada de silencios prolongados, con apenas un perturbador ruido blanco, mientras contemplamos las tareas más rutinarias en la vida de Donna (a la manera en que ocurría en Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles, el filme de Chantal Akerman, una de las películas favoritas de Heather Young, la directora)...

 

«COHERENCE» (2013) - JAMES WARD BYRKIT

 ... imaginemos una caja cerrada y opaca con un gato dentro. La caja contiene además una botella de gas venenoso y un dispositivo con una partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado. Si la partícula se desintegra, se rompe la botella, el veneno se libera y el gato muere. Esta idea un tanto rocambolesca se le ocurrió a Erwin Schrödinger y se la conoce como la «paradoja del gato de Schrödinger». Pues bien, «Coherence» va sobre esa paradoja: un grupo de amigos se reúne para cenar la misma noche en que un cometa está pasando alrededor de la Tierra, lo que provoca ciertos fenómenos extraños (la película es una mezcla entre terror, thriller y ciencia ficción). Recuerdan el paso de otro cometa, fue en Finlandia, en 1923, y la gente resultó afectada de tal manera que quedaron confundidos, incapaces de reconocer siquiera a sus seres queridos. Una cámara al hombro bastante nerviosa sigue las conversaciones de los personajes, mientras los descubrimientos y los sustos se van sucediendo, y la casa y el barrio se quedan casi completamente a oscuras: tan solo una casa, a unos metros de donde están ellos, sigue teniendo luz. Ninguno imagina lo que está ocurriendo en esa casa... Película interesante que habla sobre realidades paralelas, paradojas, bilocación, doppelgänger... con un guión algo enrevesado, tramposo incluso, pero capaz de enganchar al espectador...

 

«THE FLORIDA PROJECT» (2017) - SEAN BAKER

 ... los protagonistas de The Florida Project son Moonee (una niña de seis años) y Halley, su joven madre, que ha de ingeniárselas para llegar a fin de mes. Ambas viven en The Magic Castle, un motel próximo (pero a la vez lejano) a Disneyworld, pintado de color morado pastel y habitado por personajes que la crisis económica ha terminado centrifugando hacia las periferias de ese mundo de Disney que es el capitalismo. El establecimiento está regentado por Bobby (Willem Dafoe), la única persona que parece medianamente integrada en la sociedad. Moonne y sus amigos viven, un tanto asilvestrados, en un paraíso cuyos días parecen eternos: hacen lo que les da la gana, comen helados y comida basura, se ríen de los adultos, se pasan el día jugando despreocupadamente, sus travesuras provocan unos líos tremendos... y todo ello mientras sus padres, a menudo familias desestructuradas, a duras penas pueden pagar el alquiler de la habitación en que malviven. Moonne no tardará en descubrir que los paraísos no existen...

«HEROES» - REIVHAJ (con imágenes de THE THIN BLUE LINE de ERROR MORRIS)

... la canción «Heroes» está dentro del disco Lockdown (pinchar aquí para ir a Bandcamp). Las imágenes proceden de la película The Thin Blue Line (La delgada línea azul), del director Errol Morris (1988), y han sido re-editadas...