«ROMA» - ALFONSO CUARÓN

Título original: Roma
Año: 2018
Duración: 135 min.
País: México
Dirección y guión: Alfonso Cuarón
Fotografía: Alfonso Cuarón, Galo Olivares
Reparto: Yalitza Aparicio,  Marina de Tavira,  Marco Graf,  Diego Cortina Autrey,  Carlos Peralta, Daniela Demesa,  Nancy García García,  Verónica García,  Latin Lover,  Enoc Leaño, Clementina Guadarrama,  Andy Cortés,  Fernando Grediaga,  Jorge Antonio Guerrero

«Es un año en la vida de una familia y un país», así resume el director mexicano Alfonso Cuarón su última obra, la muy aclamada y de manera sospechosamente unánime Roma. En ella Cuarón describe los recuerdos que guarda de su infancia en México D.F., más concretamente en la Colonia Roma, un distrito de clase alta construido a principios del s. XX, donde habita la familia protagonista. La acción transcurre en 1971, justamente un año después del mundial de fútbol celebrado en México, uno de los momentos de mayor esplendor del país. El título también alude a la infancia, ese periodo de felicidad inmensa, esa «Roma» imperecedera en que el tiempo se dilata y los días se hacen interminables, donde el tamaño de las cosas y de los sucesos es enorme (el paso de los años se encargará de relativizarlos), ese lugar en que habitan los niños, ajenos a los posibles dramas que acontecen a su alrededor, y que está condenado a su inevitable desaparición. Cuarón no oculta su admiración por la película El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, sin que llegue a alcanzar su grandeza, ni por otros cineastas, como Steven Spielberg, que también han tocado el tema.
Roma tiene dos tramas principales: la de Cleo (personaje central de la película, interpretado por una actriz no profesional, Yalitza Aparicio), la abnegada y estoica criada indígena, capaz de anteponer los intereses de la familia para la que trabaja a los suyos propios, y la de esa familia de clase media, capitaneada por la madre, Sofía (Marina De Tavira), una mujer que no soporta que su marido pase cada vez más tiempo fuera de casa, en misteriosos viajes de negocios, y que intuye la inminencia de la desaparición de la unidad familiar. Cleo queda embarazada de un hombre que al enterarse de la noticia pone tierra por medio. Ese maltrato que sufren ambas mujeres las une todavía más.
La intrahistoria de ambas protagonistas corre en paralelo a la historia del país. Tanto es así que será un hecho histórico, la masacre de Corpus Christi, la que desencadenará la tragedia en la vida de Cleo. Ese día, el 10 de junio de 1971, los Halcones, una formación de corte paramilitar, reventaron una manifestación de estudiantes en el Distrito Federal y provocaron 120 muertos.
Todo en Roma es hermosamente bello: el formato de 65 milímetros y en blanco y negro, los medidos movimientos de cámara en el interior de la casa, el incendio en mitad de la noche entre fantasmagórico y poético, los planos secuencia que acompañan a las multitudes, los travellings que recorren las calles del D.F.… Y eso es precisamente lo más destacable de Roma: su belleza formal. Una belleza que resulta fría si no sirve para ilustrar una historia sólida, que es el principal problema de que adolece el filme. A partir de sus recuerdos de infancia, y emulando la manera en que lo han hecho grandes directores de cine, Cuarón trata de armar un relato creíble, no exento de épica (como el parto que tiene Cleo o esa secuencia de la policía masacrando estudiantes) ni tampoco de aromas de telenovela, que puede resultar muy interesante para él o para el espectador que ha vivido esa época y en ese lugar, pero que no llega a ser ni mucho menos universal, algo que, sospecho, era la intención del cineasta. Es como si todo lo que ocurre en la cinta fuera una larga y lenta introducción para algo que ha de suceder después, y que de hecho sucede, en la que el espectador puede llegar a tener la desagradable sensación de que no está ocurriendo nada y perderse en el camino. «Probablemente —dice el cineasta mexicano en una entrevista— soy demasiado cinéfilo como para ser un autor».
Por si fuera poco, el sonido tampoco ayuda. El director ha optado por darle mucha importancia al sonido ambiente, usando para ello el sistema Dolby Atmos (con el sonido moviéndose alrededor del espectador), lo cual está muy bien, pues da credibilidad a la historia, pero hace que a menudo no se puedan escuchar o entender los diálogos de los actores, que alternan el castellano y el mixteco.
La película Roma llega a las pantallas envuelta en polémica. No son muchas las salas de cine que quieran proyectarla, pues algunas cadenas de distribución entienden que Netflix, la todopoderosa plataforma que produce y exhibe el filme (130 millones de abonados on line), no respeta los códigos de distribución vigentes. En España concretamente han de transcurrir tres meses entre su estreno en los cines y su salida a internet. Roma se estrenó el 5 de diciembre en solo tres salas y el 14 ya estaba disponible en internet, en streaming, a través de Netflix. Si se proyecta en salas de cine es porque es un requisito previo para poder hacerse con algún premio en los festivales a que se presente, algo que ya ha ocurrido en el festival de Venecia, donde consiguió el León de Oro.

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