"GREGUERÍAS" (2) - RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA


La ferretería es una farmacia ferruginosa.

Un panamá es un sombrero de segador que presume de nuevo rico.

Se había tragado tantos bostezos durante las visitas que adquirió un bocio de aire comprimido.

El puzle presagiaba la ruina universal.

La araña es la zurcidora del aire.

El hambre del hambriento no tiene hache, porque el verdadero hambriento se la ha zampado.

El pañuelo de seda es el adiós de una caricia.

Los pianos de cola se abren como sigilosos cepos para cazar malos pianistas.

Las hormigas son los glóbulos rojos de la tierra.

Aquella mujer lucía esos hermosos y falsos ojos que llevan mariposas en las alas.

El que afila un cuchillo con otro cuchillo se desafía consigo mismo.

Diccionario quiere decir millonario en palabras.

Cuando asomados a la ventanilla echa a andar el tren robamos adioses que no eran para nosotros.

Tener una mosca cogida en la mano es como haber pillado cautivo un murmullo o un calambre.

La novia que regala una cartera a su novio le comienza a administrar.

El “maitre” es como el novio del restaurante.

Dos en un auto: idilio. Tres: adulterio. Cuatro: secuestro. Cinco: crimen. Seis: tiroteo con la policía.

Las roscas son los salvavidas del hambre.

Cuanto más usado esté un mayordomo, mejor.

El grillo mide las pulsaciones de la noche.

La radiografía nos descubre las nubes interiores.

Los plátanos envejecen en un solo día.

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