Publicado por Javier Serrano en La República Cultural:
Como cada segundo martes de septiembre, y como manda la tradición, se
 ha celebrado la controvertida fiesta del Toro de la Vega de 
Tordesillas. El modus operandi  del evento no puede ser más 
sencillo, consiste en la suelta de un toro, uno de trapío contrastado, 
con casta y, preferiblemente, de la tierra; un "toro razonablemente alto, aveletado, ligero de pies, bien armado y sobre todo, sabio";
 un toro que sale a las 11 del mediodía, como es costumbre, junto a la 
plaza mayor de Tordesillas en dirección al puente sobre el río Duero, al
 denominado Campo de Honor, acompañado por hidalgos armados con 
lanza (torneantes según ellos), a caballo o a pie, y por una gritona 
turbamulta que lo rodea y que hace imposible cualquier escapada. 
Finalmente, y ya en el Campo del Honor, el denominado torneo concluirá de la forma habitual: con el toro siendo alanceado hasta su muerte.
Parece ser que el origen de tan ancestral tradición se remonta hasta 
la Edad Media (hay quien habla del año 1355). En aquella época debía de 
ser costumbre que en las bodas de los nobles hubiera torneos de justas, 
enfrentamientos en los que era frecuente despeñar a toros por las 
orillas del rio. Sin que a veces se sepa muy bien por qué, lo cierto es 
que ciertas hazañas devienen fiestas que más tarde acaban 
convertidas en costumbres que se repiten todos los años, ganándose así 
la supuesta legitimidad de toda tradición. Eso es lo que sucedió con 
aquellos primeros toros despeñados. Luego el palenque fue trasladado a 
la plaza mayor de Tordesillas, donde un caballero montado, armado solo 
con una lanza, tenía que enfrentarse a la más brava de las reses. Huelga
 decir que el igualitario torneo, que en aquellos tiempos sí era 
verdaderamente de uno contra uno, solia saldarse con la muerte del 
caballero. He aquí el origen del Torneo del Toro de la Vega. La primera 
referencia por escrito es del s. XVI.
Si uno desea aprender  más sobre la medieval costumbre puede 
hacerlo en la página web del Patronato del Toro de la Vega, donde se 
encuentra con lo siguiente: "Terribilis est locus iste …. vera est aula dei et porta inferi" (Terrible lugar es este; ciertamente, es la escuela de Dios y la puerta de los Infiernos). Así reza la portada de dicha web. "Sin raíz… nada!" (sic), es el lema de dicho Patronato, toda una declaración de intenciones.
Con un estilo de escritura decididamente cervantino, el Patronato nos ilustra sobre las estrictas normas que rigen el torneo.
 Así, sus ordenanzas delimitan el espacio en que tendrá lugar el torneo;
 definen los derechos del toro; disponen cómo ha de ser la lanza y cómo 
ha de producirse el alanceamiento; establecen los derechos y 
obligaciones del torneante; entre otras normas de obligado cumplimiento.
 Algunas de estas ordenanzas resultan chocantes, veamos:
- "Que se trate al toro con la dignidad y honor que su categoría de torneante le confiere"
- "Que nadie ose tratar mal al toro, ni vivo ni muerto, ni de palabra ni de obra"
- "Ambos, toro y torneante, han de estar en igualdad de condiciones naturales, por lo que ningún torneante ose acudir a dicho torneo en mal estado de ánima, bien por efecto de vino u otras sustancias o procesos extraños a la buena orden, bien por otra causa que le anormalice. Y entiéndase lo mismo trasladado al toro". Cuesta imaginar a un toro borracho participando en el torneo.
- "Nadie se atreva a clavar lanza una vez caído el toro. Y considérese el torneo finalizado". Ver imágenes adjuntas.
- "Esta Orden considera vencedor del torneo al lancero que procura la más certera, valiosa y grave lanzada. Y siempre en la idea de que lo importante es la calidad y no tanto la gravedad de la lanzada". Por supuesto, estamos hablando de caballeros-hidalgos, no de vulgares y crueles asesinos.
- "Que pueda ser torneante cualquier varón o hembra del mundo y aun del Universo". Pero, ojo, "el que asistiere de otras partes del mundo o universo y quisiere ser torneante, tendrá derecho a ser informado muy cumplidamente; mas si su intención, Dios no lo quiera, fuera denostar e infamar este torneo, teniéndole por necio ante tal circunstancia, despídasele en mala hora". Todo un aviso para navegantes (y defensores de los animales).
Para los espíritus más sensibles conviene recordar que a veces es 
posible el final feliz, ya que el toro puede ser indultado, si bien esto
 es algo bastante infrecuente. Ocurre en los siguientes casos:
- "Si el toro por su valor y sabiduría ganara fama, aunque resulte muerto, téngase Consejo por si conviniera declararle por vencedor del torneo". Como ocurrió en 1993 con el toro "Bonito".
- "Si el toro se lesionara antes de alcanzar el palenque, invalídese el torneo, sustituyéndose dicho toro por otro si fuera posible; y si no lo fuera, retrásese el torneo para el día siguiente". Es decir, se indulta a un animal para matar a otro en su lugar, o se le da una tregua de un día.
- "Si el toro, comenzado el torneo, no tuviera maneras, invalídese el torneo".
- "Si el toro rebasara los límites marcados, aunque luego regresara al palenque, désele por vencedor y finalice el torneo".
- "Si el toro rebasara los límites marcados, venza el torneo y devuélvasele a los prados del Zapardiel, donde será curado y recibirá los honores correspondientes" (este fragmento parece extraído directamente de "El Quijote").
Al Patronato no se le escapa detalle, ni siquiera en lo relativo a ese limbo que podría ser el río: "Si el toro entrara al río, no se le alancee allí y espérese a que salga o sáquesele".
¿Y qué ocurre cuando finalmente llega la hora de la verdad y el toro muere?
- "Todo torneante tiene derecho a embadurnarse con sangre del toro, en el caso de que fuera muerto dicho toro. Y entiéndase esta antiquísima costumbre como símbolo de haber participado en el torneo. Y téngase buen orden en el caso".
- "Que se otorgue al lancero que haya dado muerte al toro los testículos y rabo de dicho toro para que los suba dicho lancero prendidos en su lanza. Y nadie se atreva, por ignorancia, a usar de bromas al respecto de este acto; y si lo hiciera, téngaselo por necio. Y sólo corte dichos trofeos quien de ello esté encargado y no otro".
- "Una vez muerto el toro, si hubiera sucedido así, será recogido su cuerpo del palenque y tómese sangre de él, pero sea el dicho cuerpo respetado sobremanera".
El heroico torneo  ha concluido. Los lanceros, posesores del espíritu
 de hidalguía, son elevados a la categoría de héroes, pues "justo 
resulta el reconocer los méritos de aquellos que con la lanza, con las 
Bellas Artes –música, pintura, escultura y otros conocimientos- o con la
 palabra, honran y enaltecen este Inmemorial Torneo; y así conviene 
agruparles en una Orden, de modo que el trabajo continuo y metódico 
redunde en beneficio de dicho Torneo".
El Torneo del Toro de la Vega fue declarado Fiesta de Interés 
Turístico de España el 18 de enero de 1980. Años después,  el 7 de 
septiembre de 1999, fue considerado Espectáculo Taurino Tradicional por 
la Junta de Castilla y León. Más recientemente, el 3 mayo 2011, el Toro 
de la Vega fue proclamado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Villa de 
Tordesillas, tras la aprobación de una moción del Partido Popular, que 
gobierna el ayuntamiento de la localidad, respaldada por el PSOE. Es de 
suponer que en este caso no hubo disputa entre los dos partidos de 
siempre, sino consenso a la hora de blindar el Torneo, no fuera a ser que ocurriera en Tordesillas lo mismo que había pasado con la casi prohibición en Cataluña.
Si uno quiere saber algo más sobre la fiesta, siempre puede acudir a 
Wikipedia, esa enciclopedia que escribimos entre todos en un alarde de 
democracia global. Allí se describe la fiesta como una lucha entre 
hombre y toro, un combate de uno contra uno y entre iguales. Si por 
alguna razón, uno no está de acuerdo con lo que afirma dicha 
enciclopedia, algo habitual en temas peliagudos, siempre tiene la
 opción de matizar o refutar lo dicho. Pues bien, en este caso concreto 
del Toro de la Vega resulta que es imposible hacerlo, misteriosamente 
Wikipedia no permite esa posibilidad, y así se da por buena, y se blinda,
 la descripción mencionada, esa que habla del Toro de la Vega como una 
loable e incruenta tradición de Tordesillas, y no como un linchamiento 
perpetrado por una jauría humana y que concluye, la mayor parte de las 
veces, con la muerte agónica del animal. Tal es el caso del último toro,
 de nombre "Afligido". Todo indica que hubo ciertos problemas 
organizativos y no apareció el descabellador, es decir, el encargado de 
seccionarle la columna a la altura del cuello. A falta de navaja, hubo 
que seguir dándole lanzazos hasta que a alguien se le ocurrió la idea de
 rematarlo utilizando un destornillador.
Hasta aquí la palabra escrita. Como dirían los chicos de Ska-p, en un estilo que nada tiene que ver con el del Patronato: "Ésta
 es la imagen que ofrecemos / al resto de la humanidad / Sangrientas 
tradiciones son aberraciones a la moral / disfrazar de cultura la 
irracionalidad / despreciando la vida y la muerte de un animal". Es hora de ver en imágenes lo que es realmente el Toro de la Vega.
¡Bienvenidos a la España medieval!

 
 
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