«EL ERIZO Y LA ZORRA» (FRAGMENTO) - ISAIAH BERLIN

Así comienza el ensayo titulado El erizo y la zorra, de Isaiah Berlin, en el que propone una división entre escritores, pensadores, y el mundo en general, entre erizos y zorras, en función del modo en que afrontan la vida y perciben el mundo. El ensayo se centra en la figura del escritor ruso Tolstoi y su percepción de la Historia, y trata de dilucidar a qué grupo pertenece.


«Entre los fragmentos del poeta griego Arquíloco, hay un verso que reza: «Muchas cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una sola y grande». Los estudiosos han discrepado acerca de la correcta interpretación de estas oscuras palabras, que quizás sólo quieran decir que la zorra, pese a toda su astucia, se da por vencida ante la única defensa del erizo. Figuradamente, sin embargo, es posible extraer de ellas un significado que señala una de las diferencias más hondas entre escritores y pensadores y, quizás, entre los seres humanos en general. Porque media un gran abismo entre quienes, por un lado, relacionan todo con una única visión central, un sistema más o menos congruente o consistente, en función del cual comprenden, piensan y sienten —un único principio universal, organizador, que por sí solo da significado a todo lo que son y dicen—, y por otro, quienes persiguen muchos fines, a menudo inconexos y hasta contradictorios, ligados, si lo están, por alguna razón de facto, alguna causa psicológica o fisiológica, sin que intervenga ningún principio moral o estético; estos últimos viven vidas, realizan acciones y sostienen ideas centrífugas antes que centrípetas, su pensamiento es desparramado o difuso, ocupa muchos planos a la vez, aprehende la esencia misma de una vasta variedad de experiencias y objetos por lo que estos tienen de propio, sin pretender, consciente ni inconscientemente, integrarlos —o no integrarlos— en una única visión interna, inmutable, globalizadora, a veces contradictoria, incompleta y hasta fanática. El primer tipo de personalidad intelectual y artística es el de los erizos; el segundo, el de las zorras; y podemos decir, evitando una clasificación excesivamente rígida pero sin temor a contradecirnos, que, vistos así, Dante pertenece a la primera categoría, Shakespeare a la segunda; Platón, Lucrecio, Pascal, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Ibsen y Proust son, en distinta medida, erizos; Herodoto, Aristóteles, Montaigne, Erasmo, Molière, Goethe, Pushkin, Balzac y Joyce son zorras».

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