LA OBRA
Los 21 días de un neurasténico aparece en 1901, y, como señala Pierre Michel en el prólogo, marca un
nuevo paso en el camino de la deconstrucción de la novela «realista» en la
línea de Balzac y Zola. Se trata de una obra narrativa singular, un collage
novelesco. Transgrediendo cualquier código de
verosimilitud y la exigencia de unidad de tono, Octave Mirbeau se limita a
coser, sin preocuparse lo más mínimo de si las costuras se ven demasiado,
sesenta cuentos, o fragmentos de cuentos, aparecidos en la prensa francesa más
influyente, entre 1887 y 1901. El hilo conductor que los une a todos es Georges Vasseur, el neurasténico que va narrando sus
encuentros con diversos personajes, durante su convalecencia en una estación
termal de los Pirineos. La estructura de la obra evidencia la absurdidad innata
de un mundo donde nada tiene sentido y que escapa a toda veleidad de
explicación racional.
Los 21 días de un neurasténico es también, como afirma Eugène Montfort, «el grito de un hombre herido»
por una sociedad presa de la locura, donde todo el mundo está loco, tanto los «locos
oficiales», como los ciudadanos normales,
debidamente atontados por la santa trinidad (la familia, la escuela y la Iglesia),
y que son locos si cabe más peligrosos por todo lo que ignoran.
Por estas páginas deambulan especímenes peculiares de «la animalidad
humana», grotescos o inquietantes, maniacos, imbéciles, canallas, asesinos
y bandidos de todo tipo. Unos son ficticios y otros están extraídos de la élite
de la Tercera República francesa. Cada uno de ellos es el actor o el espectador
de historias extraordinarias y a menudo atroces, donde lo jocoso se mezcla con
lo horrible y lo absurdo con lo repugnante.
El humor, provocado por la ironía, lo absurdo de las
situaciones, las invenciones burlescas,
las comparaciones incongruentes, las gracias verbales, hace que el lector ría,
o al menos sonría, convirtiéndose así en la más eficaz de las terapias para
hacer más soportable la vida.
OCTAVE MIRBEAU
Octave Mirbeau (1848–1917). Periodista, panfletario,
crítico de arte, novelista, negro literario y dramaturgo francés. Anticlericalista radical, pacifista y
antimilitarista, es
una de las figuras más originales de la Belle Époque. Co-fundador del semanario Les Grimaces,
desde donde arremetió contra la sociedad de su tiempo y apoyó las más atrevidas
innovaciones. Decidido partidario de Dreyfus, escribió violentos artículos en
pro de la revisión del proceso.
En sus novelas practica la técnica del collage y
transgrede los códigos de la credibilidad novelesca. Destacan El abad Jules, Memoria de Georges el amargado, El jardín de los suplicios y Diario
de una camarera. En sus dos últimas novelas, La 628-E8 y Dingo se
apartó aún más de la narración de tipo realista, haciendo protagonista de las
mismas, respectivamente, a su coche y a su perro. Entre sus obras de teatro
destacan Los malos pastores, Los negocios son los negocios y El
hogar.
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