FRAGMENTOS DE "ASÍ SE FUNDÓ CARNABY STREET" - LEOPOLDO MARÍA PANERO


Extraído del libro "Así se fundó Carnaby Street".

EL HOMBRE QUE QUISO VIAJAR DENTRO DE UN COCHE DE PLÁSTICO

Al fin, optó por un dinki-toys. Abrió con cuidado, la portezuela. Al fondo le sonreía el mago de Oz, invitándole a entrar.

XXVIII

Había un enorme reloj en la peluquería. Inclinado sobre mí, el viejo peluquero me hablaba de un partido de fútbol, hacía mucho tiempo que se había desarrollado, pero él aún lo recordaba. Entraba muy poca luz a través de las ventanas. Todo era, nada podía ser. El peluquero, visiblemente, trataba de recordar tiempos pasados. Acudió a un recurso fácil: un partido de fútbol, que tal vez nunca se había desarrollado. El peluquero, visiblemente, quería a toda costa acallar el insistente tic-tac del reloj. Para ello hablaba sin parar, mencionaba nombres que se suponía tenían un significado para mí, o para él. En ese momento entró un hombre vestido de negro: apenas le quedaba pelo, pero, a todas luces, quería llenar su vida en alguna forma. Cuando llegara su turno, probablemente, hablaría con el peluquero viejo como si le conociera desde hace mucho tiempo. El peluquero viejo, con toda seguridad, le seguiría el juego (no ase trataba de un juego). Le ofrecieron una revista ilustrada. La rechazó con la mano. Quería recordar. Cualquier tiempo pasado fue mejor, se repetía, hasta que las palabras perdían su sentido. No, no se trataba de un juego. A eso de las ocho, cuando salí a la calle, mientras me arreglaba el cuello del abrigo, me dí cuenta de que todo estaba oscuro.

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