"PROHIBIDO REÍR. SE SANCIONARÁ" - Javier Serrano Sánchez

Tuga, ¿en dependencias policiales?
El pasado viernes 25 de agosto, el mimo Tuga fue retenido en la Puerta del Sol, corazón de Madrid y kilómetro cero de España, y conducido a las dependencias policiales de la calle Montera, entre gritos de sus improvisados fans y besos mudos que le lanzaban algunas de las putas apostadas en la misma calle de la Comisaría. El mimo Tuga tuvo que escuchar -la cara blanca y en silencio, como no podía ser menos- los hechos por los que se le acusaba: "contravenir la ley de espectáculos públicos" y mantener una actitud "arrogante" y "despreciativa" ante las fuerzas del orden.
Y es que todo indica que nuestros agentes -y por ende, nuestras autoridades- no tienen sentido alguno del humor. Vamos, que no les gusta que la gente se ría. No es para menos, en tiempos de crispación y de mandíbula tensa, "reír" es sin duda alguna un acto subversivo, peligroso incluso. Quizás por ello se produjo la detención de Tuga, por provocar la risa. ¿Acaso sospechaban nuestros agentes que nos partíamos el pecho de ellos? ¿de nuestro alcalde megalómano? ¿de la clase política en su totalidad? ¿del Rey? ¿de la Iglesia? ¿Seguirá en vigor la Ley de Vagos y Maleantes?
Lo cierto es que los municipales de esta ciudad tienen cierta querencia a disolver cualquier tipo de concentración generada alrededor de mimos, músicos o estatuas callejeras. Por lo visto, estos mogollones de gente atraen a carteristas y se produce un mayor número de robos. ¿Se les podría meter mano a estos titiriteros (siguiendo la terminología en boga) por connivencia con los cacos? En el caso concreto de los hombres-estatuas, ¿se les puede acusar de pasividad? Y en el caso de los músicos, ¿se les puede acusar por un nivel elevado de ruidos? ¿tal vez, por competencia desleal a los tunos patrios? Otra veces, la ira de nuestros agentes apunta contra los manteros que -siempre ojo avizor- ofrecen su sumergida mercancía a ras de suelo. Cuando los agentes se cansan de hacer la vista gorda, tiran de la manta y empiezan las carreras en todas direcciones, para desentumecer músculos. Mucho me temo que los siguientes en ser perseguidos, por evidente provocación, van a ser esos tipos que pululan por el centro de Madrid, con un cartel que dice "Abrazos gratis".
Mientras tanto, grupos de carteristas, españoles y no españoles, a los que conoce cualquiera que frecuente la zona centro y sea mínimamente avispado, hacen el agosto a sus anchas.
Y digo yo, señores agentes, ya puestos a meter en el trullo, ¿para cuándo la detención de ese oso que sin bozal alguno y en plena Puerta del Sol osa encaramarse en el madroño?

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