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“No hay vídeo nuevo. No van a dar entrevistas ni ruedas de prensa. No hay comentario de texto del nuevo disco. No hay fotos nuevas. No habrá gira”, es la nota de prensa que Warner distribuyó informando del lanzamiento del último disco de Extremoduro, titulado Material defectuoso. ¿Insólita campaña de marketing? ¿penúltimo mosqueo de Robe Iniesta con su discográfica?
El hecho es que el esperado Material defectuoso vio la luz el pasado 24 de mayo, con el consiguiente revuelo provocado tras el silencio creativo de años (el último disco, La ley innata, data de 2008) y ya se ha convertido en número uno en ventas (¿que pensará de esto Robe?), algo infrecuente para una oveja negra como Extremoduro, que siempre han hecho lo que han querido (o casi); mucho más inusual si consideramos que no ha habido presentación oficial, ni entrevistas a los medios de comunicación. Aparte de Robe Iniesta (voz y guitarra) completan Extremoduro las excelentes guitarras (uno de los pilares de la banda) de Iñaki “Uoho” Antón González, que desde su incorporación a la banda fue ganando en protagonismo hasta terminar produciendo los últimos trabajos; Miguel Colino al bajo y José Ignacio Cantera a la batería.
Dicen los de Extremoduro que “Material defectuoso no es comida rápida; degustadlo sin prisa”. Veamos: el disco se compone de seis temas de larga duración, lo cual no es nada habitual en estos tiempos de mediocridad y fugacidad. La primera canción se titula Desarraigo, y se inicia con percusiones, algo parecido a una txalaparta, para continuar en uno de esos crescendos marca de la casa, donde no falta un magistral solo de guitarra. En sus letras Robe alterna momentos sublimes con otros indecentes, guarretes; lo cual, unido a cierta ingenuidad y grandes dosis de desencanto, viene a ser el secreto de sus composiciones. Dice Robe, o más bien canta con su característico deje extremeño:
Son, nuestras almas son dos versos que se rozan,
nuestros cuerpos como dos cerdos que hozan
hozan, hozan, y hozan…
nuestros cuerpos como dos cerdos que hozan
hozan, hozan, y hozan…
La segunda pieza es Mi espíritu imperecedero, quizás la pieza más pop (todo lo pop que puede ser un grupo de guitarras como los Extremoduro) del disco. Para mayor confusión de sus fieles, meten incluso unas congas. Eso sí, terminan con el solo final de rigor, un solo de guitarra bestial, por si había dudas.
Otra inútil canción para la paz es la tercera canción, y para mi gusto una de las mejores. Aquí Extremoduro se atreven a meter saxos, coros femeninos, órgano Hammond, y el inevitable solo de guitarra. La letra, la única que no habla de amor (o lo que viene a ser lo mismo: de desamor) incluye versos tan conmovedores como:
Me acurruco al calor de mis pelotas y me
fijo en cómo les crece el pelo.
fijo en cómo les crece el pelo.
Teniendo en cuenta los tiempos de protesta que corren, Otra inútil canción para la paz se podría erigir (perdón por el oportunismo) en la perfecta banda sonora del movimiento 15 M. Pero cuidado: esto no es comida rápida, degustemos lo que dicen algunas de sus estrofas:
Pide un deseo.
- Quiero que el odio me salga de dentro.
Pide un deseo.
- Quiero cambiar este mundo tan feo.
Y respirar, y poder decir que estoy aquí, que estoy
en contra de todo.
Anda calla, anda, y
pide un deseo.
- Quiero que caiga una droga del cielo,
puro veneno
que haga del mundo un lugar más ameno.
- Quiero que el odio me salga de dentro.
Pide un deseo.
- Quiero cambiar este mundo tan feo.
Y respirar, y poder decir que estoy aquí, que estoy
en contra de todo.
Anda calla, anda, y
pide un deseo.
- Quiero que caiga una droga del cielo,
puro veneno
que haga del mundo un lugar más ameno.
Como curiosidad señalar que es difícil encontrar la letra de esta canción en Internet. Alguien debió de cometer el error de adjudicar a esta canción la letra de Mi alma imperecedera, y, como se sabe, en la Red es habitual eso que podríamos denominar “cortarypegar”. Consecuencia: la confusión se ha multiplicado y sigue haciéndolo.
La cuarta lleva el título de Si te vas, es la más larga con sus 8.37’ y también una de las mejores. Comienza como una nana e incluye arreglos de cuerdas, órgano Hammond y coros femeninos. En ella Robe canta aquello de:
Se le nota en la voz, por dentro es de colores,
y le sobra el valor que le falta a mis noches.
y le sobra el valor que le falta a mis noches.
Pero también:
Yo me pongo palote
sólo con que me toque.
sólo con que me toque.
La quinta es Tango suicida. Robe canta (o lo intenta al menos) a la manera de un tanguista de voz rota. Tango suicida es como varias canciones distintas anidadas en una misma canción, con cambios de ritmo y de melodía al estilo del mejor Frank Zappa. Saxos, Hammond, gritos, solo de guitarra filoso, arreglos sinfónicos y estrofas canallas:
Deja que te diga, nena,
que lo nuestro no es equitativo,
Todas las noches
que estoy contigo,
tú eres quien come,
y yo soy comido.
que lo nuestro no es equitativo,
Todas las noches
que estoy contigo,
tú eres quien come,
y yo soy comido.
La última composición es Calle Esperanza S/N, una canción que descolocará a los seguidores de los Extremoduro más ortodoxos (todo lo ortodoxa que puede ser una banda que obedece más bien a los impulsos, a las intuiciones, a los vislumbres de su líder Robe Iniesta). Es una canción que por momentos roza lo cursi (a lo que contribuyen sus arreglos orquestales), una especie de balada heavy, con arreglos como de rock sinfónico; una pieza que a fuerza de oírla puede convertirse en algo demasiado edulcorado, pegajoso incluso.
En conclusión: el disco satisfará las expectativas de los fans de Extremoduro que esperaban una nueva obra como agua de mayo, si bien también defraudará a los más puristas, a aquellos que no acaban de entender que Robe Iniesta (ese francotirador que tampoco hace ascos a la literatura, como demostró en El viaje íntimo de la locura), y por ende Extremoduro, va por libre y siempre busca el riesgo en cada nuevo disco, a pesar de las exigencias de las discográficas. Esperemos que ese work in progress llamado Extremoduro siga arriesgando.
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