Una caña de pescar para el abuelo es un
magnífico libro que reúne seis relatos del autor chino (y Premio
Nobel de Literatura en el año 2000) Gao Xingjian.
¿Y quién es Gao Xingjian? A veces vivimos tan
ensimismados en nuestras propias vidas, en nuestra cultura, en
nuestro país, que no sabemos lo que ocurre al lado, y mucho menos lo
que acontece en un país tan lejano geográfica y culturalmente como
China, si bien Xingjian vive actualmente en Francia como refugiado
político. Nacido en China en 1940, Xingjian derrama su talento en
diferentes campos: la literatura (prosa y poesía), el teatro, la
pintura… De hecho, las portadas de algunos de sus libros (como
ocurre en este caso) son imágenes de cuadros realizados por él
mismo. Traductor de francés (ha traducido entre otros a Ionesco) y
dramaturgo en su juventud, empezó a tener problemas con la censura
hasta el punto de ver cómo sus obras eran prohibidas. Es entonces
cuando decide dejar su país y refugiarse en Francia.
Los cuentos incluidos en el libro fueron escritos entre
1983 y 1990, por lo que se observa la evolución de su estilo a lo
largo de ese periodo. Quizás las características más evidentes
sean la presencia del monólogo interior o flujo de conciencia, el
uso de la capacidad de evocación del lenguaje (mucho más sugerente
en la lengua china por su ambigüedad) y el deseo permanente de
experimentación, que le lleva a moverse por zonas que, si bien ya
han sido descubiertas previamente, no están muy transitadas. En
todos ellos un suceso cotidiano provoca una reflexión profunda o una
evocación de otros hechos. Además, Xingjian inserta de manera sutil
críticas a ciertos comportamientos de la sociedad china de su tiempo
(internamiento en campos de reeducación, autoritarismo de la
policía…) y aboga claramente en defensa de la naturaleza.
El primer relato es El templo de la Bondad Perfecta
y es, desde mi punto de vista, el más flojo del conjunto. Narra la
historia algo cursi de una pareja de recién casados que experimenta
la plenitud y la libertad (dentro de los márgenes que concede el
gobierno chino) de su luna de miel. Llegan hasta una localidad
desconocida y deciden quedarse allí durante un tiempo. Ascienden
hasta lo alto de una colina para contemplar el templo que da nombre
al relato. Es allí donde su felicidad sin límites se da de bruces
con la tristeza infinita de un anciano con una vida familiar tan
trágica como desconocida para los protagonistas (y para el lector).
Xingjian, al más puro estilo de la teoría del iceberg de Hemingway,
juega en este relato y en otros a escamotear cierta información que
es vital para entender la historia y que impulsa a esta hacia
delante.
El accidente narra una situación trágica, un
accidente de tráfico, y a partir de él hace una radiografía de la
sociedad china. Diferentes personajes de diverso pelaje y procedencia
opinan y reaccionan de manera distinta ante el mismo hecho: el
accidente. Contiene algunos diálogos llenos de humor y una reflexión
final sobre el azar, el destino, la moral, la filosofía…
El calambre es la historia de un hombre que se
zambulle en el mar y allí es sorprendido por un calambre que le
dificulta el regreso a la orilla. En esta situación límite el
protagonista deberá intentar dejar de lado sus reacciones más
calientes y usar toda la frialdad de su pensamiento racional para
intentar volver hasta la playa, mientras recuerdos de todo tipo
inundan su cabeza, y la vida y la muerte, como dos caras de la misma
moneda, pugnan por salirse con la suya.
En el parque es casi completamente un diálogo
entre un hombre y una mujer que se vuelven a encontrar en un parque
después de mucho tiempo sin verse. A unos metros de ellos hay otra
mujer sentada en un banco, todo indica que está esperando a un
hombre. A partir de ambas situaciones paralelas, entretejiéndolas
hábilmente, Xingjian reflexiona sobre la naturaleza del amor y su
diferente expresión en el hombre y en la mujer. Asistimos así a las
contradicciones de ambos protagonistas, que dicen una cosa pero a
menudo parecen sentir lo contrario.
Una caña de pescar para el abuelo da título al
libro. El personaje protagonista compra una moderna caña de pescar
para regalársela a su querido abuelo. A partir de este sencillo
punto de partida, y gracias a la técnica del flujo de conciencia, el
protagonista reflexiona sobre temas diversos: el paso del tiempo, la
nostalgia ante la imposibilidad del regreso a la infancia, la
destrucción del medio ambiente (materializada en la desecación
completa del lago de su niñez), el progreso arrollador de la
tecnología: "… adivino que en lo más profundo de este
bosque de antenas plantadas en los edificios viejos, los edificios
nuevos y los austeros edificios seminuevos y semiviejos se oculta la
casa de mi infancia, pero no lograrás verla por más vueltas y
revueltas que des y sólo podrás imaginarla en el recuerdo".
De fondo, palabras talladas en relieve sobre un muro cancel:
«longevidad», «alegría», «felicidad» y «riqueza». Hacia el
final del relato, Xingjian es capaz de intercalar fragmentos de texto
que mezclan diferentes maneras de percibir la realidad, como la
narración (televisiva, imagino) de la final Alemania-Argentina de un
mundial de fútbol o el recuerdo de las sensaciones provocadas por la
visión del desierto de Taklamakan desde ese no-lugar que es el
interior de un avión en pleno vuelo.
Instante es el más experimental y onírico de
todos los cuentos. Se compone de pequeñas piezas, a modo de
instantáneas fotográficas (que conformaran una nueva fotografía
global), donde vemos una situación, como si fuéramos fríos
espectadores que trataran de imaginar lo que realmente está
ocurriendo. De alguna manera intuimos que todas esas partes están
interrelacionadas (tal vez no) y nuestro afán de conocer nos empuja
a seguir leyendo, intentando desentrañar el enigma. A medida que
avanzamos, adentrándonos, vamos descubriendo que estamos en un
sueño, como atestiguan las surrealistas y sugerentes escenas que
pasan ante nosotros. En esta historia es más importante la forma que
el contenido, poco importa si hay o no algún hilo argumental en toda
esta panoplia de imágenes extrañas, es mucho más interesante la
impresión que el conjunto y cada una de ellas provoca en nosotros.
En palabras de Xingjian: "Lo más importante no es la
ficción, sino la narración, de la misma manera que evito la
descripción y busco la evocación. En pintura, los detalles
conservan todo su sentido; en literatura acaban por ocultarte lo que
quieres mostrar. El exceso de palabras te lleva a no ver nada".
Una caña de pescar para el abuelo está editado
por Ediciones del Bronce y traducido del chino al español (evitando
la doble traición que implicaría haber sido traducido previamente a
una lengua intermedia) por Laureano Ramírez. Incluye un prólogo de
Noël Dutrait y un glosario básico de palabras chinas. En la misma
editorial (que curiosamente no tiene página web), hay disponibles
otras obras de Gao Xingjian publicadas en español: La Montaña
del Alma y El libro de un hombre solo.
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